7- ¿Kurai?
Yûsei se sorprendió, no esperaba que Issei tuviera un estilo de vida tan ¿normal?; si lo analizaba mejor, había imaginado una pila de cuerpos ocultos en la habitación de Issei o mejor aún: que viviera en un cementerio en el que pudiera jugar con los espíritus errantes y lo que sus ojos veían era una antigua casa estilo japonés con un amplio jardín y un perro a la puerta (Inuki).
Se sentó sobre el suelo a falta de algo más que almohadones, no sin antes mirar a su alrededor, Issei le acompañó acomodándose frente a él, la mirada de Yûsei era fría, Inuki sentía escalofríos tan solo de pensar en tener que verlo directamente a los ojos.
-Supongo que has venido por la misma razón que Etsu- declaró Issei llevando la vista hacia las manos de Yûsei.
-No tengo la más remota idea de por qué Hiroki-sama le ha pedido a Etsu que venga, así que no es eso, pero vine por dos razones que tienen que ver todo con Etsu, la primera: si Hiroki le ha pedido a Etsu que venga a verte eso no puede ser nada bueno, y la segunda: si alguien se va a joder a Etsu ese quiero ser yo.
-¡Qué hermoso!, y yo que había pensado que habías venido a protegerme- declaró Issei con sarcasmo.
-Esa palabra no figura en mi diccionario, pero como gustes, llámalo como quieras.
-¡Como sea!, ¿Kei?- cuestionó Issei observando a la luciérnaga-, ¿qué pasó con Mei?
-Lo que tenía que pasar- respondió con cinismo- no hablemos de esas cosas frente a Kei, ¿quieres?, el hecho es que Kei ha estado conmigo los últimos años, lo habrías conocido antes si no hubieses abandonado el Zeol.
-¿Será que Hiroki- sama me necesita?
-Si fuera eso te habría mandado llamar, ¿no te parece?
Issei reflexionó por un momento, Yûsei tenía razón, si fuese algo que Hiroki necesitara lo habría mandado llamar, le preocupó no entender los motivos de su amo.
-Es un hermoso lugar, ¿no te parece?- cuestionó Issei buscando cambiar el tema de conversación.
Yûsei miró a su alrededor, hasta ahora sólo había visto el jardín y la habitación en la que estaban le parecía un cuarto de psiquiátrico.
-Sí, muy bello- dijo sin ocultar su indiferencia.
-Ahora es tarde, mañana por la mañana te llevaré a recorrer el lugar, estoy seguro de que disfrutarás el amanecer en la playa.
-¿Ahora eres uno de ellos?- cuestionó Yûsei al percatarse de los intereses mundanos de Issei, le preocupaba que su amigo se estuviese volviendo “un poco demasiado humano”.
-Trata de descansar Yûsei- dijo Issei incorporándose y rozando la cabeza de su compañero a modo de despedida.
Yûsei lo siguió con la mirada hasta la puerta de salida, una vez que Issei cerró la puerta Kei retomó su forma y se colocó frente a Yûsei, parecía que su amo estaba preocupado, le interrogó con la mirada.
-¿Tú qué quieres?- cuestionó Yûsei con molestia, no le gustaba que Kei se tomara esas libertades-no es asunto tuyo Kei.
Kei retomó su forma, se colocó en el hombro de Yûsei y decidió dormitar, a diferencia de otros surebu Kei si resentía el cansancio, su naturaleza humana le exigía el descanso y no le quedaba mayor remedio que aprovechar los momentos en los que Yûsei no estaba metiéndose en algún lío.
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Tora despertó con las manos atadas en su espalda, estaba incómodo y tenía frío.
-Eres una cosa espacial Tora, tus orgasmos te hacen perder la conciencia- dijo Etsu buscando humillar a su surebu.
Tora trató de incorporarse, le hicieron falta sus brazos y cayó de bruces frente a Etsu, quien acercó su pie al rostro del chico para levantarlo.
-Jamás haría nada para lastimar esta cara tan hermosa- Etsu se agachó y tomó a Tora por la cintura para sentarlo sobre sus piernas-. Verás Tora… tienes que entender que tuve que castigarte por tu comportamiento- dijo frotando el sexo del chico con su mano izquierda mientras la derecha se divertía pellizcando los pezones de Tora.
-¡Aahh!, Etsu-sama… ahh!- Tora se retorció entre los brazos de Etsu sin poder librarse de él.
-Con tan poco ya deseas que te haga mío de nuevo…- dijo Etsu liberando su propio sexo para introducirlo en el cuerpo de su surebu.
-¡Etsu-sama!- gimió Tora sintiendo el miembro de su amo nuevamente en su interior.
-Así es como te gusta, ¿no es cierto?, hasta que me corro dentro de ti no estás satisfecho- dijo Etsu tomando el rostro de Tora para obligarlo a besarlo.
Etsu incrementó el ritmo de sus estocadas sintiendo el tremor de Tora cada vez que le provocaba un espasmo, el ritmo de su mano sobre el miembro de Tora incrementaba con cada gemido que Tora liberaba en labios de Etsu. Tora se derramó entre los dedos de Etsu y este obligó a su surebu a lamer sus dedos bañados con el semen de Tora.
-Eres delicioso, ¿no es cierto?
Etsu tomó la cadera del chico y lo atrajo hacia sí para golpear con mayor fuerza en su interior hasta derramarse.
-¡Ahhh!- gimió Tora sintiendo el líquido en su interior, Etsu colocó a Tora de nuevo sobre la cama y lo dejó solo sin desatarle las manos.
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Yûsei observaba a la luciérnaga que emitía su brillo de forma intermitente, sabía perfectamente que estaba durmiendo, escuchó los pasos de Iseei en el exterior y se percató de que el día estaba por comenzar. Colocó a Kei sobre una mesa de té y abandonó la habitación.
Sus miradas se encontraron y Yûsei se limitó a seguir a Issei hasta la costa, por ahora no había encontrado el encanto del lugar. Issei tomó asiento sobre la arena mientras Inuki corría a jugar con el agua, Yûsei miró con desprecio la actitud del surebu, parecía un chiquillo que se tomaba demasiadas libertades.
-¿En qué te has convertido Issei?- cuestionó con la mirada fija en el mar.
-No lo sé, sé que soy un kurai pero… ¿qué es exactamente ser un kurai?
Aquella respuesta no era lo que Yûsei esperaba, se sintió alarmado; pero él había puesto el tema sobre la mesa. Se sentó junto a Issei sintiendo que de escucharlo hablar así Hiroki-sama acabaría con su existencia, no podía permitirlo.
- Yûsei…- murmuró Issei- ¿tú sabes lo que es ser un kurai?- dijo clavando su mirada en los inexpresivos ojos de su compañero.
-Somos la jerarquía más alta en la escala, nuestro poder no tiene límites salvo por su excelencia, nuestra belleza es incomparable y nuestra inteligencia no tiene límites Issei, ¿qué quieres decir con qué es ser un kurai?
Issei se perdió en los ojos grises de su acompañante, esos ojos de los que Hiroki-sama dotaba a sus kurai para distinguirlos entre los demás.
-El mundo… es un lugar hermoso.
-No has dejado de pensar en ello, ¿no es cierto?- declaró Yûsei- desde hace 130 años… jamás debiste involucrarte, eso no es digno de un kurai- dijo con suficiencia.
-¿Y qué es digno de un kurai Yûsei?
-Somos más que los zankoku-za (crueldad), y no somos tan vulgares como los satsujin-sha (asesinos), somos la realeza del zeol.
Issei acarició el rostro de Yûsei y clavó su mirada en la de éste, permanecieron un par de segundos en silencio hasta que Yûsei hizo mueca de estar siendo observados por Inuki.
-Vamos al pueblo, quiero que veas cómo es.
-¿Cómo es qué?
-La vida mundana…
-No necesito ver la vida mundana Issei, ya sé como es la he visto todo el tiempo, desde la invención de la rueda hasta este día- se quejó Yûsei siguiendo los pasos de Issei.
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汚名 Omei <Yaoi>
ParanormalUn amor no consumado vuelve 130 años después, cuando se den las posibilidades para reencontrarlo ¿serías capaz de perderlo todo por un amor? ADVERTENCIA: Contiene contenido HOMOERÓTICO no apto para menores de edad.