Capítulo siete

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For Mimi (te dedico este ahora, porque todavía tengo que terminar esta historia y otra más para publicar, por lo menos, el primer capítulo. Además, por ayudarme con la idea :D) 'cause she's and awesome girl.

*   *   *   *   *   *

Capítulo siete.

   El tiempo comenzó a transcurrir tan rápido luego de que Derek y yo nos arreglamos que apenas si llevaba cuenta de los días. Ese día me llevó al London Eye, luego caminamos por el Big Ben y, por último, volvimos a la pista de hielo a la que me llevó el año pasado. Pude hacer algunas figuras y tengo que admitir que me costaron y estuve por caerme más de dos veces, pero no pueden culparme, hacía meses que no hacía algo así. Derek patinó conmigo y, esta vez, no tuvo tanto miedo.
   Según pude ver y escuchar, Addie confesó sus sentimientos a Robbie, los cuales yo no tenía idea de que existían. Me sentí muy mal, no tenía idea de que mi amiga se sentía así, primero porque ya no pasamos tanto tiempo juntas y segundo porque ella no decía una palabra sobre ese tema cuando sí lo estábamos. Ella solo rió de mi cara de miseria. Sí, definitivamente, está feliz.
   Epperly está saliendo con Connor, uno de los amigos de mi hermano. Digo «saliendo» porque ella insiste en que aún no es su novia y no piensa serlo. No pude hablar mucho con ella sobre eso, pero en algún momento lo haré. Lo único que me hace sentir rara es que se llevan cinco años. Connor es mayor que su propio hermano...
   Aurora... bueno, Aurora está demasiado callada para ser ella y cada vez que quiero hablarle, solo me dice que no tiene ganas o que tiene algo para hacer. Estoy casi segura de que algo ha pasado con su novio, pero ya hacer dos meses que está como... ¿De luto? No lo sé.
   Sin darnos cuenta, porque todo está muy bien, estamos en plena primavera y Leroy lleva siete meses dentro del vientre de Addie y, en cinco días, es la boda del padre de Derek. Anne decidió que no quiere ni acercarse a Londres, pero Emma vendrá un día antes para poder decirle un par de cosas a su papá. Nadie puede negárselo.
   Hoy miércoles, decidimos hacer una pijamada. Como siempre estamos ocupados con la escuela y los ensayos son realizados cada vez con más cansancio, dormiremos en la casa de Zack y mañana pasaremos el día aquí, haciendo nada.
   Luego del colegio, llegué a casa, me bañé y preparé una mochila, por lo que ahora estoy de camino a la casa de mi amigo. Elle estará allí, por lo que no estaré yo sola rodeada por todos los muchachos, no es que sea un problema, pero hay veces en las que no entiendo los chistes con testosterona.
   Cuando estaciono, están todos los autos aparcados allí también, lo que quiere decir que soy la última en llegar —como siempre—. Luego de cerrar mi auto con alarma, me acerco a la casa y toco timbre.
   —¡Bonjour Lorelay! —me saluda Elle en francés cuando abre la puerta.
   —Bonjour. —respondo riendo.
   Entramos juntas y desde el pasillo logro escuchar las risas de los muchachos en la sala. Francamente, extrañaba juntarme con ellos sin estar estresada por la escuela.
   —¡Miren quien está aquí! —grita ella cuando llegamos a la sala.
   Soy recibida con mi nombre exclamado al unísono, lo que me hace reír. Dejo mi mochila en el suelo para poder saludarlos, pero me quedo congelada al ver a mi prima Epperly sentada entre medio de Mike y Josh.  Saludo a Thomas, Zack y Derek, para luego ponerme frente a ellos tres con los brazos cruzados.
   —¿Qué onda, Loreeey? —Josh me da una sonrisa tonta.
   —Joshua, Michael, ¿Pueden prestarme a mi prima por un momento?
   —Uuuh, está usando sus nombre completos, yo que ustedes la escucho. —ríe Thomas.
   Volteo a sonreír en su dirección, justo cuando Elle se sienta en su regazo y ambos me sonríen devuelta.
   —Oh, vamos —rezonga Mike. Vuelvo a mirarlos y él pone su brazo en los hombros de Eppy—. Nos estamos divirtiendo aquí. —otra sonrisa tonta.
   —Ustedes dos están obviamente afectados por el alcohol desde temprano, ¿Tengo razón?
   Ellos responden «no» al mismo tiempo que todas las personas restantes responden «sí» para luego estallar en risas, yo incluyéndome. Cuando las risas se calman, los apunto con mi índice.
   —Doyle —llamo en voz firme, la sonrisa de Josh se borra al instante—, Novak —lo mismo pasa con Mike—. Quiero a mi prima devuelta.... ahora.
   Sucede tan rápido que ni siquiera me da tiempo de reír: ambos ponen sus manos detrás de la espalda de Epperly, haciendo fuerza y levantándola de un salto. Ella se larga a reír al igual que los otros, así que tomo el momento de distracción y tomo su mano, llevándonos hacia la cocina.
   —¿Qué diablos estás haciendo aquí? —es lo primero que sale de mi boca cuando estamos solas.
   —Relájate, Lorelay, todo está bien. Solo estaré aquí un rato y luego me iré.
   —Pero... ¿Cómo llegaste aquí? No sabía que conocieras a ninguno de ellos.
   —Bueno —suspira con una sonrisa—... conocí a Mike un tiempo atrás y... bueno...
   —¡Dios mío! ¿Estás engañando a Connor? —pregunto en voz aguda, incrédula.
   —¿Qué? ¡No! ¿De qué estás hablando? —pregunta con el ceño fruncido.
   —Tu y Connor, ¿Estás saliendo con Mike también?
   Santa madre de Dios.
   —¡No! Lorelay, no estoy saliendo con Connor.
   —Pero... eso es lo que Addie me dijo.
   Ahora sí estoy confundida.
   —Addie está loca ahora que aclaró sus sentimientos con Robbie —pone los ojos en blanco—. Connor y yo compartimos un par de besos aquí y allá, pero nada más. Es un bueno chico pero no estoy enamorada de él o nada parecido. Mike, en cambio... —se detiene y sonríe.
   Entonces Addie cambió toda la historia. Maldita pelinegra.
   —Él te gusta. —afirmo.
   —Sí. Mucho. Pero —su sonrisa se borra—, no sé que hacer. Parece que Josh estaba interesado en mí antes y no sé si hay algún código de hermanos entre ellos. No quiero ser la culpable de arruinar una amistad.
   —Michael está interesado en ti, ¿verdad?
   —Mhm. —asiente.
   —Entonces, ¿Qué estás esperando?
   —Pero, Josh-
   —Joshua es un mujeriego, estaba interesado en ti. Si Mike quiere estar contigo entonces... ¡Estén juntos! —agrego con una risita.
   Eppy ríe también.
   Un rato después, ella se va a su casa y quedamos los mismos de siempre, agregando a Elle. Le pregunto a Zack por qué Peggy no está aquí también y me dice que ni siquiera le ha avisado porque tiene una cena con su familia. Eso me hace sentir algo aliviada, ya que sin ella el ambiente no se contaminará de esa horrible tensión que nos rodea cuando ella nos acompaña.
   —Tenemos un regalo para ti. —informa Zack cuando estamos cenando pizza, horas más tarde.
   —¿Un regalo? ¿Qué? —pregunto emocionada.
   —Bueno, en realidad es para todo pero nosotros ya lo tenemos así que solo quedas tú. —explica Mike.
   —¿Qué es?
   Thomas me da el regalo, envuelto en papel celeste. Es blando, así de debe ser algo de ropa. Abro el papel con lentitud, sin romperlo. Es una camiseta de color blanca. La miro con curiosidad, hasta que Thomas habla.
   —Dala vuelta.
   Hago lo que me dice y me encuentro con un estampado en color negro: Sixth Fret en la zona del pecho y, abajo, el símbolo de nuestra banda: un rectángulo con otro dentro de este, pintado adentro, y líneas en forma vertical. Sí, el sexto traste.
   —Me encanta.
   —Dala vuelta. —escucho a Josh decir.
   Obedezco y me encuentro con mi nombre justa debajo del cuello.
   —Gracias, muchachos. Me encanta. —repito.
   —Eso es genial —dice Tom—, podemos tener una foto todos juntos con nuestras remeras. Ah, por cierto, tu remera, la de Zack y la de Mike son blancas, la de Derek, la de Josh y la mía son negras.
   —¿Y por qué no hicieron todas las remeras iguales? —frunzo el ceño.
   —Nos pareció mejor así. —Derek se encoge de hombros.
   Lo imito y vuelvo a sonreír. Es uno de los mejores regalos que he tenido.
   Un rato más tarde, Thomas propone que nos pongamos los pijamas y hacer juegos. Sí, juegos que tengan que ver con tomar alcohol. Espero que mis amigos no sean alcohólicos de grandes. Zack nos dice a mí y a Derek que usemos el cuarto que suele usar su hermana mayor para vestirnos y que luego veremos cómo haremos para dormir.
   Derek suele dormir sin remera, pero como parece que no quiere andar en cueros todavía, se pone su remera nueva de la banda, igual a la mía pero en negra y con los estampados en blanco. Y, bueno, obviamente varios talles más grandes. Yo me pongo mi remera —que es bastante grande también— y mi short negro de pijama debajo. La remera lo tapa, pero no me hago problema, son todos mis amigos. Derek se pone unos pantalones negros de pijama también y ya estamos listos para bajar.
   —No tan rápido. —Derek toma mi muñeca y me da vuelta, haciendo que choque contra su pecho.
   —¿Qué?
   —Está mostrando mucha piel, señorita. —intenta quedarse serio pero falla miserablemente.
   Sonríe mostrando sus dientes y no puedo evitar imitar el gesto. Todo estuvo tan bien en el último tiempo que parece casi imposible. Sé que aún está la boda de su padre por superar, pero es algo con lo que lidiaremos en el momento que tengamos que hacerlo.
   —Oh. Lo siento, no es mi intención. —coloco mis manos detrás de su cuello.
   —Ah, ¿No? —pone las suyas en mis caderas.
   Niego con la cabeza y beso castamente sus labios.
   Ya abajo, vemos que todos hicieron lo mismo, cada uno con su remera nueva. Bueno, es nueva para mí, no sé hace cuánto la tendrán ellos.
   —¡Juguemos gira la botella! —grita Josh.
   Instantáneamente, todos respondemos al unísono: No. Las risas no se hacen esperar.
   —Prefiero jugar a yo nunca. —replico.
   —Quoi? —pregunta Elle con el ceño fruncido.
   Thomas ríe y besa su mejilla. Si hay algo que he aprendido en este tiempo, es que a él le encanta cuando su novia habla en su idioma natal.
   —Es un juego para tomar y ponerse muy ebrio, en realidad. —dice Josh con una mirada traviesa.
   Pongo los ojos en blanco y tomo la mano de Derek, guiándonos hacia los sofás. Mi idea es sentarnos en uno, pero él se sienta en el piso de piernas cruzadas y palmea su falda para que me siente en su regazo. Sonrío y  me siento en sus piernas. Nos sentamos todos al rededor de la mesa baja de la sala, donde se encuentran varias botellas de alcohol.
   —¿Pueden explicarme cómo se juega? —pregunta Elle mientras se coloca entre las piernas de Tom.
   —¡Yo te explico! —exclama Mike.
   —No —musito—. La primera vez que me agarré una borrachera fea fue con este juego, así que yo te explico.
   —Bueno, me encantaría escuchar esa historia. —Josh tercia.
   —No eres tan afortunado. — ríe Zack mientras prepara los vasos con un trago.
   No estoy prestando atención a lo que está preparando, solo espero que no sea demasiado fuerte como para tumbarnos con el primer trago.
   —¿Y tú lo eres? —pregunto Mike cruzándose de brazos.
   —Sí, yo sí sé esa historia. —responde él sin siquiera mirarlo, concentrado en lo que está haciendo
   —Eso no es justo. —rezonga Josh dándome una mirada de pocos amigos.
   Me encojo de hombros y sigo hablando. No pienso contarle la historia para que después bromee continuamente. Nop, eso no va a pasar.
   —Siguiendo con la instrucción de cómo se juega, va por turno según la ronda. Supongamos que yo empiezo y digo yo nunca he robado-
   —Pero tu has robado mi corazón. —me interrumpe Derek.
   Su oración es seguida de un «aw» conjunto. Pongo los ojos en blanco pero sonrío de todas maneras.
   —Mignon. —Elle acuna en francés.
   No tengo idea de lo que ha dicho, pero aún así ignoro sus comentarios y sigo explicando.
   —Como sea —río—, supongamos que yo digo eso, entonces cada uno que sí ha robado, debe tomar un trago de su vaso. ¿Entendido?
   —Oui.
   —Bien, empecemos.
   —¿Debería estar asustado ahora mismo? —murmura Derek a mi oído.
   —No —digo con una risita—. Si no te asustaste con todo lo que es mi vida, entonces no te asustarás con nada que tenga que ver conmigo.
   —Suficiente, tórtolos —exclama Michael—. Juguemos. —menea sus cejas.
   No puedo evitar reír.
   —Yo empiezo —declara Zack—. Yo nunca he amanecido desnudo en la cama de otra persona.
   Agarro dos vasos de la mesa y le doy una Derek. Ambos tomamos, al igual que el resto. Fue algo tonto, en realidad, todos somos bastantes grandes como para no tomar, en este caso.
   —Uhm —piensa Mike—... Yo nunca he besado a un desconocido.
   En este caso soy la única que no toma su trago. Las únicas dos personas que he besado en toda mi vida fueron Brandon y Derek y ninguno era completamente un desconocido.
   No sé cuánto tomó cada uno, ni cuántos tragos en total fueron, pero en algún momento de la noche ya todos teníamos, por lo menos, cierto zumbido. Ahora, por ejemplo, estoy aprendiendo que Derek es el tipo de borracho callado, que solo ríe cuando algo le causa demasiada risa, y, cuando lo hace, son puras carcajadas. Elle es la borracha risueña también, Thomas dice puras pavadas, Zack es el que mas soporta el alcohol por lo que se ve, porque solo se nota que tiene un ligero zumbido, como yo. Josh hace comentarios pervertidos y Michael solo está quedando dormido.
   —Bueno —Zack se pone de pie—, acordemos cómo dormiremos. Hay cuatro habitaciones. Elle y Thomas, ustedes duerman en la habitación de mis padres, Josh-
   —¡Yo duermo en tu cuarto! —exclama interrumpiendo.
   —Uh, bueno. Michael, tú puedes dormir en el cuarto de Willa.
   —Genial. —Mike se levanta de un salto y sube las escaleras sin siquiera decir adiós.
   —Él es un borracho dormilón. —ríe Thomas.
   Su novia ríe también y lo abraza por la cintura, apoyando su cabeza en su pecho.
   —Lorelay, tú y Derek pueden dormir en la habitación de Carla.
   —¿Dónde dormirás tú? —pregunto preocupada.
   —No conmigo. —murmura Josh, se levanta y sube las escaleras también.
   —No te preocupes, Lori. Estos sillones se hacen cama, puedo dormir aquí.
   —Nosotros podemos dormir aquí si quieres. —propongo.
   —No, no. Está bien así, en serio.
   —Bueno. —suspiro.
   Derek y yo nos ponemos de pie al mismo tiempo que Elle y Thomas, haciendo que ellos tres se larguen a reír. Pongo los ojos en blanco y sonrío.
   —Muy bien —Zack arrastra—, ustedes deben ir a dormir. En serio. —trata de aguantar la risa.
   Asiento y tomo a Derek por la cintura, arrastrándolo hacia las escaleras.
   —Buenas noches a todos. —digo desde arriba Derek apoyándose en mi lado.
   Zack saluda con su mano y los otros dos siguen riendo. Pobre de él, deberá encargarse de que lleguen a la cama sin que se quiebren el cuello en el intento. Casi río al pensamiento.
   —Vamos, Derek.
   Él ríe entre dientes pero hace lo que le digo. Por suerte, llegamos a la habitación más rápido de lo que pensaba y Derek se tira en la cama sin siquiera pensarlo. Y yo estoy tan cansada, que no hago amague de lavarme los dientes antes de dormir, como, obviamente, debería hacer.
   Me arrastro en la cama hacia donde está él, con los ojos entrecerrados y sus manos a los costados de la cabeza. Es una suerte que su cabeza haya caído en la almohada, porque sino yo no habría sido capaz de poder moverlo.
   Despejo los rizos de sus ojos y acaricio su frente. Su mirada cansada y ebria me hace sonreír con diversión. Esta es la primera vez que veo a Derek de esta manera.
   —Tú no deberías verme así. —balbucea.
   —No me importa. Eres gracioso así.
   Abre sos ojos un poco más y me da una mirada incrédula, antes de darse la vuelta y apoyar su espalda contra el colchón. Agarra mi mano y, con fuerza, me atrae hacia él de un solo tiro.
   —Auch. —no puedo evitar quejarme.
  Sentí como si fuera a arrancarme el brazo.
   —Oh, lo siento tanto. —besa mi cara torpemente, haciéndome reír.
   —Estoy bien.
   Deja de besar mi rostro y levanta la mano que tiene sujetada hasta que ésta queda cernida sobre su cara. Entrecierra los ojos y sonríe, inspeccionando mi tatuaje imprudente.
   —Sabes... esta es la cosa más estúpida que has echo, pero al mismo tiempo es la más hermosa.
   Murmura, de pronto pareciendo más sobrio.
   —Sí... lo sé. —susurro.
   Sus ojos verdes se encuentran con los míos y es como si hubiera electricidad conectándolos, porque me resulta muy difícil siquiera intentar romper el contacto visual. Sus ojos son como los espejos de su alma, puedo ver, hasta sentir, todo lo que él siente. Puedo verlo, puedo saberlo. Son los ojos más expresivos que jamás he visto. Nunca de ese verde ni con esos tonos, nunca tan sinceros, nunca tan misteriosos y tan amables al mismo tiempo.
   Hipnotizada, comienzo a susurrar.
   —Verdes como un bosque en primavera, profundos como el océano, expuestos como el sol, amables como el clima en julio. Ellos son como imanes para mi marrón profundidad.
   —¿Qué es eso? —susurra él también.
   —Algo que he escrito.
   —¿Tú escribes? —pregunta con las cejas arqueadas.
   —No. Estaba tratando de escribir una canción para Sixth Fret cuando eso se me vino a la mente.
   Gira sobre sí mismo hasta quedar cernido sobre mí, sosteniéndose con sus codos.
   —Eso fue hermoso. Debería hacerme un tatuaje con eso. —lanza una sonrisa ladeada.
   —¿Por qué te tatuarías la descripción que yo le doy a tus ojos? —pregunto con una risita.
   Fuera de la habitación de escuchan ruidos, pero ambos lo ignoramos.
   —¿Tú describes así a mi ojos? —pregunta en un murmullo, brindando tanta intensidad con sus ojos que casi que me resulta imposible de recibir.
   Asiento sin decir nada y sin perder el contacto visual. Me veo obligada a romperlo y cerrar los ojos cuando Derek acerca sus labios a los míos y me besa con tanta pasión como con ternura. Podría tener toda la lujuria del mundo, pero no tendría sexo sabiendo que mis amigos están en la habitación de al lado.
   Se separa y besa mi nariz.
   —Te quiero.
   —Yo también te quiero.
   Besa mi frente y vuelve a acostarse sobre el colchón, atrayéndome hacia él y corriendo las frazadas para luego cubrirnos. Apoyando mi cabeza en su pecho, mi mente comienza a nublarse con los latidos de su corazón, relajándome. Escucho que Derek dice algo, pero estoy tan cansada que ni siquiera lo entiendo. Me quedo dormida en segundos.
   Cuando vuelvo a abrir mis ojos, tengo mucho calor. Inspeccionando la situación; me doy cuenta que no solo Derek me está brindando calor corporal con su espalda, sino que tengo las frazadas hasta el cuello. Me destapo despacio y corro su brazo de mi cintura con cuidado de no despertarlo. Mi garganta está súper seca y siento como si hubieran residuos en mi boca.
   Busco el cepillo de dientes en mi mochila y procedo a cepillar mis dientes en el baño y hacer mis necesidades. Mi pelo está bastante despeinado, pero ni siquiera me preocupo en peinarlo, en cuanto tome algo volveré a la cama.
   El suelo se siente frío contra mis pies desnudos, pero camino de todas maneras hacia abajo. Allí está Zack, durmiendo sin remera en sillón ahora echo cama. Las frazadas cubren de su cadera para abajo, pero puedo adivinar que no está desnudo. No creo que haría algo así con nosotros en su casa.
   En la cocina, tomo un vaso de agua fría que estaba en el refrigerador. Cuando enjuago el vaso y lo dejo para secar, escucho que alguien golpea la puerta de la entrada. Pienso un momento si atender o no, es muy temprano y no creo que Zack vaya a despertarse. Me rindo cuando escucho el timbre sonar. Me apresuro hacia la sala. Giro la llave y abro la puerta, para encontrarme con nada más y nada menos que a Peggy.
   Ella sonríe, una sonrisa que se borra al momento en que me observa de pies a cabeza. Entra chocando su hombro con el mío de mala manera. Incrédula, cierro la puerta.
   —Lo sabía —musita con los dientes apretados. Se da vuelta y me fulmina con la mirada—. Lo supe todo este tiempo. Tú, puta.
   —¿Qué? —exclamo en un bajo volumen de voz, no quiero despertar a nadie—. ¿De qué diablos estás hablando?
   —Que desde que te conocí supe que te gustaba Zack. Encima has engañado a Derek, ¡Barata!
   —¿Discúlpame? No he engañado a Derek.
   —¿Entonces qué significa que tengas la remera de Zack puesta sin nada más debajo, con el pelo despeinado y Zack desnudo en el sillón? —apunta a su novio con el índice.
   Oh. Con que a eso se refería.
   —Esta no es la remera de Zack y yo no he dormido con él.
   —¡Mentirosa! —grita.
   Y siento su mano dando un golpe seco en mi mejilla, dejando mi cabeza volteada y mi piel picando y ardiendo. Llevo mi mano al golpe y miro a Peggy ofendida. ¿Qué demonios le pasa?
   —¿Por qué tantos gritos? —escucho un quejido.
   Ella está en la parte de arriba de la escalera, su cabello echo un nido de pájaros y sus ojos hinchados. Baja los escalones a paso torpe y lento. Vuelvo a dejar mi mejilla al descubierto.
   —Tú también lo sabías, ¿Verdad?
   —¿Qué? —murmura confundida—. Deja de gritar, Peg. Tengo una resaca terrible.
   —¡Tú lo sabías! —grita.
   Elle comienza a hablar en francés. No le entiendo nada, pero sé que no son cosas bonitas por el tono que está usando y la cara que está poniendo.
   —Aucun. No tengo idea de lo que estás hablando.
   —¿Ahora tú también mientes? Esta puta se estuvo acostando con mi novio todo este tiempo y ¡Nadie hace nada! —sigue gritando.
   —Por el amor de Dios —dice una voz diferente—. ¿Puedes cerrar la maldita boca?
   Josh aparece con Mike detrás y ambos bajan la escalera con una expresión de fastidio en sus caras.
   —Tú no me vas a decir que hacer, Josh.
   —Sí, bueno, aquí todos estamos durmiendo y tenemos resaca, son las diez de la mañana y todos agradeceríamos si hicieras silencio. Además tú no gritas, tú chillas.
   Peggy frunce los labios de una manera poco atractiva y acerca a Zack.
   —No —tercio—, no lo despiertes.
   Él es que menos ha dormido por haberse echo cargo de Elle y Tom ayer y además tuvo que controlar que todo estuviera bien.
   Peggy voltea y me lanza una mirada envenenada.
   —Oh, ¿No quieres que despierte a tu amante?
   —¿De qué carajo estás hablando? —increpa Mike.
   —Esta perra —me apunta con su índice— se ha acostado con mi novio.
   —No lo hice. —replico al instante.
   —¿Ven? No respondería tan rápido se no sería verdad. ¡Despierta Zachary! —y grita, otra vez.
   Se escucha un quejido desde la escalera, y todos miramos para ver a Thomas con una expresión de enojo que da miedo. Nunca he visto a Tom con esa cara. Baja con esa expresión asesina y, cuando llega a donde estamos nosotros, se cruza de brazos y le echa dagas con la mirada a la rubia. Peggy mueve a Zack, y este se despierta de repente. Gira sobre sí mismo y queda sentado. Entrecierra los ojos y luego de los frota.
   —¿Peggy? ¿Qué haces aquí? —cuestiona con voz rasposa.
   —Descubriendo cómo me has estado engañando. Eres asqueroso. —le escupe.
   Zack frunce el ceño, pero no tiene tiempo de decir nada porque ella vuelve a acercarse a donde estoy yo, con Elle a mi lado y los chicos detrás.
   —Nunca me has agradado y ahora entiendo por qué. No puedo creer que además hayas engañando a Derek con él. —dice con asco.
   —¡Que no lo he engañado! —exclamo.
   —¡Deja de mentir! —grita.
   Levanta la mano y vuelve a darme una bofetada en el mismo lugar, tan o más fuerte que la anterior, con la diferencia de que esta vez, su uña me raspó también. Escucho un jadeo general. Mi cabeza vuelve a quedar volteada hacia donde están los otros, quienes me miran con los ojos bien abiertos.
   —Dios mío. —escucho a Zack decir.
   Volteo a verlo cuando se levanta del sillón-cama, mostrando que tiene pantalones verdes colgando de sus caderas. Se acerca a paso rápido y toma a su novia —¿O debería decir ex-novia?— y la mueve hacia atrás.
   —¿Qué hay con tanto gritos? —escucho la voz grave de Derek.
   Lo escucho bajar las escaleras y caminar hacia nosotros. Con mi cabeza hacia el costado, su mirada encuentra la mía y sus ojos se agrandan. Se acerca aún más rápido y corre a otros con algo de brusquedad. Toma mi cara entre sus grandes manos y me inspecciona.
   —¿Porqué tienes un tajo y sangre?
   —Peggy la abofeteó. —responde Mike con enojo.
   —Ella se lo merece. Sabías que eras baja, pero no tanto como para engañar a tu novio bajo sus narices.
   Derek suelta mi cara y se coloca a mi lado.
   —¿De qué estás hablando? —le inquiere Zack con fastidio.
   —¡De que Lorelay ha estado engañando a Derek todo este tiempo contigo! Y tú a mí con ella. —le dice con odio.
   —¡Yo no te he engañado! —le espeta él.
   —Lorelay no me ha engañado —musita Derek con tranquilidad—, ¿Por qué dices eso?
   —¿No es obvio? —resopla Peggy—. Tiene puesta la camiseta de Zack y nada más debajo, cuando llamé a la puerta ella me abrió así, es obvio.
   —¡No, no lo es! —exclamo con furia, cansada de este disparate y que, además, se haya atrevido a pegarme sin razón alguna—. He dormido con Derek toda la maldita noche y esta remera es mía, no es de Zack, debajo de esta remera tengo ropa interior y un pantalón corto —digo subiendo mi remera para que pueda ver la tela negra—. Te abrí la puerta porque me desperté para tomar agua, estaba despeinada porque había dormido y no me peiné porque pretendía seguir durmiendo. ¿Entiendes ahora?
   Ella parece insegura por un momento.
   —¿Cómo tengo la certeza de que esa es tu remera?
   Pongo los ojos en blanco. Me doy la vuelta y muevo mi cabello, dejando ver mi nombre en la camiseta. Volteo a mirarla nuevamente.
   —Mike tiene la misma también. No sé por qué Zack no tiene puesta la suya, pero esta es mía.
   —La mía fue vomitada por Tom anoche, así que no pude usarla. —Zack le lanza una mirada de pocos amigos y Thomas ríe nerviosamente.
   —Lo siento, estaba ebrio.
   —Shhh. —Elle lo calla.
   —¿Algo para decir, Peggy? —inquiere Josh detrás de mí.
   Se le llenan los ojos de lágrimas y sus ojos aterrizan en mí. Arrepentimiento centellea en sus ojos, pero se va tan rápido que ya no sé si lo he visto ahí o lo he imaginado.
   —Debo irme. —dice rápidamente.
   Se suelta del agarre de Zack y trata de pasar de nosotros, pero Derek la bloquea.
   —Abofeteaste a mí novia sin sentido alguno. Discúlpate. —ordena.
   Vaya, Derek puede ser bastante intimidante.
   —Nunca en mil años. —lo mira desafiante.
   Pasa a su lado y choca su hombro a propósito. Sale con un portazo que me da un respingo.
   —Dios mío, Lorelay, ¿Estás bien? —Elle me mira preocupada—. No puede creer que te haya pegado y frente a nosotros.
   Asiento con la cabeza, muy conmocionada para pronunciar palabra. De pronto me dan ganas de llorar. No solo porque Peggy me ha acusado de algo que no hice y me ha abofeteado, sino porque estoy exasperada también. Harta y cansada que me acusen de zorra, puta y perra.
   Una lágrima rebelde y solitaria cae por mi mejilla derecha, haciendo que siseé del dolor cuando para por donde la uña de Peggy ha raspado.
   —Lo lamento tanto, Lorelay. —Zack se disculpa.
   —No es tu culpa. —susurro.
   —Oye, ¿Estás bien? —me pregunta Derek colocando un mano en mi hombro.
   Me muerdo los labios sin decir ni hacer nada. No es que esté mal, pero tampoco estoy bien.
   —Uhm, ¿Por qué tú y Derek no van a la cocina mientras nosotros... hm... ordenamos la sala? —pregunta Elle tratando de que estemos solos.
   —Seguro. —acuerda él.
   Coloca su mano en mi espalda y me impulsa a caminar.
   Cuando llegamos a la cocina, Derek toma una cervilleta y la pasa por mi mejilla mientras yo me apoyo en la mesada con la mirada baja. Sé que lo que Peggy me dijo me ha afectado porque sé que es mentira y odio que me inculpen de cosas que no son.
   —Lorelay. ¿Qué pasa? —pregunta suavemente.
   —Yo solo —mi labio inferior se curva solo—... nada.
   Agarra mi mentón con su índice y su pulgar y me hace mirarlo a los ojos.
   —Dime.
   —Yo solo... estoy cansada de que me digan cosas como esa. —se me quiebra la voz.
   —Pero tú sabes que eso no es verdad, no dejes que te afecte, nena.
   En otro momento, podría haber disfrutado del apodo.
   —¿Por qué siempre a mí? —susurro al borde de las lágrimas.
   Pienso en todas las veces que Brandon me trató de zorra, que Stacy me dijo que era una perra y ahora Peggy que soy una puta, y mis ojos se cristalizan. Debe estar acercándose mi período para estar tan sensible.
   —No lo sé —susurra devuelta—, pero todo está bien ahora.
   Besa la lastimadura de mi pómulo y me abraza. Le devuelvo el abrazo encerrando su cintura con mis brazos. Sin darme cuenta, comienzo a sollozar y a mojar su camiseta con mis lágrimas y no solo porque necesitaba hacerlo por lo que ha pasado, sino porque en cuatro días es la boda del padre de Derek y presiento que pasarán cosas que no me gustarán.

*   *   *   *   *
Perdón por tardar tanto, entre que volví de vacaiones, cambié de carrera, estoy haciendo el examen de ingreso y dejé mi cuaderno donde tengo toda la trama de esta historia anotada en una caja que llegará a mi casa por correo, me atrasé muchísimo. Si hay alguien leyendo, no seas fantasma y, ¡comenta!
Habrá una sorpresa en el siguiente.

SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora