capítulo 2

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Esta última semana fue de lo más agotadora, finalmente logramos instalar todo como debe ser en la casa, y cada cosa está en su lugar, me alegra que por fin repararán las tuberías y tengamos agua, ya no podía seguir duchándome en casa del señor Blake, es un tipo bastante extraño. Digo parece ser profesional en su trabajo, pero ¿quién guarda docenas de frascos de miel tras el espejo del baño?

"Raro"

Y creo que por esa razón me agrada.

Los días trascurren, y todo parece estar normal en mi vida, y en mis sueños. A excepción de aquella persona con la que he estado soñando constantemente. Siempre es el mismo sueño. Estoy en un bosque, el mismo bosque que he visto desde lo alto del balcón de la casa en el árbol, de eso estoy segura, el desconocido camina lentamente con sus pies descalzos sobre el césped, en su mano derecha lleva una libreta de color azul marino, y con unas escrituras en blanco que no alcanzó nunca a descifrar, lo más legible que he podido asimilar son unas iniciales:

"G. H."

Tampoco distingo su rostro, siempre va de espaldas, y cuando intento hablarle, este desaparece sin más. He pasado horas tratando de comprender este sueño, estudiando cada detalle de cada segundo del el, pero simplemente no tiene sentido.

"¿quién es esta persona?"

¿porque está en mis sueños desde que me mude?"

"¿qué es lo que quiere de mí?"

"¿porque siempre es el mismo sueño?"

"¿será una persona que falleció hace poco por aquí?"

Las interrogantes se vuelven cada vez más frustrantes en mi cabeza, y no hago más que en pensar en aquel desconocido cada día. Solo espero no obsesionarme, como cuando estaba en Canadá, sucedió algo parecido, tuve sueños constante con una chica, ella me hablaba cada noche, sin embargo no podía entenderle nada, una noche sentí que sus insistentes palabras traspasaban mis sueños y estos se adherían a mi realidad, guiándome por todo el edificio hasta donde provenían dichas voces inquietantes, y así fue como descubrí que era una de las vecinas de piso que jamás había visto, quien había sido asesinada en su departamento, pero nadie se había enterado de semejante tragedia. Su alma en pena quedó vagando fríamente por cada rincón del edificio. En ocasiones podía verla, luciendo un hermoso vestido rojo, y peinando su lacia cabellera oscura, que caía sobre sus hombros. Si mal no recuerdo su nombre era Adhinna. Y su novio había sido el causante de acabar con su vida.

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Hoy finalmente decido salir a conocer la ciudad. Me encontraba en una parada de autobuses, que se encontraba a unas cuadras de la casa, junto con un chico que precisamente se trataba de nuestro vecino de enfrente, era un muchacho bastante interesante, por lo que había oído decir a mi madre, era el mayor índice de la escuela Jackson Jr. High, y trabaja para ayudar a su madre con los gastos que requerían las terapias de su hermano, quien padecía epilepsia, e indicios de esquizofrenia, según lo que había dicho mi madre, su padre estaba internado en un hospital psiquiátrico, por padecer esquizofrenia.

_hola, eres nueva ¿cierto? Tú y tu familia se mudaron hace poco_

Musito aquel joven, quién precisamente invadía mi mente. Me exalte de modo que no esperaba que el chico me hablara, por un momento creí que este leía mi mente, mientras recordaba las palabras de mi madre. Lo mire a la cara por primera vez, y cuál fue mi sorpresa al notar tal peculiaridad que indagaban sus ojos. Por alguna razón memorice cada detalle de estos. Su ojo izquierdo emitía un verdor tan claro como si se tratara de un bosque envuelto bajo los rayos del sol, y brillaba cuál si fuese un faro ardiendo en la noche más fría y oscura. Mientras que su ojo derecho, su iris lucía un azul desternillante, que a diferencia de su ojo izquierdo este pasaba totalmente desapercibido refiriéndose a su brillo.

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