Capítulo 11

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Pasaron las horas y sin darme cuenta me quedo dormida hasta el día siguiente, estaba tan cansada que no escuche la alarma de la escuela, me desperté hasta la 1:30 p.m, no asistí a la escuela, ósea que me había atrasado un día, empezamos mal este día, cuando Edwin había prometido ir a verme entrenar, pero bueno que más da, si ya falte ni modo, me pondré al corriente mañana. Me preparo un buen desayuno pues estaba sola como todos los días, me voy a mi cuarto a comer con música como siempre, para quitarme la mala vibra del despertar sola con los fantasmas de mi tristeza; las horas pasaron mientras ordenaba mis cosas, acaba de desayunar, suena la alarma para que me prepare para irme a entrenar, por suerte había acabado todo y no había recado, así que me alisto sin ningún problema, pero luego pienso en qué diremos Edwin y yo cuando nos veamos en el entrenamiento, hablaremos sobre el incidente de ayer, era lo que yo pensaba lo cual me llenaba de terror porque no sabría qué responderle. Pasó el tiempo y llego a la cancha, la mayoría estaba esperándome, no hubo regaño ni nada, solo indicaciones que seguir, tan triste y enojada conmigo misma por no querer verle la cara a mi amigo que quien tal vez  solo quiera ser mi amigo, sigo las indicaciones a pie de letra, estaba tan molesta que mis piernas agarraron más velocidad y fuerza, no entendía porque, pero me valió, seguí así, hasta que llegó la hora del partido de practica. Me sentía tan mal, ni siquiera tenía fuerzas para correr, la depresión se apoderó de mí, hasta que escuche unas voces:

-¡Güera no te rindas!-

-¡Eleonor, levántate!-

Eran las voces de mi entrenador y de, no lo puedo creer, es la voz de Edwin, me está apoyando, el entrenador también, me sorprende cuando escucho la voz del entrenador ahora gritándome: -¡Güera, tienes talento, no me defraudes!

Es cuando reaccionó sin ninguna duda y vuelvo al mundo del futbol en el que el balón se vuelve mi mejor amigo, los rivales mis enemigos por siempre, los delanteros mis amigos que me apoyaran gracias al balón, cuando me doy cuenta el balón con un jugador pasa alado de mi, es cuando como si en un segundo mi cuerpo se apegará al piso y se barriera sin pensarlo, consigo quitar el balón y me dirijo a la zona donde están mis compañeros. Las cosas pasaron y mi futbol se volvió como el de alguien mayor, no supe ni porque, no dejaba pasar a nadie, el balón me obedecía. Cuando acaba el partido, el profesor se aparece conmigo.

-Lo hiciste muy bien, nunca había tenido una chica tan buena defensa como lo eres tú-

-Gracias, la verdad creo que me conecte con mi cuerpo, el balón, el campo y mis compañeros-

-Te quiero en el equipo de los grandes-

Que sensación tan más hermosa, sentí al escuchar eso, abrace al entrenador con tanta fuerza que ni lo dejaba respirar, por segunda vez alguien me había hecho sonreír, salí corriendo en cuanto deje de abrazar a mi entrenador, fui a buscar a Edwin que escondido detrás de las gradas me veía, sin decir nada. Nos quedamos viendo con una distancia de 20 pasos, mirándonos de pronto sin más ganas de esperar corrí hacia él y me deje llevar contra él, lo abrace cuando choque con el e hizo lo mismo, me abrazo, sin darme cuenta me sentía protegida, estaba feliz.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2017 ⏰

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