Fue un día cualquiera. Estaba acostada en un sofá cerca de mi novio, cuando de repente le dije en voz baja:
-Un día tienes que venir a conocer mi finca. Cuando nos casemos y tengamos hijos, estarás viajando por el mundo, pero regresarás a mi lado, que yo estaré cumpliendo mi deber como notaria.
Nunca olvidaré la mirada verdosa que lanzó Orson sobre mí.
Se sentó primero en el sofá y luego se levantó. Allí parado me dijo:
-Me parece que estas hablando de algo que yo desconozco
-No -Le dije -. Estoy hablando del futuro de ambos...
-Has dicho algo de matrimonio.
-Pues sí, es lógico, ¿no?
-No. Te estás equivocando, Marita.
Y te lo digo de verdad, con todo el afecto del mundo. Yo no soy un hombre de matrimonio ni padre de hijos yo soy un hombre libre, me gusta la libertad y hacer lo que quiero, y tener una relación como la que tenemos ahora.
-Me senté y lo miré desconcertada.
-¿No piensas casarte conmigo?
-Claro que no. Te has equivocado mucho, Marita...un montón te diré de verdad. Tengo esta relación y me parece maravillosa. Jamás he deseado a una mujer como te deseo a ti. A mi no me basta una semana, ni un mes, ni un año, necesito tenerte toda la vida.
-Es decir, que pretendes tenerme así.
-¿Así como, Marita? Me basta tenerte y ya soy feliz. Además te necesito.
-Tu no sabes lo que estas diciendo, Orson. Tengo que volver a mi pueblo, ejercer de notaria y que mis tías se sientan orgullosas de mi dignidad.
-Eso es puro cuento. Eso lo inventó alguien que estaba desocupado...
-Orson, ¿hablas en serio?
-Sí, por su puesto. Nunca he tendió en mente formar una familia. Solo siento la necesidad de amar y de tener ese amor, y de vivirlo inmensamente pero casarme... Nunca me ha pasado por la imaginación.
Me levanté y lo miré fijamente.
-Se lo que estoy haciendo hoy, y necesito hacerlo, pero mañana... -se alzó de hombros- cualquiera sabe.
Y sonrió de una forma que no me agradó. Era la primera vez en mi vida qué recibía un desengaño, que me sentía completamente utilizada.
-No te enfadarás por eso -me dijo levantándome la barbilla con el dedo.
No estaba enfadada, pero si desilusionada. Y estaba dispuesta a todo menos a seguir así. Además, había sabido días antes que estaba embarazada.
Con toda la indiferencia del mundo, ese día por la noche lo llamaron y dándome un beso, pensando que sus palabras no me habían ofendido y considerando quizás que yo aceptaba su forma de pensar, se marchó.
Preparé mi equipaje y me fui al aeropuerto. Estaba decidida a marcharme del lado de Orson.
A veces pensaba en mi madre. Apenas conocía a su marido, Bernard, pero llevaba ya muchos años casada con él y siempre nos hablaba de su enorme dicha.
Mi madre no había tenido más hijos.
Desde el aeropuerto le envié un e-mail.
"Voy a verte", le dije.
Y subí al avión. No le había dejado a Orson ni un papel con el adiós, pero aquello se había terminado.
Yo tenía en mente ocupar mi notaría, casarme y tener hijos, formar una familia, pero estaba visto que Orson no pensaba igual. Le había hablado a Orson de un futuro que a fin de cuentas era de los dos, y me había mirado con desdén.*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*
"No me casaré ni tendré hijos", le dijo Orson. Y Marita se sintió desilusionada. Además, se había dado cuenta de que estaba embarazada.
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Algo Más Que Fascinación© Corin Tellado
Ficção AdolescenteMarita vivía un amor apasionado con Orson, pero él no quería compromisos ni pensar en el futuro.