Capitulo 1, pag 11

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   La primera era rubia de pelo ondulado que le caía en cascada por los hombros, con una diadema de charol negro metida detrás de las orejas. Me observó con atención cuando pasé por delante de ella, y otras dos morenas de la mesa se inclinaron hacia ella para susurrarle al oído. Para cotillear.
Rápidamente predije que ella era la líder del grupo.
   La segunda chica, que estaba sentada junto a otras tres alumnas vestidas de cuadros unas mesas más allá, definitivamente no formaba parte del grupo de la rubia. Tenía también el pelo rubio, aunque las puntas de su corta melena eran oscuras.
Usaba esmalte de uñas negro y llevaba un pequeño aro de plata en la nariz.
   Dado lo que había visto hasta ahora, me sorprendió que Foley se lo permitiera, pero me gustó.
   Levantó la cabeza cuando pasé por su lado, y sus ojos verdes se posaron en mis ojos castaños.
   Sonrió. Yo le devolví la sonrisa.
   ---Por aquí ---ordenó Foley. Me apresuré a seguirla.
   Recorrimos el pasillo hasta el otro extremo de la sala y, entonces, entramos en otro. Unos giros más y un estrecho tramo de escaleras de piedra después, Foley se detuvo junto a una puerta de madera. Señaló con la cabeza la llave que llevaba yo al cuello.
   ---Estas son sus habitaciones ---dijo---. Su dormitorio es el primero de la derecha. Tiene tres compañeras con las que compartirá la sala común. Las clases comienzan puntualmente a las ocho y veinte mañana por la mañana. Su horario está con sus libros. ¿Tengo entendido que le gusta el arte?
   ---Me gusta dibujar ---le respondí---. Y a veces pinto.
   ---Sí, la junta envió algunas diapositivas con su trabajo.
Sus dibujos se prestan a lo fantástico, a mundos imaginarios y criaturas irreales, pero parece que tiene aptitudes. La hemos puesto en nuestro curso de arte. Las clases comenzarán en las próximas semanas, cuando nuestro profesor se haya instalado.

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