III. El Instituto

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(...)

-¡Tienes que cenar! - exclamó desde el comedor su madre

- ¡No tengo hambre! - le devolvió Abby con seguridad desde su habitación en el segundo piso de la casa

- ¡Eso no importa, no comiste nada en toda la tarde!

-¡Pues...! - los gritos estaban volviéndose muy molestos, así que Abby decidió bajar y hablar como una persona racional

- ¡Abb...! Ohh estaba decidida a seguir gritando toda la noche

- Decidí que quiero comportarme como la sofisticada señorita que soy - Dijo lo último con un acento algo... ¿Inglés?

- En ese caso, no le molestará tomar asiento mientras le sirvo su cena... o si?

- Oh, no me molesta, para nada, de hecho la pata quemada de ese pavo se ve bastante deliciosa, es solo que no tengo apetito hoy

- Ya se que necesito clases de cocina, si? - Jade puso sus ojos en blanco meneando la cabeza - puedo saber que te pasa? O por qué no quieres comer?

-Noup - y subió a su cuarto saltando en una pequeña patineta que se deslizaba en el aire por un control que para la mala suerte de Abby, tenia su madre en las manos

La patineta la jaló hasta llevarla otra vez al comedor con su madre.

- Por favor, solo quiero dormir. Si tengo hambre, vengo a medianoche y me llevo la pizza congelada... - bajó de la patineta y suplicó con una cara de perrito mojado

Jade la miro con inseguridad, pero accedió.

Abigail fue con una sonrisa de satisfacción a su habitación. Se recostó en su cama y se dedicó a seguir con lo que hacía. Pensar en el chico de la academia. Podría convertirse en su nuevo hobby, hasta ahora lo hacía muy bien.

Sólo se quedó pensando en él, mirando al techo y jugando con una liga... De dónde podría conocerlo? Por que se le hacía tan familiar? Se supone que cuando te gusta alguien, sientes mariposas en el estómago... Pero ella sentía algo en el pecho, en el corazón quizá... Significaba que no necesariamente se sentía atraída a él de ese modo? Tal vez ese tipo de emociones se manifiestan diferente en cada persona, eso debe ser. De todos modos le preguntaría cuando tuviera la ocasión, si se habían visto alguna vez en el pasado.

Después de todo, la tarde y una liga elástica no eran suficiente. Tenía que conocerlo. De verdad.

(...)

Otra vez se levantó llena de sudor y asustada, exactamente igual que la noche anterior, lo único diferente, era que pudo detenerse antes de gritar como desquiciada. ¿Qué estaba pasando?

El sueño no era el mismo de ayer, ésta vez había soñado que tenía alrededor de 5 años, y jugaba con sus padres en un bonito jardín lleno de flores por todos lados. Su padre le ponía una flor en el cabello mientras le sonreía con ternura. No era una pesadilla, era un sueño bonito, como si reviviera su niñez. Pero había algo mal en ese sueño... Ese hombre no era su padre, de hecho, era el mismo hombre que gritaba en el primer sueño, a los militares.

Tal vez sí debería hablar de esos sueños a sus padres... podrían decirle quienes eran esas personas y quizá podría dejar de soñar con ellas...

(...)

-Primer día de clase, lista? - su padre le sonreía

- Claro que no. Nunca se está listo para el primer día de clase - respondió mientras los labios le temblaban - y si me quedo en casa hoy?

- ¿Por qué no? Mira esas instalaciones, hermosas. Los colores de las paredes contrastan con el césped y los pocos árboles que hay y hasta atrevería a decir que ese graffiti de allá le da el concepto juvenil del 2016.

Arquitecto tenía que ser.

- Pues como sabrás, no soy arquitecta, así que me interesa en lo mínimo que se conserve el concepto juvenil del 2016 - le dedicó una sonrisa falsa -

- Vamos, si no es el lugar, tiene que gustarte algo de aquí para que al menos te bajes

Y en ese momento, justo en ese momento pasaba el chico de sus pensamientos. Ésta vez pudo detallarlo mucho más, tenia el cabello rizado y negro, los ojos cafés y era un poco mas alto que Abby, llevaba puesta una chaqueta como de cuero café y unas botas bajas. Él, él era la razón por la que iba a bajarse y estudiar en ese lugar. Necesitaba conocerlo y saber por qué sentía todo eso por él.

- Que te vaya bien en el trabajo! Te quiero! - se despidió de su padre, tomó el morral y corrió en la dirección en la que caminaba el moreno, disminuyendo eventualmente la velocidad para pasar desapercibida.

Se detuvo al ver un pequeño robot que se acercaba a ella mientras pronunciaba su nombre repetidas veces:

-Abigail Müller. Ubicación: Canchas de Basketball. Guardado. Hora actual: 7:00 am. Primera Clase: Biología. Maestro: Edward Baker. Guardado. Enviando... Enviado.

Abby miró al robot confundida, no tenía idea de por qué la máquina estaba diciendo todo eso.

- Es tuyo. Todos tenemos uno para el instituto - una chica se acercó a Abby respondiendo a su pregunta mental- Generalmente están programados con los horarios de cada estudiante, y tienen un compartimento para que guardes tus libros y tu computador o tu tableta

- Wow, que amable, en serio, gracias

Antes de que la joven que acababa de conocer dijera algo, los ojos del robot se pusieron rojos y un sonido constante sobresaltó a Abby.

- Significa que vas tarde a tu clase

- Biologia. Menos 0.5 puntos

- ¡¿Que?!

- Como te habrás dado cuenta, tienes que cuidarte de llegar tarde aquí. Los minutos que llegues tarde son los puntos que te bajan en la materia.

-Ok, gracias por la información! Y me refiero a TODA, la información- Gritó Abigail apresurada siguiendo al robot que estaba dirigiéndose a la clase del profesor Baker.

Cuando finalmente llegó se sonrojó y sintió toda su piel arder. Le iba a tocar presentarse adelante, frente a toda la clase. Probablemente vomitaría.

Juntó el valor para apenas poner su dedo en la pantalla y esperó a que el artefacto reconociera sus huellas dactilares y abriera la puerta.

- Buenos di..

- Nombre

- A... Abigail Müller

- Tercera fila junto a Jones

Confundida se dirigió al asiento que el profesor señalaba. Estaba tan aliviada, no iba a tener que presentarse! Yay! Pero que asocial, Abby.

- Hola - el chico que se apellidaba Jones la miraba con una sonrisa gigante, en serio, gigante. Parecía que era la primera persona que veía en siglos - Me llamo Jake, Jake Jones como obviamente dijo el profesor hahaha voy a ser tu compañero los próximos dos semestres - Sonrió más gigante aún, no podía creer que fuera posible sonreír así, y le pasó unas hojas donde al parecer debían responder un test y entregarlo al finalizar la clase.

Genial. Primer día de clase y ya había llegado tarde, le habían bajado puntos, y tenía un test de 180 preguntas que entregar en 30 minutos. Sin mencionar al compañero nerd con la sonrisa del Joker. Lo único que seguía motivandola para quedarse ahí? Ese moreno.


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