Hipocresía

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Cuando el lunes por la mañana Yoon Hee volvió de Chuncheon, Keun se encontraba en la oficina, subió directamente a su habitación ordenando que cambiaran toda la ropa de cama incluyendo el colchón. Aunque le habían asegurado que ya las habían cambiado y que todo estaba tal cual ella exigía siempre, aun así no se retractó de su orden inicial.

Minutos después preguntó si algo extraño o fuera de lugar había sucedido durante su ausencia, pero todo el mundo le dijo que nada raro había sucedido el fin de semana. Su esposo había llegado a la hora de siempre, había bajado un rato al jardín para adelantar presuntamente algún trabajo pendiente y se había encerrado en su habitación hasta después de las 10 de la mañana.

- Solo el sábado pidió que se le llevaran algunas frutas a la habitación quedándose ahí hasta el día siguiente, no sin antes dar el día libre a las chicas de servicio, con excepción de la cocinera- le informaba el ama de llaves.

-Y...- pensando algo desconcertada por la nueva revelación- ¿A usted también le dio permiso, Sra. Kang?

-Sí señora- se inclinó ésta respondiendo a su pregunta.

Yoon Hee de brazos cruzados desde que llegó, sintió una opresión extraña en el estómago. Keun no come en la habitación nunca. Por más cansado o de mal humor que esté, no lo hace, siempre come en el comedor o en la alberca, bajo el sol, según sea su estado de ánimo. Pero nunca encerrado y menos si está solo.

La razón de su aversión es que no le gusta estar encerrado entre cuatro paredes por tanto tiempo. A pesar que la habitación es muy ventilada gracias a los dos ventanales que dan hacia el jardín. Aun así, él nunca se queda más de diez minutos solo, después de levantarse de dormir.

Su enfermedad se lo impide, Claustrofobia. Es lo que le diagnosticaron desde pequeño cuando se quedó encerrado en un ascensor cuando regresaba a casa a los 11 años de edad. Desde ese momento estuvo en tratamientos médicos y psicológicos para revertir sus miedos, pero aunque ahora lo tiene controlado notablemente, no puede dejar de sentir miedo al quedarse solo en ningún lugar, así sea su propia casa.

Por eso le es tan extraño su comportamiento. Qué motivo tan poderoso tendría para quedarse un día completo encerrado, además de deshacerse de la mayoría de personas que le atienden. Todo eso no hace mas que incrementar las dudas sobre su comportamiento y la nochecita con su falsa esposa.

-¿Acaso descubrió a la estúpida esa?- pensó mientras bajaba las escaleras para dirigirse a la compañía.

Dejó unas cuantas indicaciones más antes de salir y subió a su auto un poco desconcertada. No quería hacer un drama antes de tiempo, pero tenía que quitarse unas cuantas dudas de la cabeza.

Mientras Yoon Hee iba al encuentro de su marido, YuNa dejaba un mensaje para Keun.

Vaciló un poco antes de hacerlo pero estaba completamente desesperada por no verlo. Apenas habían pasado dos días sin que se vieran y ella ya quería tirarse de un puente de la desesperación, tan perdida estaba por él que decidió citarlo en un hotel ese mismo día, aún a sabiendas que su esposa estaba de regreso y que quizás él se negaría a verla, ya sea porque realmente amaba a su esposa y se había arrepentido de haberla traicionado, o por miedo a ser descubiertos.

Ninguna de las dos posibilidades podía detenerla ahora. Ella quería verlo y punto. Pero antes tenía que acudir al encuentro con la Sra. Jang y mostrar su cara más inocente, si es que aún podía mantenerla, porque de solo pensar que esa noche ella volvería a ocupar su legítimo lugar, tenía ganas de regresarla a Chuncheon o mejor aún, regalarle un pasaje a alguna isla perdida.

Mi amor... Te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora