¿Con quién hablas?

5

– Tu última visita duró más tiempo del que me hubiese gustado –dijo María mientras prendía una hornalla para calentar agua en la cocina– pero fue hace mucho tiempo, me parecía raro que no volvieras.

Caminó hasta la alacena y al abrirla, se detuvo. Miró la pila de tazas, todas de diferentes colores y tamaños. Ella siempre usaba la misma, y se preguntó cuándo fue la última vez que invitó a alguien a tomar el té. Los labios de María volvieron a dibujar una sonrisa que también se sintió por dentro. Acto seguido, sacó dos tazas de la alacena.

–Nunca supe si te gustaba el té. Tengo de frutos rojos, de manzana, de tilo...también hay del común.

La voz decidió no responder, sin duda era la primera vez que le hacían esa pregunta. Mientras, María colocó las tazas sobre dos platos pequeños.

–¿Tomás con azúcar o edulcorante? –prosiguió María.

Sacó dos cucharitas del cajón y las puso en la mesa, el agua ya estaba lista para servir. La lluvia seguía cayendo sobre la vereda, pero su sonido ahora parecía una melodía ambiental. Para María, el panorama desolador se había convertido en un escenario reconfortante. Mientras, la voz conservaba su voto de silencio.

–Ya está listo, que lo disfrutes– alejó la silla de la mesa para sentarse. Hizo lo mismo con la silla que había colocado a su lado, frente a la otra taza de té.

María había entendido algo esa tarde: si una táctica no te ayuda a ganar el juego, es momento de cambiarla.