Ya era de noche, mi padre estaba de camino y yo me estaba muriendo de nervios.
· ¡Hijo!- gritó mi padre de golpe y a mi se me bajaron las defensas cacahuetiles- ¿Cómo esta mi hijo querido?
· Si, ehh... bien papá te quería comentar...—no podía continuar, sentía que si lo decía me iba a llevar el guantazo del siglo.
· ¿Que ocurre hijo? Has parado de hablar de golpe.
· Oh si, emm era que... te quería comentar... una cosa que...
· ¡QUIERES CONTARLO YA!
· Vale vale, era un hombre muy pero que muy raro que apareció y me pidió hacer una espada pero no tenía el material y... vamos que me dijo que me parecía a uno de la profecía de su poblado y me pidió que mañana fuera con él.
· Mmm, ¿como has dicho que se llama?
· Se hace llamar Avellana el Grande.
· ¡PARDIEZ!—gritó de golpe— ¡has hablado con el mismísimo Avellana el Grande que maravilla hijo!
· Entonces... ¿me dejas ir con él?
· ¡Pues claro hijo! Es un gran caballero con una excelente reputación y seguro que te harás muy popular si la gente sabe que lo conoces.
Sus palabras me aliviaron, de verdad pensaba que me iba a mandar a volar la cáscara de cacahuete que tengo... Y en la mañana siguiente, al bajar emocionado por visitar un poblado de un guerrero que admira mi padre es maravilloso. Ya al terminar de vestirme y de tenerlo todo listo para el viaje bajé para esperarlo cuando sin previo aviso, estaba Avellana.
· ¡Hey chaval! ¿Que se te pegaron las sabanas o que? Me has hecho esperar una eternidad.
· Ya está otra vez con el chaval...
·Vamos deja de quejarte y montante en el caballo.
Ya llevábamos un rato galopando, aún no se veía el poblado pero si las maravillosas vistas que tenía. El cielo al amanecer era precioso y las flores tenían los mejores colores junto con un verde prado que daban ganar de tumbarte y echarte una buena siesta.
·¡Mira, hay esta el poblado!— dijo avellana.
¡Caramba! ¿Porqué todo me parecía tan bonito? Las casas son blancas y era raro si no habían macetas o plantas por alrededor. Llegamos a un gran edificio, por el aspecto tenía pinta de ser un gran santuario y al entrar, una gran paz llegó a mi corazón.
· Vaya vaya Avellana, ¿quién es el muchacho que te acompaña?— dijo una anciana, parecía la típica chamán de una tribu.
· Pues verás Mamá Moira, no se si estoy en lo correcto pero le miré a los ojos y estoy seguro de que es el chico de la profecía.
· ¿Cómo dices? ¿Este muchacho dices que puede ser nuestro salvador?
· Estoy seguro.
Después de decir eso, la anciana me miró con curiosidad como si estuviera buscando algo.
·Es él— añadió, y todos los del alrededor se sorprendieron— sin duda alguna, este chico es el elegido, ¡nuestro futuro Dios! ¿Como te llamas muchacho?
· Cacahuete señora.
· Bienvenido entonces Cacahuete, porque a partir de hoy comenzarás una nueva aventura.
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El dios Kkwete
FantasyEn esta maravillosa historia sabrás como fue la vida del dios de los cacahuetes