II. Confusión

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-No! NO! No se lleven a mi hija! - Gritaba una mujer entre lágrimas mientras miraba a Abby.

-Fue suficiente, no hay por qué hacer esto - habló desde el otro lado de la habitación un hombre con bata, y con sus manos en la cabeza - si van a destruirlo todo, al menos dejen que terminemos como familia.

Otro hombre con ropa militar rió ante las palabras de la pareja.

- Nuestra fuerte atmósfera, está destruyéndose muy rápido, más de lo que el doctor Sanders había previsto.

-Doctor Sanders... - el hombre con bata se miraba enfadado -

El militar, que a juzgar por la placa en su pecho era un general, asintió con satisfacción.

- Las naves están listas, y los habitantes que pudieron pagar un pase a Kepler-452b están abordando ahora mismo. Pero ustedes no lo harán. Ustedes se quedarán aquí, mirando como desaparece la atmósfera y por supuesto, como su hija y su impresionante máquina, van con nosotros.

- Esperen... Van a dejar de respirar antes de que puedan vernos ir - rió otro militar con malicia

Lágrimas y más lágrimas, infinidad de súplicas y una mujer que no soltaba la cápsula donde Abby estaba metida. Golpes, disparos, y el sonido de un presente que ya no tenía futuro.

Abigail despertó llena de sudor y muy asustada. Pero más que eso, confundida. Que clase de sueño era ese? Se veía muy real... tal vez demasiado para ser un sueño...

- Abby, estas bien? - su madre entró al cuarto percatandose de que todo estuviera en perfecto estado.

- Claro que sí, ¿por que iba a andar algo mal? - probablemente no era buena idea contarle del sueño a alguien hasta estar seguros que era sólo su imaginación.

- Mmm, veamos, tal vez porque despertaste al vecindario entero con tus gritos

- Gritos? Yo no grité

- Entonces quien más?

- Puede que haya tenido una pequeña pesadilla...

- Ya te dije que dejes de ver American Horror Story por las noches

- Si... Lo- lo siento, no volverá a pasar... Vamos a desayunar?

- Son las 3 de la mañana Abby, si te sientes bien?

- En serio? El tiempo pasa muy lento

- Pues son las 3 y mañana hay que madrugar así que duerme por favor. Ah, y no quiero más gritos por ahora, okay? Te quiero

- Okay, también te quiero

Cómo iba a dormir si había soñado algo así? Que tenía todo eso que ver con Abby? Por qué ella estaba encapsulada y una mujer desconocida le gritaba hija? Por qué Zayn Malik se ve igual de guapo como chica? Preguntas sin respuestas. Y menos con una explicación coherente.

Se hundió en sus pensamientos y finalmente se durmió. Quien lo diría? Necesitaba un sueño reparador después de su sueño confuso. Zac Effron no estuvo mucho tiempo con ella, ya que el despertador sonaba por décima vez y como siempre, a todos lados, en todas las situaciones, Abigail Müller llegaba tarde.

-Bonita costumbre - sip, demasiado amor como para ser realmente James Müller

- Lo se, lo siento. Puedes llevarme?

- No, yo lo haré - exclamó su madre

- Por qué no tú?

- Deja las preguntas para cuando vayas temprano a clase

- Dices que no podré preguntar nunca?

- Muy graciosa - fingió una sonrisa mientras se subían al auto - en tu nuevo instituto no toleran el retraso, el 25% de las notas en muchas de las materias, se basan en la puntualidad

- ¿Que? Creo que ya perdí el primer semestre - lloró falsamente y no pudo evitar abrir la boca tanto como su mandíbula le permitía, mientras observaba su nuevo instituto.

Era enorme, tenia unas cinco plantas. Cuatro más de las que había visto en cualquier otro instituto donde alguna vez haya estudiado. Tenía varios ascensores y los colores en casi toda la escuela eran los típicos de los edificios, blanco y gris metálico; unos grafittis cerca de la cancha de voleibol, lanzaban una lluvia de color ante el frente y el resto del instituto. Y también el césped de la entrada y del pequeño invernadero conservaban la vida en ese bosque de cemento.

Y por supuesto, lo que no podía faltar en ningún lugar de Virginia, ni del resto del mundo, los robots que limpian y los que te ofrecen bebidas, aperitivos y caramelos a cambio de una moneda.

Todo era increíble, probablemente iba a disfrutar mucho el estudiar en ese lugar.

Su asombro fue interrumpido por la mano de su madre alejando una mosca de la boca de Abby.

- Te faltó desayuno?

Ja-ja-ja el humor está de sobra hoy - su madre le sonrió y ambas bajaron del auto dirigiéndose casi corriendo a un pequeño grupo de personas, que al parecer también eran nuevas y nuevos estudiantes.

- Usted debe ser la señorita Müller, es la única que me falta verificar en la lista - la que al parecer era la secretaria del lugar, miró a Abby con un gesto de desprecio, no, definitivamente no le iba a gustar estudiar allí con es esa arpía vigilandolo todo - Como debió haber leído en el folleto del Instituto, - pausa para decir que ni siquiera sabía de la existencia de ese folleto - no toleramos los retrasos ni la falta de puntualidad, además de que somos muy estrictos en cuanto a la disciplina, así que si quiere permanecer aquí, deberá respetar todos nuestros estatutos.

- Ehh... Si, lo siento mucho, procuraré que no vuelva a pasar - necesitaba leer los folletos. Ahora sentía tanta vergüenza por lo sucedido, que ni siquiera fue capaz de mirar a los ojos a la secretaria, es más, permaneció cabizbaja mientras le respondía.

- Y tus modales? Levanta la cabeza y mírame a los ojos.

Aunque le fue muy difícil hacer lo que le decía, finalmente lo logró. Y se sintió mal, como cada vez que la herían, la mujer no le había dicho cosas horribles ni nada por el estilo, pero era la forma en la que escupió las palabras la que le dolió a Abby; claro que había veces en las que le daba igual todo y no le prestaba atención a ese tipo de cosas, pero esta vez le dolieron las palabras de tan desagradable mujer, se sintió como una tonta, como si ella fuera nadie comparada con la secretaria... Así que no presto atención a lo que su madre le decía durante el recorrido por el instituto ni a lo que decía esa otra mujer.

Nunca había dado un recorrido por una escuela nueva, simplemente iba a clase y se las arreglaba para conocer el lugar, al igual que todos los demás estudiantes. Pero como escuchó vagamente del discurso de esa mujer que les mostraba el lugar, esta escuela era privada, y la mejor de las privadas. Y por qué Abby estaba allí? No es que fuera la super dotada o algo parecido para inscribirla en una institución como esa. Además no iba a poder llegar tarde a ninguna actividad del instituto sin que le bajarán puntos en alguna de las asignaturas.

De repente el rostro de un chico en el laboratorio de química captó totalmente su atención, era como si lo conociera de toda la vida, al mirarlo tenía esa sensación de familiaridad y de sentirse tan cómoda como en casa, sentía como si ese chico fuera su hogar.

- Abigail no - Se dijo a sí misma entre pensamientos - No puede gustarte nadie, estas aquí para estudiar y graduarte con honores para luego ir a la Universidad y graduarte de nuevo con honores y trabajar y ser la mejor en tu campo laboral, una vida bastante monótona pero que debes seguir como todos los hacen.

Sacudió su cabeza y agradeció a Dios que la directora del lugar llegara para decirles que podían irse. Les entregó sus horarios y les repitió que al otro día debían estar 5 minutos antes de las 8 am que era la hora de entrada. Y la disciplina era lo que Abby amaba de ese lugar - modo odiar al nuevo colegio: activado -

Al llegar a casa, aun se sentía algo dolida por lo que pasó con la secretaria pero le preocupaba más que todavía tenía esa sensación en el pecho desde que vió al chico... Otro problema existencial a la lista, sacarse al muchacho de la cabeza.

RememberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora