Vengo de la capilla y para volver a casa tomó el bus M7. Los buses en Manhattan son amplios. Las sillas son como de pasta dura, "no acolchonados" y como todos los choferes unos meten la chancla más duro que otros.
Yo voy sentada y a mi lado va una niña como de 10 años y ha estornudado 3 veces sobre mi. Aquí los estornudos y la tos y los fuegos en la cara son un motivo para salir corriendo. Yo procuring no usar mid manos cuando salgo. No sea que alguien estornudo, se tapó la boca y toco donde yo pondría mis manos.
Otra cosa aquí el bus para en el paradero y no donde la gente quiera. Para bajarse se oprime un botón cerca de las sillas y el conductor para en el siguiente paradero.
Dentro de los buses los asientos de adelante es para los ancianos. También haya cientos individuales en línea y al otro lado aciento de dos puestos. No falta el que ocupa todos los dos puestos con sus grandes maletas.
Hay personas tan grandes y gordas que no caben en un solo aciento y ocupa dos sillas.
Cada ruta cuesta 2.50 centavos y se entra por una maquinita. No se le paga al chofer. También hay tarjetas metrocard, estas se compran en las estaciones del tren y tienen varios precios. Las metrocard de un mes con todas las rutas que quiera cuesta 110 dólares, yo prefiero usar las monedas que me sobran para transportarme o caminar hasta 1 hora, así ahorro y hago ejercicio.
Mi bus va llegando y como todo bus me dio ganas de vomitar, gracias a Dios ya llegue.
See you
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Un dia en Manhattan
SaggisticaUna historia sobre mis días en Manhattan, todos los hechos son verdaderos. :)