Estaba buscando una salida,
alguien a quien amar, a quien cuidar.
¿No es extraño? Te conozco desde hace mucho tiempo
y no puedo parar de pensar en que todavía tienes secretos.
Jamás me los dirás, de eso estoy seguro, pero entraste a los míos
ahor...
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Escúchame cuando te digo, esto nunca se desaparecerá, escóndete, corre. Bienvenida a la jungla. Puedes sentirlo también, alguien te está mirando.
Welcome to the Jungle by Fleurie.
RYAN
Diciembre 3, 2014.
Ciudad de Sokovia, Europa del Este.
Los gritos temerosos de la muchacha ucraniana invadieron la habitación con brutalidad cuando despertó. Las manos, rabiosas y finas, se aferraron a las sabánas, conteniendo la euforia del momento. Era su único consuelo a aquella recurrente y terrorífica pesadilla. Su cuerpo temblaba, sudando, temerosa de su propia mente. Ella perfectamente sabía que no era real, que sólo estaba soñando, pero no podía quitársela de la mente, cada noche se le hacía cada vez más carne, acercándose, una advertencia a algo que no podría detener.
Y en verdad no podría hacerlo.
Sus manos aún seguían buscando el cuerpo de su hermano, el cual no yacía realmente a su lado, se lamentaban de un hecho que no sucedía, empero, a sus ojos eran tan vívido que juraría sentir el espesor de la sangre recorriendo su piel. Tan lentamente, era un suplicio, rogaba porque terminara. Sin embargo, cada noche después de despertar seguía allí, negado a abandonar su cabeza y repitiéndose como una interminable cinta de horror.
Estaba decidida a no hacer el más mínimo sonido la próxima vez. Pues aquello la dejaba muy mal parada entre sus colegas.
Cuando su respiración se normalizó, se llevó las manos a la cabeza, enredando aquellos cabellos azabaches con fuerza entre sus dedos, en un intento desesperado por evitar desatar sus emociones en el entorno. Cualquiera fuese la razón por la que su inconsciente repetía esa misma serie de imágenes, aún pensaba que no se merecía ver semejante cosa, incluso después de todo lo que había hecho.
Asesinos, monstruos, demonios. Eran sólo unos pocos de los tantos renombres con los cuales el paso del tiempo los había coronado, tanto en el exterior como en su contrario. Al haber sido entrenados en la infame base recóndita ubicada en Siberia, dejaron todo lo que les quedaba de humanidad y compasión atrás, pues el Soldado del Invierno los preparó bien, con los requisitos suficientes para volverse, quizá, dos de los agentes más efectivos.
Cada golpe, cada lágrima, cada gota de sudor que resbalaba por sus frentes, agotados y sin esperanza. El soldado se llevó, con éxito, una parte de la niñez de aquellos enigmáticos hermanos, los convirtió en armas, al igual que hicieron con él. Y había dado resultados satisfactorios, pues, los hermanos Vortasov eran el par codiciado en la base. El aspecto que daban no era para nada amigable, siempre juntos, mirando el entorno con aire de especulación, escudriñando cada detalle, motivo por el cual no eran muy queridos socialmente; sin embargo, completaban sus misiones sin oponerse y eran efectivos en sus trabajos.
