Capitulo 4

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Michelle salió destruido, odiaba como se sentía, odiaba haber sido un tonto, no haber comprendido el amor que sentía, no haber comprendido como era que realmente veía al checo en su vida.

Llegó a la sala de espera, pero simplemente se dedicó a observar a todos quienes estaban a su alrededor, eran pasado de las 3 de la tarde, estaba seguro de que no habían pasado ni 24 horas, pero por mucho que lo deseo, supo que ya no podría recordar la voz de Emil.

— Micky. —Su hermana fue la primera en llegar a su lado, los bellos ojos estaban rojos por las lágrimas, probablemente ella había dormido menos que él.

—Vamos al hotel, debemos descansar...—trató de ser un hermano protector, de ver la salud y el bienestar de su hermana, pero su único deseo era poder quedarse junto al cuerpo de Emil.

—Michele...— sabía que el entrenador de Emil aún estaría confundido por su declaración de que eran novios, pero al menos para él había sido la mentira menos mentira que había dicho en mucho tiempo, después de todo, si hubiese sido más honesto, su relación con Emil sería algo completamente diferente.

El hombre le entregó el teléfono y agregó. — son los padres de Emil, ellos quieren hablar contigo...

Sara abrió los ojos de forma desmesurada, las manos del italiano temblaban, pero con mucho esfuerzo tomó el teléfono, para contestar. —habla Michele Crispino.

—Hijo... —la voz de la mujer era dulce y triste, el recuerdo de su madre se le vino de golpe. —...mi niño, dime que es una mentira y que mi pequeño Emi no murió, dime, dime que no es verdad...

—Señora...— Micky sintió sus ojos aguarse nuevamente, mientras el nudo en su pecho crecía, no tenía corazón para hablar con la mujer, no tenía corazón para pensar en cómo la familia de Emil debía afrontar la perdida, sintió el ruido por medio del celular, para luego escuchar una voz ronca y masculina, pero tan quebrada o incluso peor que la de la mujer.

—Hola, soy el padre de Emil, lamento que mi mujer te perturbara, es que realmente no entendemos como pasó esto...— Micky quiso decirle que era su culpa, que él había discutido con su hijo y que por eso había estado a esas horas en la calle, en una tormenta, que era su culpa que estuviese muerto.

—Tranquilo... yo comprendo...

—Hijo, no podemos llegar, no hay aviones, no hay forma y me dicen que no pueden esperar, que deben empezar con los preparativos para darle el descanso a nuestro niño...—Micky escuchó un grito desgarrador y sollozos tras la línea, pensó en la madre de Emil, en como la señora Nekola debía estar sufriendo. — Emil siempre nos dijo que eras de confianza, que eras importante y cuando nos dijeron que eras su pareja, realmente no pudimos cuestionarlo, era obvio que nuestro campeón te amaba. —Micky sentía que el alma se le rompía en pedazos. — necesitamos que te encargues de él, sé que esto es demasiado, pero...es nuestro hijo...— la voz del hombre se rompió en llanto. — queremos despedirnos, pero no queremos verlo o saber que su cuerpo está descomponiéndose por nuestra demora, queremos recordarlo como era, alegre, vivas

—Feliz...

—Exacto, muchacho, sufres como nosotros, pero te lo pido, se tú quien lo preparé, preferimos no ver a nuestro hijo antes de dejarlo pudrirse, sin vida...— el hombre lloraba, el italiano escucho como la mujer le quitaba el teléfono y le preguntaba entre lágrimas.

—Cariño, dime, cuéntame, como está, mi niño, mi hijo,  quiero saber, su rostro, él...

—está bien, tiene un corte en el labio, pero nada más, su rostro está bien, completamente bien...—Micky lloró por todo lo que estaba diciendo.

Sara  se quedó a su lado y solo escuchó a su hermano, mientras mencionaba como su hermano simplemente se  quebraba ante lo que había perdido.

El italiano le devolvió el celular y simplemente hizo los últimos acuerdos con el otro, en relación a lo que el otro estaba solicitando para poder darle una despedida digna al otro, con la simple idea de cumplir con la solicitud de los que deberían ser sus "suegros"

Volvieron en silencio, mientras Micky lloraba en forma silenciosa, JJ no dijo nada, aunque sentía que el pecho se le apretaba más y más, todos eran amigos de checos, todos tenían un gran dolor que no sería fácil de superar.

Micky se fue a su cuarto negándose a comer, realmente no era capaz de probar bocado en ese instante, mientras miraba como los demás se alejaban se quedó pensando en lo solo que estaba, notando por primera vez en cómo le faltaba ese algo que llenaba el lugar, en cómo le faltaba esa alegría, en cómo le faltaba quien tanto había deseado que se alejara antes, en como simplemente la presencia de Emil era lo que tanto necesitaba.

Se fue a su cuarto, notando en que su ropa olía de una forma que lo incomodaba, rebuscó en su maleta, hasta que se encontró con una chaqueta que tan bien conocía.

—Emil...—susurró, el nudo en su garganta se volvió poco a poco más grande, logrando que las lágrimas bajaran por su rostro. —no es justo, no debiste dejarme...

Se dejó caer sobre la cama, con la chaqueta apegada al pecho, dejando que las lágrimas bajaran libres por su rostro.

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