Capítulo 2: A la mañana siguiente

698 40 2
                                    

Gin estaba exhausto.

Sus piernas le dolían, su amigo le ardía como el infierno y estaba a punto de llamar a la policía. ¡Le habían engañado! ¡Su novia no era la dulce, buena y amable dama, que todos vieron en la boda!

Apenas dejaron la fiesta, ella se le tiró encima y comenzó a morderlo. Ella ordenó a su chofer que los llevara al hotel, lo más rápido posible y en menos de cinco minutos, estaban en esa suite imperial. No necesitó hacer nada. Ella se sirvió solita esa noche.

— Buenos días, querido —dijo ella, besándole el hombro. Lo miraba de una forma burlona y sádica, era como tener a la hija de Sougo y Kagura enfrente. También, en la noche, descubrió que su novia era tan fuerte como la china extraterrestre que tenía trabajando sin paga.

Y por muy enfermo, masoquista y morboso que fuera el asunto; no pudo negar que disfrutó bastante de ese abuso. Sí, siempre huía de las mujeres violentas; dejaban de ser atractivas a sus ojos, apenas y se ponían agresivas. Pero su esposa era diferente. Después de que acabaron, ella le curó las heridas y lo masajeó hasta que se quedó dormido.

¿Qué clase de locura estaba pasando?

— Buenos días...
— ¿Qué quieres desayunar? ¿Unos pastelitos, arroz con anko, helado de galleta? Tú dime y te lo traigo —dijo, con una voz bastante dulce, regresando a su personalidad ''normal'', la que Gin conocía.
— Unos helados, eso estaría bien...


Casada con Gin-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora