爱
— Y ahora haces así... y luego esto, ¿ves? Ya está.
Yoongi miraba asombrado la taza que contenía el descafeinado hecho por Hoseok, sobre la espuma había dibujado el rostro de un conejo.
— No —Dijo enojado—. No lo digas como si fuese así de fácil, esto es peor que hacer un acertijo matemático.
Hoseok se rio.
— Que exagerado eres. Lo que pasa es que no lo has probado. Toma, ten —Hoseok le dio su taza de café—. Hazlo aquí.
— Ni hablar.
— Vamos —Suplicaba el azabache con un poco de aegyo, haciendo que Yoongi sonreirá un poco.
— Va a salir la caca más caca del mundo.
— Da igual —Se retaron con la mirada durante unos segundos y al final, suspirando, Yoongi se dejó vencer.
— No digas que no te lo advertí —Dijo mientras cogía los materiales—. A ver... esto era así y ahora así... y... —estuvo casi dos minutos haciéndolo mientras algunas gotitas de sudor le recorrían la frente por la concentración. Se cruzó de brazos al terminar—. Te lo dije.
Hoseok acercó el rostro a la taza.
—¿Qué es? —Preguntó.
— Quería... —Yoongi miró hacia otro lado—, hacer un panda.
Hoseok aguantó la risa pues lo que había en la taza quedaba lejos de ser un panda, más bien parecía una nube borrosa de un día de invierno.
—¡Ríete como quieras! —Dijo cabreado Yoongi, cogiendo la taza del panda deformado.
Pero con rapidez Hoseok le posó un dedo sobre los labios.— No, no, no. Ésa taza era mía —Dijo mirándolo a los ojos.
—P-pero...
—Nada de "pero", esa taza es mía —Dijo quitándole de la mano la taza de la figurita de la "nube borrosa"—. Venga, vamos a tomárnoslo en el sofá.
Avergonzado por el contacto de la yema de su dedo sobre sus labios, Yoongi cogió la taza que contenía el dibujito del conejo y fue tras Hoseok.
Se tomaron el descafeinado entre risas y pequeñas peleas. Hoseok descubrió la diversión de molestar a Yoongi, y Yoongi, sin saber que éste lo estaba haciendo adrede, fruncía el entrecejo con frecuencia y se trababa con las palabras.
No encendieron la tele y los únicos sonidos que se oían eran los de sus bocas sorbiendo de la taza y la suave lluvia que comenzaba a mojar la ciudad invernal de Seúl.
Lluvia nocturna con sabor a café.
Se miraban de vez en cuando, para cerciorarse de que aquello no era un sueño, para ir acostumbrándose poco a poco a la presencia del otro. Y, cuando las tazas quedaron vacías de café y palabras, ambos buscaron con urgencia el sabor en sus bocas, rememorando el beso que se habían dado sobre una tortilla escachada.
Entonces, el sonido de sus bocas se volvió húmedo y los gemidos sustituyeron al ruidito del sorbo de café. La lluvia, incesante, comenzaba a arraigar más fuerte, acompañando a Yoongi y Hoseok en la melodía de sus gargantas.
Ni siquiera quisieron ir a la cama. Tras desnudarse despacio, sin detener los besos, Hoseok había tomado a Yoongi en el mismo sofá, sin preocuparse por otra cosa que no fuese su cuerpo.
"¿Estás bien?", preguntaba de vez en cuando, "¿Te duele?".
A Yoongi le dolía, pero el tener sobre su cuerpo a Hoseok estaba por encima de cualquier dolor. Poder sentir su piel, el sudor de su espalda, escuchar sus gruñidos cerca de su oído o notar el movimiento de su pelvis entre sus caderas, era placer suficiente para ir redimiendo el dolor que pudiese sentir.
Y fue así como, largos minutos después, su cuerpo se acostumbraba de manera maravillosa al tamaño y a la forma de Hoseok, abriéndose en cuerpo y alma y entregándose de una manera que jamás hubiese podido imaginar que existía. Hoseok, con cuidado, trataba de ir despacio, sabiendo que para Yoongi, aquella experiencia sería dolorosa aunque él dijese lo contrario.
Había querido usar sus anteojos puestos, "para poder verte", había dicho, y lo cierto es que ese detalle le encantaba a Hoseok.
Hicieron el amor con la melodía de la lluvia y el sabor del descafeinado en sus bocas, y en cada beso, en cada caricia, Hoseok sentía que aquel lugar era el sitio más hermoso del mundo. "Nunca pensé que pudiese existir este sentimiento... o estas emociones. Parece como si... el mundo dejase de existir", pensaba mientras observaba los ojos cerrados y la boca abierta de Yoongi bajo su cuerpo. "Sus gemidos, la manera en que sujeta con sus dedos mi piel, la forma en que sube las caderas deseoso de mi cuerpo... es hermoso, es lo más hermoso que he hecho nunca".
Hoseok sentía que había encontrado un sitio al que pertenecer...
Y justo cuando el torrente de lluvia se volvió estrepitosamente fuerte, sus cuerpos llegaron al clímax. Durante varios minutos, Hoseok cerró los ojos y se mordió el labio para aguantar todo lo posible hasta que Yoongi se desvaneciese en sus manos. Fue así como ambos perdieron la noción del tiempo y se entregaron a la dulce sensación de haber alcanzado la cima.
Entre respiraciones entrecortadas, Yoongi cayó presa de un profundo sueño. No se dio cuenta de como Hoseok lo levantaba del sofá para meterlo en la cama. Tampoco pudo ver como le quitaba las gafas y las dejaba en la mesilla de noche, ni como se acurrucaba con él entre las sábanas.
Y tampoco escuchó las siguientes palabras:
—Ocho meses, treinta y dos semanas, doscientos veinticuatro días y, ahora, quinientas y una tazas de cafés... por suerte esta última he podido regalártela.
Con cariño, le apartó los pelos rebeldes que caían por la frente de Yoongi. Se acercó a su oído para susurrarle las últimas palabras, aunque sabía que estaba rendido en un profundo sueño.
—Creo... que te quiero, Yoongi. Desde la primera taza.
Y, dándole un casto beso de buenas noches, Hoseok apoyó su mejilla en el pecho de él para viajar al mundo de los sueños.
👑
Y este fue el capítulo final, aunque falta subir el epílogo y chau chau.
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uyeonhi.「yoonseok」
Fiksi PenggemarYoongi está enamorado del dueño de la cafetería donde siempre va a tomar su café. Pero su timidez le impide acercarse a él. ¿Podrán cambiar las cosas algún día? ▶ historia corta.