Especial II.

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Narrador omnisciente



— ¡Maldita lombriz infiel!

— ¡Que no es lo que estás pensando, Luhan! —Sehun intentó tomar la mano del otro, pero no podía alcanzarle— ¿Y por qué "lombriz infiel"?

— ¡Porque sería un insulto para los animales ponerte algún nombre de ellos! ¡Eres un gusano, lombriz, cosa viscosa, ugh!

— ¡Estaba en una clase de RCP y debía internarlo con mi compañera porque todos lo hicieron, ya que ella se ofreció para eso!

— ¡No intentes justificar el hecho de que le tocaste sus limones secos, Oh Sehun! —ladró furioso el pasivo, caminando más rápido por el campus de la universidad— ¡Si tanto quieres manosear esas cosas del demonio lo mejor será que nos divorciemos!

— ¡Pero si aún no estamos casados! — lloriqueó Sehun, al borde de la desesperación al no poder hacer entrar en razón a su novio.

— ¡Y jamás lo estaremos!

— ¡¿Y qué se supone que haga ahora con los anillos, eh?!

Entonces Luhan frenó estrepitosamente, dejando de sentir los latidos de su corazón y el ritmo de su respiración

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Entonces Luhan frenó estrepitosamente, dejando de sentir los latidos de su corazón y el ritmo de su respiración.

— ¿Qué hago con este amor que cada día me va consumiendo? —con una sonrisa en el rostro, Sehun se acercó a Luhan, abrazándole por la espalda y apresándolo con fuerza entre sus brazos— ¿Qué hago también con estas inmensas ganas de estar contigo el resto de mi vida, bebé?

—S-Sehun...

Sus mejillas estaban rojas y su labio inferior temblaba. Lentamente se volteó hacia el hombre que le sostenía con fuerza, quedando frente a frente al rostro sonriente del más alto y libre de apreciar aquel brillo precioso que iluminaba su mirada.

—No te puedo dar ni un matrimonio religioso ni uno legal, aún no —se inclinó un poco para poder dejar un tierno beso sobre la respingona nariz del castaño, quedándose a escasos centímetros de su rostro—, pero tendremos un lazo espiritual que sólo nosotros dos sabremos y que significará mucho más que lo anterior.

—Huele a cebolla —acotó de la nada Luhan, sonriendo tontamente hacia su novio—. ¿Acaso compraste aros de cebolla y planeas ponerme uno como anillo?

—Amo que me conozcas tanto, precioso.

Y acortó las distancias, siendo gustosamente correspondido por el más bajo, importándoles una mierda estar en el centro del campus y ser vistos por alguien.

Una vez separados, el macho alfa procedió a sacar la bolsa de aros de cebolla del bolsillo de su chaqueta, tomando uno para insertarlo cuidadosamente en el dedo anular de su hembr-digo novio.

Chanbaek's stalker » chanbaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora