LA REYNA DRÍADA

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Vadiky dormía como si nada sobre una silla de madera y a su lado un montón de ramitas en forma de persona recostada en una cama de sábanas blancas.

  —¿Qué es eso? — Pregunto Nami mientras miraba con curiosidad.

  —Es la Reyna de este bosque.—Camino el anciano hacia ella.—La encontré en ese estado hace unos días.— dijo con tristeza al recordar ese día.

  —¿No sabe que le sucedió?— Pregunto Liri.

  —No, pero esta muy débil. Lo supe al estar dentro de la Vaintitania, sentía como poco a poco iba absorbiendo mi maná...

  —La niña.— Dijo de pronto la Reyna con voz frágil.

    —¡Mi Reyna!— Grito Vakin tomándole lo que parecía una mano.

  —Perdón si te cause problemas a ti y a tu gente Amigo mío.— Se disculpó mientras intentaba sentarse en la cama.

Vadiky empezó a despertarse tras el grito de Vakin. Abrió los ojos lentamente pasando la mirada atónita por sus amigos.

—¿Abuelo?— Dijo después de un largo bostezo.

—¡Vadiky!—Gritaron las chicas el unísono. Liri voló hasta ella y se metió en su cabello, Nami le dio un fuerte abrazo.

—Oigan. me asfixian.—Dijo retorciéndose para liberarse.—¿Qué les pasa?— Pregunto cuando al fin la dejaron libre.

—Necesito  tu ayuda mi pequeña.—Hablo la Dríada antes que todos. — Antes que nada.— estiro las mano para tomar las de Vadiky.—Quiero que me perdones por lo que hice.— Dijo agachando la cabeza. Su abuelo estaba perplejo ante tal acción. ¿Una Reyna bajando la cabeza? Era un acto de nobleza gigante.

—¿Perdonarle?¿hizo algo malo?—Dijo confundida, enarcando una ceja.

—Llamar a una Vaintitania y traerte aquí a la fuerza.— Seguía con la mirada al piso.

—No se preocupe.— soltó una risita nerviosa. — Yo hubiera echo lo mismo.

—Gracias mi pequeña. Ahora, del favor que te conté.— Le soltó las manos. — Necesito un poco de tu magia.

—¿Mi magia?

—Como sabrás somos parientes de las hadas.—Señalo a Liri.— Pero nuestro trabajo es proteger los bosques, y no puedo hacerlo porque una persona malvada me robo toda mi energía. No ocupare Mucha mi pequeña,  solo un poco para poder moverme.

Vadiky lo pensó unos segundos, ya que el collar no le permitía tener mucha magia y la poca que tenía la usaba para otras cosas, pero le parecía una persona agradable y estaba en problemas. Así que termino aceptando.
La Dríada muy agradecida le tomo por las mejillas, segundos después sus manos brillaron en un tono verde y empezó a drenar la maná de Vadiky.  Después de un rato la Dríada tenia florecillas por todo el cuerpo,  su calor había cambiado a un verde musgo.

—¡Es sorprendente la cantidad que tiene tu pequeño cuerpo!.— le dijo a Vadiky mientras se ponía de pie.

—¿Ya se siente mejor?— Le dijo Vakin prestando le su mano para que se apoyará mejor.

Vadiky se sentía algo mareada y sentía ese pequeño ardor familiar en el cuello,  así que decidió recargarse en la silla para descansar un poco más

— Si,  gracias.— Le dedico una sonrisa. Ahora pasemos a algo más importante Vakin.— Este se quedo perplejo pensamos que podría ser.— Tengo que ir hablar con los Elesdos del templo.— Empezó a caminar para estar estirar un poco las piernas. Vakin la siguió de cerca.— Este "ataque"— remarcó la palabra con fuerza.— de parte de este mago, se podría tomar a mal para muchos.

Las aventuras de Vadiky: El Mago Oscuro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora