Roto

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Mike

No puedo dormir.
No con Maya al lado.
Puedo oír como se queja en sueños, ladeo una sonrisa al verla pero, sus palabras están clavadas en mi mente. No tengo ni idea de como solucionar esto, no pensaba que se enfadaría tanto.

Un ruido me llama la atención, mis ojos divisan la cama de Maya, se levanta bruscamente sentándose en el colchón.

Sopla sonoramente y coloca ambas manos en su cabeza. Quiero preguntar pero, no me atrevo, de seguro me manda a la mierda.

Me mantengo tumbado y finjo estar dormido. La verdad es que me gustaría abrazarla y pedirle perdón.

Me doy cuenta de que todo a dado media vuelta en un par de meses, Maya iba a ser una diversión ni siquiera me caía bien al principio, solo iba a ser una mas en nuestro juego, pero no tengo idea de como a terminado todo de esta manera.

Mi voz se escapa de mis labios en un pequeño susurro.

—Maya... — Aprieto los ojos, es imposible que me haya podido oír, pero continuo con el mismo tono de voz. — De verdad que lo siento.

Un objeto pesado, cae a un lado del colchón, Maya.
Sin decir nada, sin hacer ningún ruido me abraza. Mi cuerpo se paraliza ante su tacto. A los pocos segundos me digo a mi mismo Aprovecha antes de que cambie de idea, obedezco a mi voz interna y le devuelvo el abrazo. Su camisa blanca se levanta un poco por culpa de mis brazos y manos ya que se interpone en el camino, las luces de los coches se cuelan por las rejillas de la persiana iluminando la habitación, pero Maya en ningún momento me suelta.
¿Esta esto bien? Le pasa algo, pero no sabría decirte el que...

¿Esta esto bien? Le pasa algo, pero no sabría decirte el que

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Meto la cuchara con mas leche que cereales en mi boca de nuevo, y así repetidamente sin dejar de observar a Maya por el rabillo del ojo. Desde lo de anoche no emos vuelto ha hablar, dejo al cuchara en el vol y me giro lo suficiente para verla bien y poder hablar, pero soy interrumpido por su madre que acaba de entrar en la cocina.

— Buenos días chicos, ¿que tal has dormido Mike? — Me sonríe alegremente y le devuelvo la sonrisa con los labios sellados.

— Bien, gracias. — vuelvo a comer de mi desayuno.

— ¿Y tu cariño? — Jennifer espera en busca de una respuesta. Maya deja a un lado la taza que segundos antes estaba tomando y la mira.

— Supongo que bien... — Apoya sus manos en la mesa, separa la silla y se levanta. — Me voy, tengo entreno.

— Voy contigo. — Pronuncio lo mas rápido que puedo.

— No— Responde con la misma velocidad. — Lo siento, voy sola.

—Me odia... — Murmuro para mis adentros.

— No te odia, es que no es muy social...  y se toma muy en serio el entreno.— Miro a la madre de Maya, me hace sentir mal ya que todo lo que hace es entrenar y entrenar.

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