Capítulo 4.

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Yo era rica por parte de mi padre, pues me había dejado una gran fortuna, por lo que no tenía que dar cuentas a nadie de lo que hacia. Pero debo aclarar que nunca gastaba, porque Orson no me lo permitía. Y así vivimos inmensamente enamorados. Me tenía como si yo fuera una joya preciosa. Salíamos juntos muchas veces y otras lo hacia él solo. Cuando regresaba me buscaba por el estudio y me besaba fuertemente. Sus besos  eran para mí como si el mundo entero me perteneciera.
  Nunca hablamos de futuro ni mencionamos lo que haríamos después.
   Aquel año, dos después de vivir con Orson, me presenté a la convocatoria y la saqué. Tuve la suerte de que todas las papeletas me eran familiares.
  Cuando regrese al estudio me tiré en sus brazos y le conté la noticia.
  -Ya soy notaria. Tengo que comunicárselo a mi tío Enrique, porque está deseando salir de viaje y conocer el mundo con mi tía Adela. Ahora tenemos muchos maestros que educan a los niños y tía Adela se dedica solo a su marido y a dar órdenes al administrador, Jaime Toribio. En esta época de cosecha, hay miles de personas trabajando en los olivos.
  El conocía mi vida, en cambio yo de la suya, solo sabía que tenía tratos con un marchante, que vendía muy bien sus cuadros y que era conocido en medio mundo por su arte.
  Durante nuestra relación viajó varias veces a París y a Londres, pero volvía en seguida. Cuando regresaba era como una fiesta para los dos. Nos amábamos tanto y nos necesitábamos de tal modo que yo, siendo ya notaria, todavía no había hecho planes para regresar a Jaén.
   Debo aclarar que Orson jamás me preguntaba cuándo pensaba ir a la finca; era como si entre nosotros solo existiera el presente y no el futuro.

Algo Más Que Fascinación© Corin TelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora