(07:40 A.M.)

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Noa sale de casa, parece ser que de nuevo se irá de pinta, como lo ha hecho desde hace ya un par de semanas atras. Al parecer el sentarse bajo un puente y aventar piedras a un pequeño lago, es mejor que tener que soportar las clases y a sus absurdos compañeros.

—¿Por qué es así la vida?, ¿Por qué se empeña en joderme siempre? —Se pregunta el chico sentado bajo el puente mientras contempla el lago cerca de ahí.
—Deseo con ansias que llegue el día. —Dice en voz baja mientras lanza con toda su fuerza una piedra en el lago.
—¡Noa! –Grita una chica a lo lejos.
El chico se pone de píe y dirige su vista hacia dónde proviene la voz.
—Lía, ¿qué demonios haces aquí?
—Vaya, yo también tengo gusto de verte amigo. –Responde la chica en forma sarcástica.
—¿Por qué estás aquí?- Pregunta el chico mientras se da la vuelta y lanza de nuevo una piedra al lago.
—Te vi cuando iba camino al colegio y te seguí. Hace días que no vas, ¿Te encuentras bien? Te creía enfermo, te he llamado y tú celular parece estar muerto y dudé en llamar a tu madre. Imagine que podría meterte en problemas si es que se trataba de algo más.
—No importa si se entera que deje de ir al colegio. Ya ahora realmente no importa nada. —Dice mientras se sienta de nuevo y coge una piedra.
—¿Qué está sucediendo, Noa?, ¿problemas con tus padres? —Pregunta Lia preocupada mientras se sienta junto a el chico y le pasa un brazo por los hombros.
—¿Ahora te importa lo que pasa en mi vida?- Se pone de pie y coge su mochila.
La chica se levanta y lo ve con lo ojos cristalinos.
—Siempre me has importado... he sido tu amiga desde que éramos pequeños. ¡Eres tú quien ha cambiado!, ¡Te han dejado de importar las personas!
—Creo que no debiste haberme seguido.
—Lo sé, mejor no haberme preocupado por ti. Esto me gano. —Dice molesta mientras se da media vuelta y se marcha.
Parece ser que Noa no es el mismo desde hace ya algún tiempo.
Hasta ahora nadie sabe que sucede con él y porqué su comportamiento. Pero noa trama algo. ¡Quiere dejar de vivir y nadie sabe que sucede!

—Ahora resulta que le importo. —Dice molesto.
—El chico se tumba al césped boca arriba y mira directamente el cielo y comienza a llorar.
Noa se siente tan solo y triste. Nadie puede lograr comprenderlo, y al parecer cada vez las cosas se vuelven más difíciles con todo mundo.

Con La Muerte En El BolsilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora