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— Nat, en verdad lo siento, no quise hacerlo — la voz de Aarón realmente sonaba sincera.

Natalie había pasado la noche en el baño después de que Aarón la había hecho suya un par de veces. Las lágrimas de a ratos cesaban pero su mente volvía a recordar lo que había pasado anoche y sus ojos volvían a cristalizarse.

Él nunca había llegado a el grado de hacerla suya sin que ella quisiera, siempre había entendido cuando su novia se sentía mal o algo parecido y por mucho que él tuviera ganas sabía ser paciente; pero aquello pareció olvidarlo gracias al alcohol.

— Por favor Nat, sabes que yo seria incapaz de eso — la castaña no le respondió — Estaba bajo los efectos del alcohol.

En parte sabía que aquello era verdad, el alcohol hacía de él una persona muy distinta, pero lo de anoche no se lo podía perdonar tan fácil.

— Mira, para que veas que hablo en serio saldremos como hace mucho que no lo hacemos, tengo un poco de dinero y creo que nos alcanza ¿si?

Nat asintió enseguida.

Salir con Aarón siempre era algo que disfrutaba aunque por su trabajo ya casi no lo hacía y el que su novio se lo haya propuesto le hizo mucha ilusión. Ella quería revivir su relación de hace cuatro años.

Ambos se alistaron para salir a un pequeño parque que no estaba muy lejos de casa, no era la gran cosa pero el moreno entendió que Nat no tenía las fuerzas requeridas para ir más lejos y él no tenia el suficiente dinero como para invitarla a algo muy costosos así que aquella salida era como un punto intermedio para los dos.

A simple vista los dos parecían una pareja como las muchas que transcurrían en aquel lugar, no parecía que él llevaba varios meses golpeándola, todo lo contrario, parecían una pareja ejemplar, llena de amor.

Después de un par de helados y unas cuantas risas los dos regresaron a casa tomados de la mano y sonriendo como si nada de lo que había pasado ayer realmente hubiera sucedido.

— Nat, ¿me perdonas? — le pregunto después de un rato.

Natalie en verdad lo quería, mejor dicho lo amaba; él era su todo y era el hombre con el que planeaba compartir toda su vida, con el que quería tener hijos, con él quería envejecer y ser felices.

Aquella pregunta realmente estaba de más porque la respuesta era demasiado obvia.

— Claro que te perdono Aarón — le sonrió para después abrazarlo.

La mirada del moreno se iluminó, por un momento creyó que su relación se había acabado y todo había sido por su culpa. Realmente amaba a Nat, más que a cualquier persona en el mundo y por ella pensaba hacer todo para que su noviazgo perdurara por siempre. Aarón no quería estar con otra persona que no fuera la chica de ojos grisáceos.

— Te juro que nada de lo que ha pasado últimamente volverá a ocurrir, tienes mi palabra.

Natalie le creyó, si él lo decía era porque lo cumpliría.

Pero no siempre es bueno creer en las promesas, aunque estas salgan de la boca de quien amamos.

Si una vez lo hizo, ¿por qué se detendría?

Amor Tóxico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora