4. "Qué odioso".

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Mikaela se removió en el suelo. ¿Se había caído de la cama otra vez? Qué fastidio, su madre lo pondría en una cuna si seguía así.

Se sentó aún con los ojos cerrados. Todo el cuerpo le dolía por la dureza del frío concreto. Seguía envuelto en una manta de color rojo, pero eso no le ayudaba a prevenir el próximo resfrío que tendría.

—Agh, me duele el culo —musitó.

Se frotó los ojos y los abrió. Apenas lo hizo, el escenario donde se encontraba lo desconcertó. Esperaba encontrarse con su armario de madera la cual tendría colgado el uniforme, pero en su lugar había una biblioteca llena de libros escolares. En pocos segundos su cerebro le hizo recordar que todo lo que había sucedido ayer.

No estaba en su casa, sino en en el departamento de Yuu. Probablemente se había quedado dormido y... esperen, ¿se durmió en el suelo? ¿Tan exhausto estaba?

No era de interés ahora. ¡Llegaría tarde a la escuela!

Se levantó de un salto ignorando el dolor de su retaguardia. Miró el reloj pero eso consiguió desesperarlo aún más. ¡No tenía tiempo para arreglarse, quizás el estúpido de Yuuichirou ya se había ido sin él!

Se dirigió despavorido hacia el baño y azotó la puerta sin pensar. Estaba a punto de meter un pie adentro del cuarto, pero al percatarse de que estaba Yuu orinando, se detuvo.

—¿¡Qué haces, degenarado? —gritó el azabache sin dejar de hacer sus necesidades.

—¡Me hubieras despertado!

A Yuu junior le salía tanto líquido que le causaba extrañeza al rubio. A pesar de haberlo interrumpido, el azabache nunca había dejado de orinar.

—¡Déjame descargar tranquilo, estúpido!

Yuuichirou apuntó su miembro hacia Mikaela, mojándole con orina el delantal que éste se había puesto ayer.

Mika ahora no sólo estaba desesperado, sino también furioso. ¡Tenía poco tiempo y ahora también olor a las necesidades de Yuu! Era un asco.

Repugnado, se deshizo de todas sus prendas en un santiamén. Yuu, quien ahora se abotonaba el pantalón, ensanchó los ojos. ¡No podía ser verdad, realmente Mikaela quería violarlo! ¡Y él que quería perderla con una mujer de pechos enormes, lo perdería con alguien que no tenía pechos!

Se recargó en la pared, escondiendo su miembro con la otra mano pero Mika no mostró interés en hacerle algo. Al contrario, fue directo a la ducha.

—¿¡Pero qué haces!?— bramó el ojiverde.

—Me bañaré. Hazte cargo por lo que hiciste y préstame tu ducha.

—¡En serio no soporto tu confianza!

La verdad es que hubiera preferido que lo viole a que un casi desconocido usara su baño. Sí, quizás era antihigiénico en muchos aspectos, pero también egoísta.

—No te tardes mucho, sino nos retrasaremos.

Dicho ésto,  Yuu cerró la puerta provocando un gran estruendo que sobresaltó al rubio. Luego sonrió para sí mismo, había logrado que el azabache se enojara con él nuevamente. Misión cumplida.

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No soportaban estar juntos. No toleraban caminar al lado del otro porque siempre se escapa algún insulto o golpiza. Y no tenían la suficiente confianza para permitirlo.

Claro, Mika siempre era el más insistente. Amaba molestarlo, amaba ver ese ceño fruncido y la mueca que hacía con su boca. Amaba el tono en el que mascullaba su enojo.

¡No me acoses! 『BL』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora