Capítulo 3

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—Bienvenida a Fénix Oscuro. —Theros se posicionó frente a mí, al mismo tiempo que las sombras ocultas en el fondo avanzaban para revelar a once rostros llenos de historias y muerte. —Aún te queda una última prueba oficial para ganar tu nombre y manto de asesina del gremio.
¿Cuantas pruebas más se necesitan? No tengo tiempo para esto.

—¿Acaso lo que he hecho hasta ahora no ha sido suficiente? —pregunté indignada sin importarme lo impertinente que sonara.

—Ya nos has mostrado tu forma de pensar y tu habilidad, pero queremos verte en una misión de verdad. En una misión contra la corona y los habitantes de la periferia. En una misión donde llevaras la marca de sangre y muerte en tus manos.

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Después de la introducción misteriosa que me dio Theros a lo que sea que fuera Fenix Oscuro, desapareció junto a las otras figuras encapuchadas dejándome sola en la habitación. Lo único que había quedado en el lugar que no fuera oscuridad era un sobre con la misión que yo debía realizar.

Al parecer tengo que buscar a un tal Phytox Storhg, y traerlo a la base para sacarle información. No me parece una misión difícil considerando que en el sobra ya venía un archivo de datos sobre él, por lo que me ahorra horas de investigación. Supuestamente el tal "nombre impronunciable" trabaja en los calabozos del rey secuestrando niños y obligándolos a trabajar. Lo peor es que no es lo más malo que ha hecho, por lo que me dará gusto torturarlo lenta y dolorosamente. Solo hay un problema, Theros me asignó a alguien para que me vigilará a la hora de hacer la misión y yo trabajo sola.

—¿Con que Selene? —la voz vino de atrás.

Una sombra blanca se movió rápidamente a mi alrededor, no pude identificar quien era hasta que la asesina paró frente a mí con una sonrisa en su rostro.

—¿Y tú eres? —pregunté analizando su figura. Era una chica esbelta de una estatura superior a la mía por pocos centímetros. Su cabello era fino y de un tono rubio platinado que parecía volverse transparente en la oscuridad; pero lo que más me intrigó al verla fueron sus ojos. Uno de ellos era azul cristalino, pero el otro parecía ser una combinación entre azul, bronce y verde y entre más observaba esa gélida mirada, más difícil se me hacía leer el rostro de la asesina.

—Por ahora me conocerás como Angel, ese es mi nombre código y lo único que debes saber de mí.

—¿Angel? Un poco blando para una asesina, ¿no te parece? —me reí con sarcasmo —¿Qué, acaso te cortaron las alas?

Más rápido de lo que siquiera pude suponer, había un cuchillo alargado sobre mi cuello y otro apenas punzando mi espalda, un movimiento más y Angel podría cortarme en dos.

Miré sus ojos y por fin pude ver algo a través de esa máscara. Fue tan breve que apenas noté que pasó, pero por unos segundos vi una leve gama de dolor, una gama que yo misma luchaba por ocultar todos los días en el espejo.

—Lo siento.

—Más te vale callarte por ahora, Selene. —La asesina sonrío de nuevo, como si nada hubiese pasado. —A menos que quieras que tú servicio en el gremio sea el de recoger cadáveres.

—Como sea. —me aparte un poco más de ella —Acerca de la misión. ¿Por qué soy 'bendecida' con tu presencia y no la de alguien más?

—Porque me entretengo viendo a los nuevos sufrir, solcito.

—¿Me acabas de llamar solcito?—la miré incrédula —¿Cuantos años tienes, cinco? —Ella solo levantó los hombros sin darle importancia. —Como quieras bola de nieve. —Tuvimos una competencia de miradas. Angel terminó ganado debido a que ver sus ojos multicolores por mucho tiempo era perturbador.

Trono de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora