Estaba buscando una salida,
alguien a quien amar, a quien cuidar.
¿No es extraño? Te conozco desde hace mucho tiempo
y no puedo parar de pensar en que todavía tienes secretos.
Jamás me los dirás, de eso estoy seguro, pero entraste a los míos
ahor...
Puedo oler tu miedo. La única razón por la que estoy aquí, es para causar estragos. Todo el mundo ruega porque cambie, quizá algún día, pero mañana estaré de vuelta.
Wreak Havoc by Skylar Grey.
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Frío, fue la primera sensación que mi cuerpo logró captar. Posteriormente, a medida que mis ojos se abrieron, con gran dificultad debo agregar, dolores agudos en mi cabeza me atacaban cual tortuosas pulsaciones; mis ojos ardían con gran fervor. Mi cuerpo duele lo bastante como para que el causante haya sido un choque de auto; soy consciente de que no fue así, alguien me durmió, me inyectaron suero en el cuello y fui trasladada.
Una fugaz imagen me recordó el corto período de viaje que había tenido hasta este lugar y el extraño sueño antes de mi despertar, sin embargo, los cortos fragmentos que poseo no son nada coherentes. Cada faro de luz en mi memoria dolía, intentar unir las piezas era peor que las molestias con las cuales había despertado.
No lograba recordar mucho, todo estaba borroso y, como dije antes, no tiene mucho sentido. Veo una gran calle, a un hombre corriendo por ésta, yo lo persigo. Sé que lleva algo importante entre sus manos, no logré distinguir de qué se trataba. También persiste la imagen de un hombre cargándome por un oscuro callejón.
He tenido sueños así antes, empero, jamás los supe interpretar. Yosef dice que son visiones, sin embargo, resultan equívocas la mayoría de las veces, y aun así, me ha permitido cambiar el rumbo de algunas cosas.
La artificial luz que entraba por las ventanas me permitió ver una habitación, en su totalidad, blanca al punto en que el color resultaba algo chocante después de unos segundos. Frente a mí, una ventanilla redonda con vista hacia un pasillo igual de iluminado. A mi lado, una mesilla del mismo color de la habitación, en la cual reposaba una pieza de pollo con vegetales, hermetizada dentro de un transparente contenedor plástico, un servicio de cubiertos y una botella de agua. El hambre causó el impulso de tomarlo, mas me negué a hacerlo. Un rugido en mi estómago fue consecuencia de aquello, mantuve la compostura, pues no arriesgaría mi integridad.
Me incorporé con velocidad, causándome un leve mareo, el cual aturdió mi efectividad. Todas mis articulaciones dolían como si me hubiesen golpeado con un bat innumerables veces. Me percaté de que una máquina, no muy lejos de mi ubicación, estudiaba los lastidos del corazón. Mordí mi labio en un indeciso principio y luego, sin un solo ápice de sentido común por lo que podría causar, me quité los electrodos unidos a mi pecho y vientre. Empero, no era el único artefacto que se ceñía a mí, en el cuello, un ligero y letal collar me aseguró vigilancia sobre la especialidad que atraía antes de ser vendida.