La Riqueza no hace a la Felicidad

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Soy Scott, y les voy a contar mi historia, tal vez cuando la lean yo ya estaré dentro de un ataúd, o tal vez nunca la leerán, si es que no me encuentran.
Provengo de una familia bañada en riquezas, mi padre era un empresario afortunado, y mi madre era la dueña de una fabrica popular en Estados Unidos. Yo era un chico mimado, todo lo que quería lo tenía, no me faltaban ni los estudios, y siempre, cada mes, nos íbamos a pasar unas vacaciones a Dubai, Japón, Etc. Una vez, a mi madre le recomiendan un crucero de primera clase, que pasaba por ls islas de Bahamas. Mi madre no tardó en informarnos y afirmamos. El crucero surcaría el mes próximo, así que tenia que ponerme al día con los exámenes y demás.
Al llegar el día, una limusina nos espero en la puerta de nuestro hogar, saludé a mi mascota y me fui (En este momento la extraño mucho).
Al llegar al puerto, dejamos nuestras 8 valijas y entramos. Todo se veía luminoso, era una maravilla, pero yo, ya estaba acostumbrado a estos lujos.
Los días iban pasando, ya cada vez nos quedaba poco para volver a nuestra rutina, a la aburrida rutina de siempre.
Antes de que me vaya a dormir, sonó el teléfono que tenía el crucero. De ahí, se escuchaba la terrible voz de una mujer muy presionada, que decía palabras en francés, por lo que entendía en ese momento, nos estaba alertando de algo, y teníamos que ir urgentemente arriba de todo. Los tres salimos corriendo, veía como salía agua de los conductos, y eso me asustaba aún más. Al llegar arriba, todos estaban gritando, entraban en pánico, pero ya era demasiado tarde. El barco se hundía, cada vez estábamos mas abajo del agua, en una de esas, a mi madre se le ocurre la brillante idea de ir corriendo a buscar su celular para llamar a alguien. Nunca volvió. Mi padre se tiro por la borda, y yo me quedé solo, en completo silencio, mientras todas las personas corrían y gritaban.
Antes de que el barco se hundiera por completo, empecé a sentir un dolor intenso en la cabeza, eso me llevo a resbalarme y caerme al agua.
Después de un par de horas, desperté, y sin saber ni donde estoy, empecé a buscar a alguien, a pedir auxilio, hablaba en todos los idiomas que sea posible. Nadie estaba conmigo. Lo primero que hice fue buscar comida, aunque yo no sabía cocinar, no era independiente, no me podía cuidar por mis propios medios, pero sobreviví como pude, tenía mucho miedo a la muerte, pero al paso de los días se me fue pasando, podría haberme ahogado, lo se, podría no haberme alimentado, lo se, pero al tratar de hacer todo para morirme, el instinto no me dejaba.
Ahora, estoy solo, no he comido casi nada, ya se me acabaron las ganas de luchar, de moverme, lo único que me calma es escribir en esta libreta que encontré, soy consciente de que nadie me va a encontrar, tiré tres botellas con notas dentro, no se que hacer. Quiero morirme.
Ojalá alguien me encuentre, no me importa si vivo o muerto, pero quiero que sepan mi vida, quiero que sepan que fui alguien, que sepan que hay un cuerpo en alguna parte del mundo. Yo quería saber quien era realmente, yo quería tener una esposa, un hijo, yo quería tener... Una vida.

No siempre hay un Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora