Una niña se encontraba siendo entrevistada mientras ella estaba en las piernas de Kagami. Al ser hija del pelirrojo, el cual era un famoso jugador de baloncesto, le quisieron hacer una entrevista a la pequeña acerca de su padre Aomine Daiki, el cual había sido enviado a la guerra. El tigre de Seirin se negó al principio, pues no quería que su pequeña llorar o algo así, pero con una sonrisa la niña le dijo que no había problema, dejando impresionado a su mamá pues su bebé apenas tenia 10 años. Con un suspiro el chico acepto y dejo que la entrevista comenzara, pero sin separarse de su hija.- Veamos, cuéntanos acerca de tu padre –la entrevistadora habla con voz suave, aunque sabe que esa pequeña es de un carácter fuerte, tal y como sus padres.
- Papi fue reclutado para ir a la guerra. Podemos hablar con el por medio de cartas y yo siempre le hago dibujos –habla de manera tranquila mientras juega con la mano de su mamá.
- ¿Qué es eso? –pregunta la chica cuando ve un pequeño llavero el cual tenia forma de corazón, era azul y el material parecía de mármol.
- Es el corazón de mi papá, los cambiamos cuando lo vi por última vez –susurra mientras se lo muestra pero en ningún momento lo suelta.
- ¿Qué te dijo tu papá? –la señorita observa fijamente el llavero viendo que no era muy caro o algo por el estilo.
- Me dijo que cuando me volviera a ver me devolvería mi corazón –eso sorprendió a los de la entrevista, esas ultimas palabras les habían llegado al corazón. Miraron atentamente a la niña, la cual estaba sonriendo viendo el llavero, después le dirigieron la mirada al pelirrojo el cual solo pudo sonreírles y encoger los hombros.
- Ya veo... Muchas gracias –Después de eso se fueron, dejando al pelirrojo y a la niña solos en el departamento. El chico cargo a su hija y la llevo al sofá para poder ver un rato la televisión para distraerse.
Después una semana era casi navidad, solo faltaba solo un día por lo que la niña había ido al centro comercial con su mamá para pedirle algo al Santa que se ponía en esa plaza. Cuando el chico pago, la niña se acerco corriendo y se sentó en sus piernas
- ¿Qué quieres de regalo, pequeña? –pregunta el Santa viendo a la niña.
- Quiero que mi papá venga a casa para Navidad –hablo con una sonrisa mientras le enseñaba la carta donde estaban dibujados sus padres, ella y un árbol de navidad junto a ellos.
- ¿Solo eso? –pregunto un poco sorprendido, pues no esperaba eso.
La pequeña solo asintió mientras sonreía y se levanto de las piernas del Santa, empezando a caminar hacía el tigre el cual estaba esperándola.
Volvieron al siguiente día, pues ella esperaba ansiosa su regalo. Cuando llego corrió hacia las piernas del Santa y con una sonrisa le pregunto:
- ¿Me trajiste mi regalo? –su voz se encontraba emocionada y un brillo apareció en sus ojos, el Santa solo pudo sacar la carta que le había entregado a la niña y sé la mostró.
- ¿Solo quieres a tu papá? –volvió a preguntar mientras le señalaba el dibujo. La niña asintió mientras le sonreía nuevamente.
El señor de barba blanca falsa guardo de nuevo la carta y saco de su manga un llavero. La niña se sorprendió pues era el mismo llavero que le había dado a su papá, era su corazón. La pequeña Nozomi lo miro confundida, pues no sabia porque lo tenia.
Cuando ella estaba a punto de hablar el señor se quito la barba mostrando el rostro del moreno sonriendo, Nozomi solo pudo abrir sus ojos con sorpresa y lo abrazo con fuerza, empezando a llorar levemente.
- ¿Estas segura que solo quieres esto de regalo? –pregunto un moreno con la voz ahogada por las lagrimas, mientras le devolvía el abrazo a su hija.
- Es el mejor regalo –el pelirrojo se acerco a ellos con una sonrisa, pues el también estaba feliz que el moreno hubiera vuelto sano y salvo.
Creo que me traume con este tema, pero fue inevitable para mi. Espero que las haya gustado Y LO SIENTO.
-Se pone a llorar-
Creo que este será el último capítulo. :(
Adios ^^
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Dos padres y un bebé
FanficTodos sabían que el moreno no era especialmente bueno cuando se trataba de cuidar a alguien, pero Kagami quería pensar que cambiaría cuando tuvieran un hijo. Claramente estaba muy equivocado.