Capítulo 2

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Me puse unos mitones en los antebrazos y cuando estaba apunto de salir de casa noté que algo faltaba, volví mi habitación a por mi inseparable colgante del avioncito de papel plateado y me miré al espejo. Mi pelo castaño y lacio me llegaba hasta la cintura, mi flequillo recto tapaba parte de mis ojos azul eléctrico, a juego con la mecha que adornaba mi cabello. Mi piel pálida contrastaba con los colores fuertes de la camiseta y mis uñas pintadas como viñetas de cómic, mis brazos estaban tapados por los mitones. Suspiré. Me odiaba. La gente decía que era una tabla de planchar, pero yo no lo veía así. Me sentía gorda y fea, y aunque mis amigas me trataban de convencer de lo contrario sabía que no era así, y creía que ellas también pensaban como yo, solo que no me lo decían. Justo en ese momento Alba tocó al timbre, interrumpiendo mis pensamientos. Fuí a abrirle la puerta.
- Tiaa, llevo seis minutos esperándote abajo- en ese momento se fijó en mi ropa- ¡¿Pero qué te has puesto!? Mira los tirantes, las mechas,el gorro y esos mitones ¡Por dios! No es posible vestir más fricki.
Empezó a quitarme el gorro y los tirantes, después me quitó la mecha azul
- ah! ¡Cuidado tía me haces daño!
Empezó a quitarme los mitones pero se lo impedí.
- Dios mío que manía con llevar mitones ¿por qué?- no le respondí- Da igual, si me dieran una libra por cada manía que tienes sería millonaria.
- Como tú digas, vámonos ya que las otras nos deben estar esperando.
Hacia buen tiempo en Londres ese día, el cielo estaba despejado y hasta hacía calor. Iba con mis amigas por la calle, no paraban de gritar y hacer bromas, cuando me sonó un Whatsapp, era de un número desconocido.
- hola, soy Harry, ¿quedamos hoy para empezar las clases particulares?
- Ok, sobre las 6?
- Si nos vemos. Adiós
- adiós.
Guardé el contacto en mi iPhone y disfruté del resto del paseo con mis amigas. No les mencioné nada de los mensajes, sabía que se pondrían muy pesadas y no me apetecía. Fuimos a una heladería, pero yo no quería comer.
- ¿Por qué no comes?- Isa preocupada por mí, como siempre.
- Porque no tengo hambre.
- Venga ya, seguro que no has desayunado.
- Pues no, no he desayunado. Pero por si no te has dado cuenta, ayer me comí dos tabletas de chocolate con oreo.
- Si quieres compartimos un helado pequeño, yo tampoco tengo hambre- dijo Alba. Dios de verdad que me apetecía un helado.
- Está bieeeen, pero sólo si es de chocolate.
Comimos helado y me tuve que ir a mi casa para poder descansar antes de dar las clases particulares con Harry, ya sería suficientemente difícil soportarle relajada, si lo intentaba cansada podría acabar asesinandolo. Isa volvió conmigo, ya que vivíamos juntas, y las demás se fueron de compras, no me gusta ir de compras a sí que pude tener una excusa para no ir con ellas. Cuando llegé a casa procuré no pensar demasiado en el tema de las clases, así que puse C.S.I y me distraje del mundo por un rato, pero Isa interrumpió mi sesión de autocompadecimiento preguntándome por la fiesta de esa noche. Ah, sí, lo olvidaba, la "súper fiesta del siglo" según Isa, la fiesta de la que todo el mundo ha oído hablar a no ser que vivieras debajo de una piedra, a la todos asistirían, y yo, para no variar me quedaría en casa comiendo helado y viendo episodios nuevos de series policíacas, y lo peor, según mis amigas, esque yo prefería mi plan. Pero que le podía hacer? No bebía y no me drogaba, así que no loca iría a esa fiesta.
- ¡Tía! ¿Qué vestido me pongo? ¿El rojo o el negro? ¿Y con que zapatos? ¿Los altos o los súper altos?- parecía de los nervios, y yo sabía por qué, estaba segura de que iría a la fiesta, encontraría un tío y se lo tiraría esa misma noche, como siempre. Bufé.
- ¿Qué más da? El tío con el que te acuestes irá tan borracho que nisiquiera distingirá los colores.
- También es verdad, gracias por tu "ayuda"- sonrió y me enseñó su dedo corazón. Rodé los ojos. Siempre hacia lo mismo. Debería centrar la cabeza de una vez o acabaría embarazada o algo peor, si es que para una adolescente de 16 años había algo peor.
- ¿Por qué no vienes? Nos lo pasaremos bien.
- Sabes que no me gustan las fiestas- bufó y se fue, ella sabía que no valía la pena intentar convencerme. A sí que me fui a arreglar para estar presentable en las clases particulares, no es que me importara lo que pensara Harry, pero no me gustaba estar mal arreglada, una mis muchas manías. Cuando terminé de elegir la ropa me llegó un mensaje de whatsapp, era el imbécil.
- No sé tu dirección.
- ¿Y?
- ¿Que donde quedamos?
- En el Starbucks de la esquina del insti
- Vives cerca del insti? Qué horror
- Si, ya lo se, a las 6 en el Starbucks
- Ok, adios
- Adiós
Eran las cinco y media, así que me vestí sin prisa, unos vaqueros, una camiseta con el dibujo de una mano sacando el dedo corazón (un mensaje muy sutil para Harry) y mis converse. Me recogí el pelo en una cola alta y pasé de maquillarme, ¿para qué? Nunca me maquillaba y no lo haría para ir a ver a Harry. Salí de casa y eché a andar hacía la cafetería, y sorprendentemente Harry ya estaba allí.
- ¿Nos vamos ya?- le metí prisa, no me apetecía quedarme más tiempo allí.
- Espera, quiero un café.
- Harry, la cola es de media hora, perderíamos mucha clase.
- Esa es la idea. Por cierto, muy sutil el mensaje- Dijo refiriéndose a mi camiseta. Le saqué la lengua. Vale,eso había sido infantil, pero no pude evitarlo. Nos pusimos a la cola del mostrador y en 30 minutos nos tocó hacer nuestro pedido.
- ¿Que quieres tomar?- la pregunta fue amable.
- Un cappuchino con caramelo y eem.... Un cupcake.
- Vale- sonrió y empezó a pedir
- Un café americano, un cappuchino con caramelo y dos cupcakes de vainilla y chocolate.
- En seguida- la que atendía le guiñó un ojo y se contoneó mostrando lo bien dotada que estaba, pero Harry pasó olímpicamente de ella. Yo me sorprendí, al parecer Harry era muy distinto a como yo pensaba que era. Nos pasamos al otro mostrador y Harry hizo un ademán de pagar, pero yo le detuve.
- Ni de coña, amigo. Pago yo.
- Esta bien, lo echamos a suertes ¿Piedra papel o tijera?
"Después soy yo la infantil." Pensé- Vale, piedra, papel, tijera, unaaa, doooos y treeees.
Yo saque papel y el tijera. Mierda, no sabia porque me importaba que pagara él. Tampoco quería saberlo.
- La próxima vez pago yo eh?- Mierda.
- A sí que habrá próxima vez?- se había dado cuenta. Sentí el calor subir por mis mejillas.
- Claro, tendremos que dar más clases particulares y necesitare un café para poder soportarte- intenté arreglarlo pero creo que no sirvió de nada. Una sonrisa torcida luchó por posarse en sus labios. En esto nuestro pedido llegó y la misma chica de antes le apuntó su número en el recibo, después de guiñarle el ojo de nuevo
- Parece que tenga un tic- me susurró, a lo que yo reí. La empleada me miró molesta.
Harry pagó y tiró el tíquet a la papelera sin mirarlo siquiera.
Fuimos a mi casa. Pasamos el camino en silencio, porque en realidad no teníamos nada de que hablar. Cuando llegamos fui a buscar los libros y cuando volví Harry ya estaba sentado en los taburetes de la encimera de la cocina. Empezamos a dar la clase y avanzaba bastante bien, estaba sorprendida.
Pasadas las horas, Harry mantenía la cara de concentración, pero no era precisamente por la clase.
- Harry, comprendo perfectamente que para ti sea muy divertido entretenerte sacando el tipex reseco de un tapón, pero yo estoy gastando tiempo y saliva intentando enseñarte historia, a sí que por favor presta atención.
- Ya llevamos dos horas con la Revolución Francesa, estoy muy cansado y de verdad que necesito cenar algo.
Pobrecillo, a lo mejor había sido muy exigente. Suspiré.
- Está bien, pero el próximo día terminaremos este tema y empezaremos el próximo.
Me puse de pie invitándolo a irse de una manera sutil. Pero el no pareció comprender el gesto</p>s
- ¿Puedo quedarme un rato aquí? No me apetece volver a mi casa- me miró con una carita de cachorrito mojado imposible de resistir.
Fruncí el ceño. Harry era hijo de un cirujano, estaba segura de que tendría una casa enorme y preciosa. ¿Por qué iba a querer él quedarse en mi pequeño apartamento?
- ¿Y eso?- le pregunté.
- Problemas familiares- torció el gesto.
Vale, eso podía entenderlo. Sabía lo que era tener esa clase de problemas y habiendo pasado por lo que pasé no podía negarle quedarse aquí.
- Está bien. Quédate y si quieres pedimos una pizza.
Se le iluminó la cara y una inmensa sonrisa se posó en sus labios color sandía. Vale, ok,¿qué mierdas hacía yo pensando en sus labios?
- ¿Puede ser barbacoa?
ensé rápido. Por supuesto que no podía ser barbacoa, yo soy vegetariana. Pero de todas maneras no pensaba comer. El adivinó mi gesto y fastidió mi plan.
- ¿No te gusta la pizza barbacoa?
- Es que soy vegetariana.
- Oh entiendo, ¿la pedimos cuatro quesos entonces?
- Me parece bien- sonreí.
Pedimos la pizza y Harry fue a la sala a revisar las películas para ver cual pondríamos.
- Las de la derecha son mías, las de la izquierda de Isa.
- Umm, veamos. Star treck, Star wars, película fricki, ciencia ficción, Harry Potter, eh se llama como yo, la vida es bella, otra peli fricki,¿Documentales sobre el universo? ¿Y técnicas forenses? ¿Enserio? -le saqué la lengua- Hey, los juegos del hambre. ¿Vemos esta?
- Claro, pero yo me tengo que duchar. Espera aquí
Dejé diez libras en la mesa para que pagara mientras estaba en el baño. Él me miró alzando una ceja.
- No vas a pagar tú.
- Claro que sí, dijimos que a la próxima vez pagaba yo, no? Pues está es la próxima vez. Además es mi casa, no voy a dejarte pagar.- alzó las manos en señal de rendición y yo salí de la sala para ir al baño. Me duché y una vez vestida volví al salón.
Harry levanto una ceja. Supongo que ese gestó era típico suyo.- ¿Te duchas y no te pones el pijama?
- No iba a ponerme el pijama estando tu aquí.
Llegó la pizza y empezamos a ver la peli. En ese momento llegó Isa. Seguro que vino antes para arrglarse antes de la fiesta. Lo que me recordó que Harry no estaba en la que probablemente era la "fiesta del siglo".
- ¿Tú no vas?
- Me castigaron. Por el 1'5 en Historia.
Alcé una ceja- ¿Y tu vas a hacer caso a un castigo? ¿El gran Harry Styles? No me lo creo.
- Si se enteran de que voy me llevarán a un internado. Y, créeme, ya habrá más fiestas.
- ¿Por eso no quieres volver a tu casa? ¿Porque piensas que te echarán la bronca?
- S..Si por eso es.- no parecía muy convencido, pero no le presioné con el tema. Sabía que había algo más que no me quería contar. Y yo lo respetaba.

two worlds (harry y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora