Los días siguientes al caos fueron más tranquilos, aunque mi mano herida me recordaba constantemente lo que había pasado. Si no fuera por eso, no necesitaría ayuda en el trabajo. Mis amigas no me dejan sola ni un segundo; están conmigo todo el tiempo, llenándome de preguntas sobre cómo me siento.
Por suerte, a ellas no les sucedió nada, ni siquiera las amenazaron como a mí. Me siento aliviada por eso, pero también un poco sola.
—Dahi, ¿segura que estás bien? —pregunta Tatia, su voz cargada de preocupación, cuando hago una mueca al escribir—. Puedo hacerlo por ti, si quieres.
—Estoy bien —repito por enésima vez, tratando de sonar convincente—. Solo es mientras me acostumbro. Necesito tener el informe listo para la reunión de hoy; debo conseguir ese acuerdo.
—No vas a dejar su caso, ¿verdad? —pregunta Tatia, frunciendo el ceño—. Después de todo lo que pasó, ¿aún lo vas a defender?
—Le salvó la vida, Tatia —interrumpe Bria, con un tono que intenta ser conciliador—. Imagino que se siente en deuda con él.
—Como si no fuera culpa de él que ella casi muere —ironiza Tatia, rodando los ojos—. No tienes que estar en deuda con nadie, ni agradecerle a nadie, Dahiana.
—Ya se los dije, es un caso muy popular como para dejarlo —respondo, acumulando las evidencias que tengo sobre mi escritorio—. Además, si el demandante acepta mi acuerdo, no habrá necesidad de una audiencia y, por lo tanto, ya no necesitará mi ayuda.
—¿Él sabe de este acuerdo? —inquiere Bria, incrédula.
—No, pero estará de acuerdo.
—Lo dudo mucho —acota Tatia, echándole un ojo a la carpeta—. ¿Tú crees que la parte afectada aceptará el dinero que ofreciste? No son estúpidos, Dahiana. Si tienen pruebas contra Kay, no lo van a aceptar.
—No las tienen, estoy segura de que no —sacudo la cabeza, tratando de convencerme a mí misma también—. Y si no aceptan, estoy dispuesta a negociar.
—Tú sí, pero Kay... —el sarcasmo comienza a sonar en su voz—. Saltará en una pata.
—Tatia, deja de ser tan negativa —digo, levantándome y comenzando a regar las plantas de mi oficina—. Hoy mis hermosas me dijeron que podremos hacerlo.
—Sí, obvio, las plantas te dijeron que todo saldrá bien, suena muy creíble —ironiza Tatia, levantándose y mirando por la ventana—. Pero es tu caso, tú sabrás cómo sobrellevarlo. Y a propósito, tu salvador acaba de llegar.
—Sí, quedamos en tener una reunión hoy —asiento y acaricio una de mis plantas favoritas—. Mi preciosa, lo siento por no darte agua en estos días, lo siento mucho.
—A veces pienso que estás loquita, mi Dahi —comenta Tatia, y yo me echo a reír—. ¿Y qué te dijeron?
—Están resentidas, pero siguen hermosas.
—No, hablo de Keller —corrige, y nos echamos a reír.
—No me respondió, pero al parecer sí se acordó de nuestra reunión.
—Ten cuidado con él, Dahi, es peligroso —insiste Bria, levantándose de su silla—. Aunque te haya dicho que no te va a pasar nada, no le creas.
—Solo espero que no traiga esa estúpida serpiente, me pone de los nervios...
—Day siempre está conmigo, así que lamento decepcionarte —me sobresalto al verlo frente a nosotras, sosteniendo la serpiente negra en sus manos, su mirada fría y desafiante. La serpiente se enrosca lentamente alrededor de su brazo, sus ojos brillan con una inteligencia inquietante—. Buenas tardes, ¿interrumpo algo?
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Rosas y Serpientes ©
RomanceEn un mundo donde la maldad reina y la injusticia puede ser letal, Dahiana Hasper es una hermosa rosa que puede ser tan mortal como una bala. Como abogada con sueños rotos, Dahiana se enfrenta al caso más peligroso de toda su carrera: defender a...