Varias horas después, y no con poco esfuerzo, Liam llegó a un acuerdo con Harry, si es que podía definirse así. Se acordó que Harry dejaría de molestar a Niall –por más divertido que le pareciera–, y Niall se comprometería a no tocar de nuevo las alas de Harry (“Aunque no quiero volver a tocar tus alas”, había reclamado el rubio).
Fue así que Liam, con solo un poco de preocupación, se fue de casa de Niall, esperando que dejarlos solos no fuera a causar un desastre.
Y por supuesto, Niall miró con desconfianza a Harry tan pronto como la puerta se cerró detrás de Liam.
—Recuerda que tenemos un trato —advirtió el rubio, retrocediendo un paso por seguridad.
Harry no dijo nada, y sin saber por qué, Niall se molestó.
—¿Qué? ¿Hablas con Liam pero no hablas conmigo? —bufó—. ¿Sabes qué? No me importa. Haz lo que quieras.
Frustrado, Niall caminó hacia la puerta, completamente decidido en acomodarse en la sala y ver la televisión hasta que no sintiera sus retinas. Sin embargo, no alcanzó a dar ni cuatro pasos antes de que se viera rodeado de oscuridad, y una esencia deliciosa rodeándolo.
Se asustó por un momento y sintió el calor de un cuerpo detrás de él al mismo tiempo que alzaba las manos para no tropezar, sintiendo que sus dedos rozaban las ahora familiares plumas del ángel. Niall cerró los ojos con fuerza después de alejar su mano, presintiendo que el ángel revolotearía y armaría un escándalo por haber roto su parte del acuerdo tan rápido. Aunque bien, no fue exactamente culpa mía…
Sin embargo, no ocurrió nada. Las alas se sacudieron un poco, pero al abrir los ojos notó que seguían ahí, al igual que el calor del ángel a sus espaldas.
—No te vayas —susurró Harry con voz extremadamente dulce.
Niall no sabía si sentirse irritado o encantado por su tono. Decidió sentirse irritado. Y así, sin moverse ni un centímetro, le respondió. —¿Por qué no? Es claro que no te agrado. Pude haberle dicho a Liam que se quedara un rato más, ¿sabes? No tengo por qué-
—Perdón.
Niall quedó atónito. —¿Qué?
—Perdón, ¿sí?
Dentro de la gran penumbra que creaban las alas de Harry, Niall empezó a sentirse algo sofocado. —Uhm, de acuerdo. ¿Podrías…? —Hizo intentos de moverse, y el castaño abrió sus alas al sentir que el rubio iba a tocarlo de nuevo.
Estaba confundido por el raro comportamiento del ángel, de eso no cabía duda. Pero bueno, era un ángel; posiblemente tenían una forma propia de modales que eran inentendibles entre los humanos.
Así fue que Niall Horan decidió volver a intentarlo.
Se volteó a ver a Harry, observando cómo su expresión tensa se volvía… ¿esperanzada? —¿Quieres ir a ver televisión? —preguntó.
Pareciera que le hubieras dado el mejor regalo a Harry. Esbozó una gran sonrisa y asintió, apresurándose a salir del cuarto, empujando accidentalmente a Niall con su ala. El pobre rubio no tuvo más opción que respirar hondo, contar hasta quince, y salir a la sala, donde un ansioso ángel lo esperaba, de nuevo usando sus alas como una clase de manta mientras examinaba el control remoto.
Dado su temor a estar cerca de Harry –y sus alas–, Niall decidió sentarse en el suelo. Miró a su derecha, viendo que el ángel seguía admirando el control como si fuera una obra de arte. Carraspeó para llamar su atención. —Ah… presiona el botón verde.
El castaño lo obedeció, y soltó un leve jadeo cuando la pantalla comenzó a mostrar una película de acción. Ni siquiera se vio irritado por la cantidad de luz que emanaba.
Niall descubrió que la televisión era el mejor objeto jamás inventado.
Después de varios intentos (realmente lo intentó) de llamar su atención, el rubio cayó en cuenta de que Harry el ángel, por más ridículo que pareciera, se había enamorado de su televisor. Se descubrió sonriendo un par de veces al sentir la emoción del ángel en el ambiente… era contagioso.
*
Horas después, cuando el sol terminó de esconderse, Niall descubrió algo más. Posiblemente la razón del silencio de Harry era que, simplemente, no estaba cómodo. Al paso de las horas, y más de una vez, lo observó cambiar de postura.
—¿Harry? —intentó. Casi da un brinco cuando el ángel lo miró de inmediato—. ¿Dónde sueles dormir?
—Algo oscuro. —Se sorprendió de recibir respuesta tan rápido—. Eso basta.
—Uh… —Dio un vistazo afuera, notando la ausencia de luz de luna—. ¿Quieres salir?
El ángel lo miró fijamente, y asintió lentamente. Curiosamente, esta vez dejó que Niall saliera primero. en ese momento Niall agradeció no tener vecinos cerca, y contar con un jardín trasero que técnicamente colindaba con un bosque.
No podría explicar muy bien que estaba sacando a un ángel a pasear, ¿o sí?
Y ahí, en medio de penumbras, Niall sintió que finalmente observaba la verdadera naturaleza del ángel. Harry inconscientemente se había colocado lejos de la casa, cerca del borde del bosque. Respiró profundamente y estiró sus brazos, moviendo sus alas también.
Parecía una escena sacada de los rincones de su imaginación. Porque Harry, todo piel pálida, rizos castaños y alas negras, era lo más hermoso que Niall hubiera visto jamás.
*
Algo le dijo a Liam que visitara a Louis, incluso a pesar de ya haberlo visitado ese día, llámenlo presentimiento o deber de mejor amigo.
Como ya acostumbraba desde hace unos meses, la puerta estaba abierta cuando llegó, teniendo que abrirla de un empujón, debido al peso de esta. Sintió que su corazón se estrujaba cuando vio que Louis no estaba en el sillón, su sitio de hibernación.
Después de llamar por él -algo desesperado, hay que admitir- escuchó un tintineo proveniente del baño. Sin pensarlo dos veces corrió al baño y abrió la puerta, mandando al diablo la cortesía.
Encontró a su amigo en una terrible escena, cuerpo pálido y manos llenas de sangre, dentro de la bañera. La simple arma de elección, el objeto tintineante, yacía en el suelo, seguramente después de caer de sus manos.
Liam no gritó. Por dentro tenía un ataque de pánico, se hacía mil preguntas, pero en el fondo sabía que eso no era lo primordial. Debía pedir ayuda.
Sin molestarse en revisar si a Lou le quedaba algún pulso, hizo una llamada muy importante.
A Niall, quien después de avisarle que iría en camino al hospital, le recordó que debió haber llamado primero a una ambulancia.
Del hospital, al responder, Liam apenas tuvo la voz para pronunciarlo.
—Necesito ayuda. Mi amigo intentó suicidarse. Vengan rápido, por favor.
*
Todo pasó en un borrón. Escuchó pasos acelerados subiendo por el edificio, y entonces muchas personas que lo retiraban de ahí mientras cargaban a su amigo a una camilla. Permaneció con la mirada ausente por unos minutos, hasta que los paramédicos le invitaron a ir en la ambulancia, y con un tremendo peso en el corazón, los siguió.
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To Your Doorstep [Narry]
أدب الهواةNiall tiende a tener problemas con los cambios de rutina. Esto se ve completamente alterado cuando de repente cuenta con un ángel a la puerta de su casa, asegurando que su vida y todo a su alrededor no volverá a ser lo mismo.