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Nervios y primera cita

Sostuve mi cabello en un coleta alta y me coloqué en posición fetal, estaba nerviosa, era Derek por el santo Dios de mi gordura, ya hemos salido antes, pero por por obvias razones, no se sentía como antes, en otra ocasión hubiera elegido cualquier atuendo, sin embargo esta vez, me pasé toda la santa mañana viendo diferentes estilos, sostuve mi estómago y enterré la cabeza entre mis rodillas -suspiré- y me desparramé en la cama.

-Me rindo.

-¿Qué sucede Anali? 

Lou entro sonriente con una bolsa de patatas fritas y me observó curiosa, mientras se hacía un lugar en mi cama y se limpiaba sus dedos grasientos en mi sábana "disimuladamente"

-No me llames así Lou.

Exclamé exasperada mientras le lanzaba una almohada en la cara, era ridículo, pero desde que todos empezaron a llamarme Lili, Lou se empeñó en encontrar un nuevo apodo que solo ella pudiera decirme, y con su ingenio tan grande, no tuvo mejor idea que invertir mi nombre y !poom ¡, ahora soy Analí.

-Soy tú hermana, puedo llamarte como quiera.

Se encogió de hombros de manera despreocupada.

-Ahora dime Anali -sonrió tranquila- ¿En qué te rindes?

-En encontrar el atuendo perfecto para Derek.

Bufé exasperada mientras le explicaba a Lou que había encontrado una falda preciosa, pero que no podía combinarla con nada de mi ropa y ella sólo me miraba y reía confundida.

-Creo que a Derek le bastará con que lleves buena lencería. -dijo seria-

Pero de pronto se empezó a carcajear muy alto y empezó a ponerse azul, tardó unos minutos en calmarse y volver a respirar, maldita pitufo.

-Ya hablando en serio, si ese capullo te pone un dedo encima... es hombre muerto.

Rodeé los ojos divertida por los celos de mi hermana y me acerqué para abrazarla, hasta que vi que a su lado estaba la falda que había elegido, y no sólo eso, estaba llena de grasa... grasa de unas jodidas papitas fritas.

-Pequeña hija de perra -conté hasta tres y respiré- 

Sonreí a Lou dándole tiempo para que se dé cuenta de lo que había hecho, y lo hizo, abrió sus ojos como platos y se dispuso a salir corriendo, pero logré treparme en su espalda.

-No huyas maldita genomo.

-Ya Lili, lo siento, lo siento.

Exclamaba Lou rendida.

-Bájate, pesas, eres una pequeña cerdita.

Maldita enana.

-Yo creo que tus días están contados Lou.

Susurré en su oído de manera tétrica mientras hacía presión en su cuello, era sólo un sustito, Lou iba a sobrevivir.

-Muere pequeñ...

Estaba a punto de terminar mi gran frase, pero el timbre la casa sonó, esperen, !El timbre¡

-Lou, Oh Dios, Lou.

Exclamé agitada mientras me bajaba de su espalda.

-¿Qué hora es?

-Son las 4:15, ¿Por q...

Oh joder, joder, joder, empecé a correr como loca por toda la casa.

-Joder Lou, es Derek, y no estoy lista.