Capitulo 3: Todavía queda la esperanza

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Es extraño que de un día para otro mi vida haya dado un giro bastante drastico, a pesar de que a simple vista parezca que me comienzo a acostumbrar en realidad es totalmente lo contrario, no logro adaptarme y no creo poder hacerlo nunca. Mucho menos cuando mis amigos me han dicho que no pretenden rendirse y dejarme aquí.

¿Por qué no pueden admitir que están mejor sin mí?

Nuevamente frente aquel mar tan frio pero que yo siento tan calido. Anhelaba tanto poder regresar a la vida que tenía en el planeta tierra, cuando no los tenía a ellos, cuando pensaba que era mejor que Keith, cuando pensaba que era capaz de hacer cualquier cosa cuando claramente no era así. Quitandome mi camisa blanca y quedandome en mis shorts de color azul decidí entrar en el agua. Y como lo pensé, estaba tibia. Estaba frustrado, un nudo se formó en mi garganta. Sin pensarlo dos veces corrí a lo profundo, me dejé undir por varios minutos, aguantando la respiración abrí mis ojos bajo el agua para contemplar el unico destello que podía verse en esta profundidad.

Cuanto deseaba poder congelarme, poder morir.

Sentía como si estuviese a punto de llorar, cerré fuertemente los ojos para evitarlo pero no pude. ¿Y cómo lo sé?, pues de mis ojos comenzaron a salir lagrimas azules... bastante brillantes, podía verlas con facilidad. Justo ahora me pregunto, ¿cuánto abrá cambiado mi cuerpo?. Ya no quiero esto, no me importa si no llevo ni un solo día así, quiero que todo termine, estar solo me asusta.

Estaría mejor muerto.

Muerto en este mar en donde nadie me podrá sacar...

Tomando valentía dejé ir todo el aire que me quedaba, pretendía ahogarme. Pero al final nada resulta como quiero.

— ¿P-Pero qué diablos...? .—Murmuré para mí mismo totalmente alarmado—

Era capaz de respirar bajo el agua, se sentía extraño, el agua no me dañaba, no me ahogaba. No podía morir ahogado. Maldije para mis adentros para luego llevar ambas manos a mi rostro, ocultando mi desesperación a pesar de saber que no había nadie que pudiese verme.

— ¡Quiero morirme ya! .—Grité—

Mi voz resonó como un eco. Un desesperante eco que quería dejar de escuchar. Rindiendome regresé a la superficie, salí del agua y me arrodillé en la orilla, dejando que el agua llegara a mí y me mojara levemente. Miré al cielo estrellado, era tan brillante, cada estrella se miraba con tanta facilidad. Por un momento... no comprendo cómo es que pensé... que Keith estaría... tal vez... solo tal vez...

De camino para venir nuevamente a verme.

No es como si quisiera que viniera, solo fue un pensamiento bastante estúpido de mi parte. Claramente Keith no viene para acá y no lo hará hasta mañana, o después. Sinceramente no dejó en claro cuándo vendría asi que... puede que solo esté dandome ilusiones.

Espera... ¿ilusiones?

Diablos, ya ni sé en qué estoy pensando. Tal vez solo sea el cansancio, sueño posiblemente. Me levanté y me encaminé hacia el sitio en donde había dejado mi león, tomé la maleta que Keith me había traido y busqué algo como que ponerme para dormir, me importó en lo más minimo que mi cuerpo estuviese mojado por el agua. Tomé un pantalón y una camisa y me dispuse a ponermelos. Antes de que pudiese ponerme la camisa pude ver algo en mi cuerpo gracias a mi reflejo el cual estaba en uno de los enormes trozos de hielo que había junto a mi león.

— ¿Y eso? .—Me acerqué al hielo— Maldición... todo menos esto...

Mi cuerpo ahora tenía marcas, marcas brillantes de color azul, podían notarse con demasiada facilidad. Abarcaban toda mi pierna derecha y un poco de mi cadera. A simple vista eran como peces, tambien había una que otra flor pequeña. El simbolo que más llamó mi atención fue el león que se encontraba en mi espalda.

No solo mi cuerpo ahora soporta bajas temperaturas, no solo puedo respirar bajo el agua, si no que ahora mi cuerpo está marcado

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No solo mi cuerpo ahora soporta bajas temperaturas, no solo puedo respirar bajo el agua, si no que ahora mi cuerpo está marcado. Chasqueando mi lengua con total enfado seguí vistiendome. Al instante me di cuenta de que no había un lugar en donde podría dormir y el piso no era una opción. Supongo que dormiré en mi león, no hay de otra.

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Keith Pov

— No podemos dejar a Lance, Allura .—Le reclamé por cuarta vez—

— Ya te lo dije, por el momento no hay nada que podamos hacer .—Respondió bastante frustrada—

— ¡¿Y solo por eso lo dejaremos y nos iremos?!.

— ¡Yo NUNCA dije eso! .—Alzó la voz—

— Paren ya los dos .—Shiro interrumpió— Keith... como Allura dijo, por el momento debemos irnos, si nos quedamos aquí puede que Zarkon nos encuentre.

— Pero-- .—Me interrumpió—

— Ademas, buscaremos una forma de ayudar a Lance, no creas que lo vamos a abandonar .—Me sonrió—

Llevé mi mirada al suelo, aún no soportaba la idea de que fuesemos a dejarlo, simplemente me molestaba.

— Que raro, no pensé que te preocuparías tanto por Lance .—Habló Pidge—

— Si, no lo vi venir .—Agregó Hunk cruzado de brazos—

— Ya dejenme en paz .—Bufé para luego ir a mi respectiva habitación—

Debo admitirlo, hasta yo estaba confundido. Hasta hace unas horas yo lo odiaba y le hablaba con frialdad, pero... después de lo que ocurrió todo cambió. Intenté buscar la manera de ayudarlo, me preocupé por él mucho más que el resto.

Hasta consideré multiples veces en ir a verlo nuevamente...

Posiblemente solo sea algo temporal este extraño sentir, quiero creer que estoy enfermo o algo. Me tiré a la cama y dejé escapar de mis labios un pesado suspiro, tenía tantas ganas de olvidarme de todo y dormir pero era imposible. No podía descansar sabiendo que Lance tal vez esté pasandosela fatal, sabiendo que está deprimido.

Seguro se siente tan solo...

Quiero ayudarlo, sacarlo de ahí pero no puedo hacer nada. ¿Qué clase de paladin soy?, ni siquiera puedo pensar en algún plan para poder devolver el nucleo a su lugar original. Me levanté de la cama para poder ponerme mi pijama, pensaba en dormir aún sabiendo que sería algo imposible. Cerré mis ojos y esperé a que el sueño me atrapara. Al final logré caer en un profundo sueño, en el cual... por alguna extraña razón... se encontraba Lance allí.


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