II: Gota de Lluvia

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Caía la noche, las gotas frías de agua comenzaban a caer, bañando por completo todo a su paso. Se estrellaban en las ventanas de los hogares de las familias, en los automóviles de los viajeros... En la cara de los enamorados.

Cille se sentó a un lado de la ventana de la sala, contempló la lluvia, su aroma, mientras en sus manos tenía una taza llena de café y una canción de fondo del artista Lee England Jr.

La mirada de Cille era tan dulce, llena de inocencia y felicidad. Podrías verla y de repente una paz interna te invadía. Cille era eso, paz y amor.

De repente un auto de color blanco, se estacionaba. Era Pete, salió de prisa del auto para evitar ser tocado por la suave mano de la lluvia. En cuanto entró a casa, se quitó del saco elegante que vestía. Y por sorpresa Cille lo abrazaba.

—Te extrañe tanto Pete —dijo Cille tan contenta.

—Hola Cille. No fue tanto tiempo —contestó Pete respondiendo tan gustoso el abrazo de Cille y besando su mejilla.

—Sentí que paso una eternidad.

—Pero ya estoy de vuelta. ¿Quieres encender la chimenea? —preguntó Pete mientras miraba fijamente a los hermosos ojos azules de Cille.

—Haré más café y tú prepara la chimenea. Te leeré un poco.

Ambos poniendo de su parte, hacían de esta una hermosa noche. La mejor manera de librarse del estrés del trabajo es pasar el rato con el amor de tu vida, la mujer que te haga sentir vivo de nuevo. La mujer que perdonó todos y cada uno de los errores cometidos. La única mujer que estaría ahí a tu lado, cuando tus piernas ya no den ni un movimiento más.

Recostados en la alfombra. El fuego de la chimenea siendo fiel testigo del momento. Dos tazas de color blanco se encontraban a un costado de Cille y Pete. El sofá estaba vació. El mueble estaba intacto con un poco de polvo. Los marcos de fotos contenían hermosas imágenes de un amor tan puro y bello, siendo bendecido por Dios.

Pete estaba recostado. Su cabeza se posaba en las piernas de Cille mientras ella, con su mano derecha, acariciaba el rostro de su amado.

En la mano izquierda de ella, se encontraba el libro de poemas de los mejores artistas que había en la ciudad de Dridar, Kita Feraro.

Se encontraba leyendo el poema "Gota de Lluvia", uno de los favoritos de Cille. El sonido de la misma lluvia hacía de este poema aún más sentimental.

Ella pasó su mano por el rostro de Pete. Sus ojos ya estaban cerrados y con una sonrisa dibujada en su rostro. Él se quedó dormido.

Ella detuvo la lectura. Con mucha delicadeza se puso de pie. Se inclinó para observar al rostro de Pete durante unos segundos. Cille sonreía. Le planto un beso en los labios a su amado.

—Duerme bien esta noche, Pete.

Hoy lo vi tras la ventana

Empecé a andar hacia él pero hubo algo que me hizo parar

Él me quería tanto

Se le veía tan solo y triste y yo supe como curarlo

Él me quería tanto.


Ella Es CilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora