Doce

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De nuevo, lágrimas.

Lágrimas rodaban por mis mejillas, se deslizaban hasta mi cuello y se perdían en mi cuerpo.

Dolía, recuerdo que dolía.

Todo.

Salí de mi habitación, eran las 3:47 am.

Observé a mi hermana en la cama del otro lado de mi cama, mi madre en su habitación, y mi padre en la sala; todos estaban dormidos.

Cada uno estaba soñando, estaban en otro mundo del cual yo no tenía conocimiento.

Pero... Estan tranquilos.

Recuerdo un día cuando fuimos a un parque con toda nuestra familia, no puedo decir que fue mi día perfecto. Pero me sentía tranquila, feliz y en paz.

Mi hermana estaba conversando con mi madre; mi padre estaba con mis tíos y algunos primos, y yo me encontraba lejos, estaba descansando, escuchando mi música; pero dí media vuelta y los observé a todos conviviendo, riendo, jugando, realmente me sentí tranquila.

Fue la mejor sensación, hasta ahora, que he sentido.

Abrí la puerta para salir al patio, coloqué la escalera y subí al techo de mi casa y observé.

Observé como el mundo dormía y seguía despierto a la vez.

Observé las luces de las casas, de las calles, las estrellas.

Observé la Luna, era tan grande y tan brillante.

Que el miedo se desvaneció y me sentí tranquila.

Me sentí libre.

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