Capítulo 4 maratón 2/3

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Holaaaa aquí os traigo la segunda parte del maratón, seque es corto pero espero que la disfrutéis tanto como yo e disfrutado escribiéndolo OS QUIAMO!!

Capítulo 4 maratón 2/3:

La música tronaba en mis oídos y las luces improvisadas me impedían ver bien. Acabábamos de llegar a la casa dónde se celebraba la fiesta y Alba, Rocío y yo nos encaminamos a la mesa dónde estaban puestas las bebidas. Ellas cogieron una cerveza cada una, yo estuve a punto de imitarlas pero me contuve, si quería llevar a cabo mi plan no podía emborracharme. Nos fuimos hacia la espontánea pista de baile. La gente se refrotaba al ritmo de la música y al rededor de la pista habían colocado sofás y sillones dónde la gente se enrollaba o simplemente charlaba. La verdad es que lo habían montado bien. Nos sentamos en uno de los sofás y en poco tiempo apareció un chico. Era algo bajito, rubio y de ojos azules. Llevaba unos pantalones vaqueros, un polo y unas zapatillas. Nos sonrió.

- ¿Puedo sentarme?- Su voz era adorable.

- Claro- contesté.

Le lanzé una mirada a las demás de "iros a pastar", mirada que ellas entendieron, ya que se fueron a la pista.

- Bueno, parece que estamos solos, ¿cómo te llamas?

- Soy Isabella, pero me llaman Isa.

- Encantado Isa. Soy Niall.

Le sonreí. Presentía que aquí podía haber algo. No era como los demás, ni mucho menos. Era muy dulce, y muy muy guapo. Sus ojos azules iluminaban el lugar y sus sus dientes eran adorablemente imperfectos.

- No eres de este instituto, ¿dónde estudias?

- Voy al conservatorio. Me encantaría ser música profesional, toco el fagot- le sonreí. En dos minutos le había contado más que a mis otros ligues en toda la noche

- ¡A mi también me gustaría dedicarme a la música! Pero como cantante. De hecho tengo una banda, aunque sólo tocamos en pequeños locales.

- Tengo que ir a oírte cantar

- Está bien, pero sólo si puedo verte tocar el fagot

Volví a sonreír. Dios, con este chico no podía parar de sonreír. Además de guapo, divertido.

- Hecho?

- Hecho- le estreché la mano y empezamos a reír.

- Bueno, cuéntame sobre tu banda

- Esta bien. Somos cuatro amigos y yo. Tocamos en locales y poco más, pero a todos nos gustaría dedicarnos a la música de verdad. Llenar estadios y esas cosas. Sólo es un sueño, tal vez no se haga realidad, ¿pero qué es la vida sin sueños?

Empezé a pensar sobre eso. Él tenía razón, si quería ser música debería esforzarme más.

- Tienes razón

Comenzó a sonar una canción que me encantaba.

- ¿Quieres bailar?

- Por supuesto

Me dio la mano y me guió hasta la pista, empezamos a bailar y en un momento Niall se unió a la canción, realmente cantaba como los ángeles. Me lo quede mirando y el sonrió.

- ¿Qué?

- Cantas muy bien

- Gracias- sonrió. ¿He dicho ya que su sonrisa es preciosa? Dios, que guapo

- ¿Quieres una cerveza? - ¿que si quería? pues claro que sí

- Vale, gracias

Niall me trajo mi cerveza y nos sentamos en el sofá a seguir charlando. Conforme el tiempo pasaba la cantidad de botellas vacías en la mesa aumentaba, y la distancia entre nosotros se reducía.

- ¿Vamos a mi casa?

No,no,no,no. Habíamos dicho que no más de eso. Nada de ser fácil otra vez Isa. No vas a volverte a ir con el primero que pase. Quería una relación estable. No me iría otra vez a casa de un casi desconocido. En ese momento me sonrió. Le sonreí y me levanté del sofá.

- Vamos

Narra Maya:

Harry había abierto la caja de Pandora. Ahora me había hecho recordar el por qué de mi mudanza a Londres. Estúpido, cotilla y exasperante Harry. Aunque no lo hacía con maldad, tal vez sólo se preocupaba por mí. Suspiré. Ojalá pudiera olvidar mi pasado. ¿Qué que es lo que pasó?

Tenía nueve años, era tan sólo una niña, mis padres estaban divorciados y yo vivía con mi madre, pero pasaba algunos fines de semana con mi padre. Él tenía muy mal genio y se enfadaba por nada. Esa fue una de las razones por las que se divorciaron, además a partir del divorcio el carácter de mi padre fue a peor.

Un fin de semana que yo me encontraba con él, lo llamaron del trabajo, supongo que para despedirle. Cuando cortó la llamada se puso a gritar y a romper cosas, yo estaba muy asustada y no entendía la situación. Intenté calmarle pero fue en vano, mi padre salió por la puerta y se fue al bar, dejándome sola en casa. No volvió hasta el día siguiente por la noche. Iba muy borracho y yo intenté que me preparara algo de comer, porque había estado sola más de un día entero y tenía mucha hambre. Pero no sólo no me hizo caso, sino que me lanzó contra la pared y me abrí una gran brecha en la cabeza. Sentía un dolor insoportable y veía como la sangre brotaba por todas partes. Entonces mi padre se empezó a acercarse lentamente, pensé que me curaría y me pediría perdón, como siempre hacía pero me metió la lengua e la boca de una manera brutal y yo empezé a llorar. Me quitó la ropa y se desabrochó el pantalón. Sentía un dolor entre mis piernas, como si me estuviera partiendo en dos. Yo gritaba y le rogaba por que parara pero no me hacía caso, siguió embistiendome y después, todo se volvió negro.

A la mañana siguiente me trató como si nada, creo que nisiquiera se acordaba. Me llevó a casa de mi madre, yo se lo conté todo y le denunció. Lo único que tenían en su contra era mi declaración y un test no concluyente que me hicieron, así que sólo le condenaron a ocho años de cárcel.

Cuando todo terminó mi madre y yo nos mudamos a Londres y yo me centré en mis estudios para olvidarlo, pero no funcionó. A los quince años pedí la emancipación, y mi madre lo entendió, ella me seguía manteniendo pero yo vivía en otra casa. Ahí empezé a hacerme los cortes y le pedí a Isa que fuera a vivir conmigo, para no estar tan sola. Mi madre ganaba mucho dinero y no tubo ningún problema en mantenernos a las dos. En este aspecto mi madre fue muy comprensiva, entendió que yo nunca lo superé del todo y que necesitaba mi espacio. Me apoyó, no se dónde estaría ahora de no ser por ella.

Nadie excepto mi madre y yo sabía esto, y así debía seguir siendo.

two worlds (harry y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora