Como era de esperarse Aarón no recordaba nada de lo que había hecho la noche anterior y eso no era sorpresa, el alcohol se apoderaba de su cuerpo y lo ocupaba como marioneta.
Se levantó lentamente del sofá para evitar que el dolor de cabeza se incrementará, tenía montones y montones de botellas de alcohol vacías a su al rededor.
Cuando su cerebro conecto algunas neuronas recordó que lo habían despedido. Su cerebro volvió a conectar y se dio cuenta de que había tomado, había roto la promesa que le había hecho al amor de su vida semanas atrás.
Camino tambaleándose hasta su habitación, agarrándose de las paredes para evitar ir a dar de bruses contra el suelo. Sabía que si había dormido en la sala era porque Nat debía estar lo suficientemente molesta como para no quererlo en su habitación y la entendía, si él estuviera en su lugar haría lo mismo.
Dio uno ligeros golpes en la puerta y esperó respuesta del otro lado, pero no se oía nada; volvió a golpear la madera con sus nudillos con la esperanza de que ahora si escucharía la voz de Nat, pero nuevamente recibió como respuesta un completo silencio.
— Vamos nena, abre la puerta — dijo con voz suplicante — En verdad lo siento, creeme.
Pero nuevamente nadie le respondió.
Esperó unos minutos más, si ella no le abría entonces el entraría a la fuerza. Sólo quería disculparse con ella y volverle a jurar que no volvería a tomar una botella de alcohol.
El escenario que se encontró cuando abrió la puerta no era para nada lo que tenía planeado ver: La ropa de Natalie estaba estaba rasgada y esparcida por todo el suelo de su habitación, algunas de esas prendas contenían sangre. Se acercó con cuidado a la cama donde Nat yacía dándole la espalda, cuando la movió para verla el escenario fue aun peor: la castaña tenía todo su rostro llenó de sangre y hematomas, quitó la ligera sabana que la cubría para darse cuenta que su cuerpo estaba peor. La tomó entre sus brazos para hacerla reaccionar pero de nada servía; intentó tomarle el pulso pero no había, así que como última alternativa, pegó su oído a su pecho y fue peor darse cuenta que su corazón no latía.
Natalie no tenía vida.
Y entonces su cerebro conectó todas sus neuronas de golpe haciéndolo recordar todo lo que había ocurrido: Él yéndose a tomar a un bar, regresar a casa, ver a Nat llegar en el coche de otro hombre, arrastrarla hasta la casa, golpearla, llevarla arrastrando a la habitación, ella suplicando que se detuviera, él golpeándola más fuerte, ella intentando zafarse, él abusando de ella, ella llorando y suplicando que parará, él matándola.
Aarón había matado al amor de su vida. Aarón le había arrebatado toda una vida a una chica que no hizo más que amarlo. Ella no merecía aquello y él nunca mereció tener a su lado a una chica tan buena y que lo amara a pesar de sus errores.
Buscó entre sus cajones hasta encontrar lo que, probablemente, haría justicia. Tomó la mano de amada, apuntó a su cabeza y en un segundo él se encontraba a su lado, muerto.
Sin ella su vida no tenía sentido. Él no merecía vivir.