Capítulo 4. La preocupación de cacahuete.

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Ya era por la tarde cuando estábamos de medio camino, en todo el camino Avellana y yo no nos hablamos lo que me pareció muy raro que él no me dijera absolutamente nada por su carácter, y yo soy bastante tímido cuando conozco a las personas, no tenía la suficiente confianza para hablarle. Lo que me di cuenta eran los ojos de Avellana, su mirada cambiaba constantemente como si millones de pensamientos le inundaban en su cabeza, así que me armé de valor y aunque sea tímido le dije...

· H-hey Avellana,¿ te ocurre algo?

Vale, sé que no es una pregunta del otro mundo pero jolines, era lo que se me había ocurrido.

· ¿Eh? ¡Ah, no tranquilo chaval solo me vino a la mente un pequeño recuerdo nada más!- dijo mientras cambió su rostro y añadió una sonrisa.- bueno que tal si hacemos una parada, se está haciendo tarde y nosotros todavía ni tenemos los sacos de dormir ni la hoguera puesta.

· Ah, claro.

Después de decir eso, nos bajamos de los caballos y nos pusimos a preparar todo, preparamos la hoguera con las piedras que había por ahí cerca, la comida que teníamos guardada, los sacos listos y era hora de cenar.

· Em... Avellana, ¿te puedo preguntar algo?

· ¿Mmm? Claro adelante pregúntame lo que quieras que yo te respondo- dijo eso y añadió otra vez su particular sonrisa.

· ¿Porqué te hiciste caballero?

·¿Cómo?

· Osea, sé que eres un magnífico caballero con una excelente reputación y eres la envidia de cualquier caballero, ¿pero cuál fue el motivo de serlo?

Normalmente cuando hago preguntas a un desconocido me pongo nervioso, pero en este caso estaba seguro y serio. Él sin embargo, se notaba en su mirada cambió a más seria y empezó a hablar.

· Verás, es una historia larga de contar.

· Aún queda mucho tiempo hasta quedarme dormido.

· Muy bien chaval, estate atento porque no pienso repetir ni una sola palabra.

El dios KkweteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora