Capitulo 1, pag 12

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Se espera que dedique tanto tiempo al arte como a los estudios.
---Por lo visto, había terminado sus instrucciones y me echó una mirada de arriba abajo---. ¿Alguna pregunta?
   Lo había hecho de nuevo. Había dicho: <<¿Alguna pregunta?>>, pero sonó mucho más a <<Ahora mismo no tengo tiempo para tonterías>>.
   ---No ninguna ---dije, y Foley inclinó la cabeza.
   ---Muy bien.
   Y entonces dio media vuelta y se fue; sus pasos resonaban en el pasillo.
   Esperé a que ya no estuviera para deslizar la llave en la cerradura y girar el pomo. La puerta daba a un pequeño espacio circular, la sala común. Había un sofá y una mesa de café delante de una pequeña chimenea, así como un violonchelo apoyado contra la pared de enfrente, y cuatro puertas que conducían, suponía yo, a los dormitorios.
   Me dirigí a la habitación que había a la derecha, y deslicé la llave maestra en la cerradura. Cuando sonó el seguro, abrí la puerta y encendí la luz.
   Era pequeña, un espacio diminuto pero ordenado, con una pequeña ventana y una cama individual cubierta con una colcha azul real en la que estaba bordada la torre de Saint Sophia. Al otro lado de la cama había una cómoda de madera, sobre la que descansaba una pila de libros de más de medio metro de alto, un montón de papeles, un portátil plateado y un reloj despertador. Una estrecha puerta de madera daba a un armario.
   Cerré la puerta detrás de mí y dejé la bolsa en la cama. La habitación tenía algunos muebles y el material escolar, pero aparte de eso estaba vacía. Si no fuera por las cosas que pude meter en la bolsa, nada me recordaría a casa.
   Se me cayó el alma a los pies al pensar en eso. Mis padres me habían mandado realmente a un internado. Preferían Munich e investigar sobre algún filósofo apolillado antes que...

Hechizo De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora