Capítulo ocho.
Los nervios me están consumiendo. No solo conoceré al padre de Derek, sino que tengo el presentimiento de que no todo saldrá de maravilla para nosotros. No he vuelto a hablar con los chicos sobre el incidente del miércoles pasado y tampoco pretendo hacerlo. Peggy no se ha comunicado conmigo y parece todavía tiene muchas cosas que pensar antes de querer decirme algo. Aún estoy algo... resentida. No puedo creer que me haya inculpado de ser infiel a Derek y además me haya abofeteado.
Afortunadamente, mi hermana volvió de su extraño transe y está emocionada por mí. Le he preguntado por su novio pero solo evitó el tema y siguió parloteando de lo linda que será la boda. Está vestida algo simple para ser ella, solo calzas y una remera, pero por lo menos su personalidad de siempre está devuelta.
—Hace tiempo que no asisto a una boda. —murmura para ella misma, sentada con las piernas cruzadas sobre mi cama.
Rizo el último mechón de pelo y desenchufo el aparato. Su palabras me dejan pensando... y tiene razón. Creo que la última boda a la que asistimos fue a la de una de las tías de Maddison y hace tiempo atrás. Vaya, qué rápido ha pasado el tiempo.
—Sí, tienes razón. Creo que tenía catorce a la última que fui. —respondo a sus palabras mientras comienzo a maquillar mis ojos con delineador.
—¿En serio? Entonces yo tenía solo once. Vaya que éramos pequeñas, ¿Verdad? —ríe.
—Tú todavía lo eres, Rory. —sonrío para mí misma en el espejo.
Resopla con sarcasmo y escucho que se acerca. No puedo verla porque estoy concentrada en mis párpados, pero puedo sentirla parada detrás de mí. Realmente no sé qué le ha estado pasando en los últimos días y tampoco quiere decírmelo, estaba empezando a preocuparme por no ver a mi usual hiperactiva hermana, pero por suerte ya ha vuelto a su normal forma de ser. Por lo menos por ahora.
—¿Qué te pondrás?
—Un vestido.
—Duh.
Río y termino de pintar mis ojos con el líquido negro. Mis ojos marrones se encuentran con sus azules a través del espejo para verla sonriendo, una verdadera sonrisa de felicidad trazada en su rostro, la causa de mi sonrisa actual.
—Un vestido rosa pálido con unos-
—¿De qué diseñador? —me interrumpe.
—Uhm... no lo sé. —frunzo el ceño.
—¿No lo sabes? ¡Pero eso es muy importante, Lori! Una de las cosas más importantes al ir a una boda es saber la marca o diseñador de la ropa que llevarás.
Y allí hay otra de las cosas que nos diferencian. Yo creo que sería feliz viviendo debajo de un puente con tal de tener a las personas a quienes quiero, pero Aurora no podría. A ella sí le gusta venir de una familia adinerada como la nuestra y gastar el dinero de manera importante. Siempre lleva cosas de buena marca o de diseñador.
—Pero a mi no me importa. Está apartado en el vestidor, ¿Puedes traerlo por mí junto con los zapatos, por favor?
Pone los ojos en blanco.
—Seguro.
Sonrío y aplico rímel a mis pestañas, arqueándolas tanto como sea posible. Rory aparece detrás un momento después con una sonrisa traviesa en su rostro. La ignoro y aplico labial color cereza suave en mis labios. Cuando me paro y me saco la bata, quedando en ropa interior, la sonrisa de mi hermana se ha profundizado, pareciendo totalmente espeluznante.
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Siempre
Novela Juvenil[Secuela de La vida de Lorelay]. Después de cuatro meses de dejar de pasar desapercibida, Lorelay aún no sabe cómo manejar la presión de que la gente la conozca por solo portar su apellido; por solo ser quien es. Su relación con Derek sigue estable...