5- La ira de Etsu y el dilema de Yûsei

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-Suplico su piedad, Danna-sama- rogó Tora sintiendo como su amo ensartaba los grilletes de sus manos uno con el otro para después colgar al chico de un gancho sostenido sobre la cama, en esa posición Tora distaba mucho del “tigre” que Etsu le ordenaba ser, parecía un gatito herido, indefenso ante cualquier ataque.

Etsu acarició el torso de Tora sintiendo el tremor del chico, acarició la pálida piel con la punta de sus dedos sólo para rematar usando sus afiladas uñas sobre ese lienzo blanco en el que dibujaba líneas rojas y rosas.

-¿Te gusta?- preguntó con sorna.

-Etsu-sama, ahh, ahh- gimió de dolor el surebu.

Etsu tiró de la cadena que colgaba del cuello del chico para acercarlo hacia él –Vas a disfrutar mucho esto –dijo lamiendo el pecho del chico.

-Etsu-sama… no por favor- Tora se resistía a estar con Etsu, su inmenso odio hacia su amo le hacía sentir asco cada vez que éste lo poseía.

-Dime que amas lo que te hago- ordenó Etsu buscando molestar más a Tora, después de todo él era consciente del odio que su surebu le rendía- dímelo o te haré pedazos- declaró mordiendo un pezón del chico.

-Te amo Etsu-sama- gimió adolorido Tora.

-No digas que me amas a mí, di que amas lo que te hago- indicó Etsu presionando la virilidad del chico con su mano derecha.

Tora no pudo evita gemir de dolor, cuando Etsu estaba con él solía hacer eso con su cuerpo pero nunca estaba preparado para ello –amo esto Etsu-sama- gimió el chico sintiendo la mano ardiente de su amo sobre su piel.

-¿Quieres más?- cuestionó Etsu, por supuesto no esperaba una respuesta honesta, esto siempre se trataba de una obra. Tora se estremeció entre dolor y el places sexual que le generaba sentir las manos de su amo frotando su sexo, en su mente se decía una y otra vez: “basta, ya no” pero su boca gemía: Más Etsu-sama, quiero más- se trataba de su instinto de supervivencia hablando a través de sus labios.

Etsu tomó al chico por la parte posterior a sus rodillas y lo elevó para poder ver el sexo del chico –a pesar de que eres una basura como surebu he de reconocer que me encanta tu cuerpo…- tosió- quiero decir… mi cuerpo- corrigió-, porque sabes que me perteneces, todo esto es mío- declaró aprisionando la virilidad del chico con su mano derecha mientras su mano izquierda se divertía manipulando los testículos de Tora.

-¡Etsu… oh… sama!- gimió Tora retorciéndose.

-Eres mío Tora- dijo Etsu sin retirar sus manos del lugar que habían elegido- serás mío hasta que decida acabar con tu existencia, ¿entiendes?, estás aquí para satisfacerme… esa es tu única misión- declaró el Kurai tirando de la cadena que sostenía el gancho para elevar al chico por encima de la cama.

-Ahh… -Tora no pudo evitar quejarse al sentir dolor en sus brazos por aquel tirón.

-¿Ya te excitaste?, ¿Tan rápido?- cuestionó Etsu buscando ser más molesto.

“Por supuesto que no idiota, me duelen mis brazos”, pensó Tora no sin recibir una bofetada de su amo.

-¡Etsu-sama!- reclamó Tora.

-Me gusta cuando reclamas- fingió Etsu, no iba a decirle a su surebu que podía escuchar cada palabra que atravesaba por su mente-, eres mío Tora- dijo separando las piernas del chico- pero no creas que tienes algún poder sobre mí, pequeña escoria… he tenido miles de surebus antes que tú, y todos ellos fueron míos como te hago mío cada vez que lo deseo.

-Yo… ahh- Etsu invadió el cuerpo de Tora arrancándole gemidos de dolor y placer, por más que el chico deseaba que su cuerpo no respondiera a esos estímulos, parecía inútil su cuerpo se excitaba al sentir a su amo en su interior y él era incapaz de ocultarlo.

-¡Tora!, eres delicioso- dijo Etsu manipulando el sexo del chico-, esto te va a encantar- Etsu incrementó el ritmo de sus estocadas buscando golpear cada vez con más fuerza en el interior de su surebu, lo aprisionó por la cadera cuando sintió que el chico se encogía de dolor, de un momento a otro buscaría separarse de Etsu y era algo que no le permitiría, presionó la cadera del chico sintiendo como se aprisionaba a sí mismo en el interior de Tora.

-Ah… Etsu-sama… ah…  ah…- Tora agitó la cadera en un movimiento reflejo al sentir que su excitación estaba llegando al límite.

Etsu tomó a Tora por la cintura y lo retiró del gancho que lo sostenía desde el techo, aquello representó un cierto alivio para el chico al sentir que sus brazos recuperaban un poco de movimiento, sin embargo; Etsu no tenía planeado hacerle pasar algo placentero, si alguien lo disfrutaría ese sería él y no su surebu, ¡faltaba más!

Colocó a Tora sobre la cama en posición boca abajo y le permitió recargarse sobre sus codos sin desenganchar ambas manos una de la otra, acarició la espalda baja del chico y presionó sus glúteos rasguñando dolorosamente aquella piel.

-Esto te va a encantar- dijo en tono amenazador y tras tomar un mechón de cabello del chico con su mano izquierda prosiguió a invadir el cuerpo de su surebu esta vez con estocadas que le arrancaban gritos de dolor.

-Etsu… sama,,,, Eh  tsu- sa  mah...- se quejaba el chico entre sollozos mientras la voz en su cabeza no dejaba de gritar:

“¡Basta por favor!”

Tora sintió que le faltaba el aliento, cada vez le era más difícil respirar y tras sentir un espasmo en su vientre bajo le vino un mareo que le quitó la voz, apenas sintió el cálido liquido que invadió su cuerpo, y una sensación frio-calor le invadió; tenía frio, tenía mucho frío, las imágenes se hicieron borrosas ante sus ojos y no pudo sentir el último tirón que Etsu le dio a su larga cabellera gris.

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Yûsei lo sabía, si Hiroki le había pedido a Etsu que buscara a Issei no podía ser nada bueno, por culpa de Issei desde hacía cientos de años que no le quedaban claras sus prioridades, ayudar a su amigo en una situación así sería considerado un acto de ¿bondad?, pero si era para joderse a Etsu entonces podía ser de ¿maldad?, ¡qué complicado! Y de cuándo acá la palabra ayudar figuraba en su diccionario.

Como un kurai Yûsei era libre de ir, venir y hacer lo que le diera la gana, pero no estaba autorizado a meterse en los asuntos de Hiroki-sama, lo pensaba una y otra vez hasta que finalmente lo decidió: al menos vería a Issei para preguntarle de qué iba todo eso…

汚名 Omei <Yaoi>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora