ELETTRA: LA RESPUESTA

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Habían salido del bar y caminaban ahora por la amplia acera de la Castellana en dirección a las Torres Kio. La noche era limpia y clara y apenas había gente paseando por la calle; y, por suerte, nadie que las reconociera.

Elettra todavía estaba en shock. Por su mente pasaban distintas cosas que podía decir para detener aquella locura: "Oye, no me encuentro bien" (era muy cierto, tenía náuseas y hasta estaba un poco mareada). "Tengo mucho sueño, mejor nos vemos mañana" (ni siquiera sabía si Daniela estaba ocupada al día siguiente). "Creo que si nos vamos muy lejos, Aless no nos encontrará" (lo cual era muy cierto, pero ¿dónde demonios estaba Aless, que no daba señales de vida?). Miró su móvil, que fue lo mismo que mirar un ladrillo. Bueno, eso y los miles de notificaciones en Instagram y Twitter. La mayoría, de fans y blumettras locos. Por eso no solía mirar las redes sociales, la ponían nerviosa.

—¿Dónde quieres ir? —preguntó entonces Daniela.

Elettra calló durante tanto tiempo que la rubia tuvo que repetirle la pregunta. Con esa voz de locutora tan sexy de la chingada.

—No lo sé, tú conoces la ciudad mejor que yo.

—¿Tu hotel está por aquí cerca?

Uy, uy, uy. Alexandra García iba directa al grano. Elettra no pudo evitar que le saliera de nuevo la risa floja.

—¿Mi hotel? ¿Por qué, crees que vas a venir conmigo?

—Solo lo decía por si prefieres que te acompañe hasta la puerta. Me flipa que no te hayas traído a nadie...

¿Hablaba en serio? Elettra la miró con desconfianza. Nunca estaba segura con Daniela, pero recordó que la había juzgado mal —muy mal, en realidad— en más de una ocasión y trató de calmarse un poco.

—¿Nadie como quién?

—No sé, un guardaespaldas o algo así. Es tarde.

—¡No! ¿Por quién me tomas? —Elettra salió un poco de su ensimismamiento para ofenderse, también solo un poco—. Está solo a unas calles e io no necesito a nadie para moverme. Además, se suponía que estaba con vosotros.

—Bueno, yo te protejo. —Daniela sonrió y le acarició suavemente la espalda. Elettra sintió la caricia como si hubiera sido directamente entre las piernas.

Lo que deseaba a Daniela no era normal. Quizá lo había magnificado por estar dentro de la casa de Guadalix, pero no había sido así en otros realities con otras personas. Había llegado un momento en el que no sabía muy bien ni dónde ni cómo masturbarse para aliviar las sensaciones que la otra mujer le provocaba. Incluso aquella noche cercana al final del programa, enfadada como estaba, se había dejado ir y había fantaseado con Daniela durante horas. Si una cosa sabía, era que no iba a volver a un reality donde no tuviera la más mínima privacidad para hacer ese tipo de cosas.

Daniela era una persona muy sexual y se notaba. Hablaba abiertamente de sexo y le gustaba mucho el tema. A Elettra no la habían educado de esa manera. Se sentía un poco insegura con su cuerpo —incluso después de tunearlo— y prefería no tener que pasar a mayores con nadie para evitarse decepciones. A veces su cuerpo no respondía como debía, a veces alguien en la cama era mucho menos de lo que prometía en una noche de juerga. A veces simplemente no se entendían. Teniendo en cuenta lo mucho que tardaban en ponerse de acuerdo Daniela y ella, quizás en la cama...

"¡Elettra Miura, finito!", se reprendió, asustada ante la velocidad de sus pensamientos. "Aún no ha dicho nada de irse a la cama contigo. Seguro que no quiere hacerlo. Solo ha hablado de un beso. Puedes dejar que te bese, que te bese solo, y que no pase nada más".

Algo viejo, algo nuevo (Blumettra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora