Cille estaba de nuevo en su habitación, es lo que hacía cada mañana entre semana. Despertar, preparar el desayuno para Pete, despedirlo cuando él se va a su trabajo, regresar a la habitación.
Ordenó la cama donde ella y su amado dormían. Caminó unos pasos para salir de la habitación, pero su reflejo que estaba en ese espejo en forma de óvalo, la detuvo.
Se miró detenidamente, de pies a cabeza sin parpadear ni una sola vez. Llegó a ver sus ojos, azules como un mar o mejor aún, como el mismo Cielo.
Comenzaron a llenarse de brillo, pero desgraciadamente no era un brillo de felicidad. Una lágrima salió de su ojo derecho.
—Si el tiempo nos está derribando, y yo ya no puedo seguir... No quiero esperar —dijo cerrando sus ojos —. No quiero pensar, no ahora —se dirigió a la cama —. Puse en marcha un proceso para que veas que es hora de dejarlo atrás, porque todo lo que perdimos, pronto desaparecerá. Estoy por más allá de las palabras, porque no quiero que sientas culpa. No voy a esperar... No quiero que vivamos así.
Cille detuvo sus lágrimas, cerró la Biblia que estaba abierta. Se dirigió a la sala en donde tomó un bolígrafo y una pequeña hoja de papel blanca. Se sentó en la mesa, justo frente al florero que contenía unas flores de color rosa, un rosa lleno de vida.
Cillecomenzó a escribir una Carta.
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Ella Es Cille
Short StoryCuando el Amor es real, puede vencer todas las adversidades que la Vida le presente, puede levantarse con más fuerza una, y otra, y otra vez. El Amor es uno de los sentimientos más fuertes, dura tanto como se quiera, a veces es para siempre, a veces...