Once upon a dream. ♡

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4.- M I L E V E N

Lo ha logrado. Mike lo ha logrado.

—¿Quieres ser mi esposa? —susurra alegremente por debajo de la mesa, tomando la servilleta que había hecho caer intencionalmente.

Eleven, ahora Jane, esboza una sonrisa y se lleva las manos a la boca.

—¿Crees que diría que no? —añade mientras jala a Mike del brazo y planta un cálido beso en sus labios—. He estado esperando por años que me digas eso.

Mike asiente y todo se vuelve oscuro. Ahora un grupo de murmullos llenan sus oídos y puede sentir el sudor frío en su cuello.

Algo lo persigue.

Corre en busca de ella, puede sentir que está cerca, puede oler su cálido perfume a algodón de azúcar.

—¡El! —grita desesperadamente en las tinieblas.

Pero lo único que le responde es el sonido de ese horroroso monstruo. Lo odia, ¡lo odia más que a nada!

Y vuelve a la realidad. A la cruda realidad.

Tiene doce años y tan solo ha pasado una semana desde que su verdadero amor partió. El único. El primero.

Mike observa cuidadosamente el vaso de agua que sigue posado a lado de su cama, en la mesita de noche iluminada por una vela.

Las luces se habían ido antes de que el se echara a dormir.

Y toma el vaso entre sus pálidos dedos y lo estrella contra el suelo.

Algunos vidrios rebotan hacía el dejando al descubierto algunas gotas de sangre esparciéndose en su mano. Le duele. Pero no tanto como haberla perdido.

—Es tan solo un sueño —se repite a si mismo cuando observa a Eleven frente a el, batiendo la mano de un extremo a otro como si estuviese saludándolo. —cuando despiertes todo esto se habrá ido. Ella estará a tu lado comiendo un paquete de EGGOS calientitos y preguntándote que significan ciertas palabras.

Pero no despierta. Y la figura frente a él no desaparece.

Bum.

Ahora tiene 30 años otra vez. Esta dormido, lo sabe, pero no quiere desperdiciarlo.

El olor a guisado ha vuelto y puede oír a gente hablando y un par de copas de vino chocando.

—Por los novios —declara una mujer teñida con un aspecto viejo—. Que nada los vuelva a atormentar.

Las copas vuelven a sonar y Mike contempla a una hermosa chica de pelo largo y ojos brillantes, profundos y oscuros... que reflejan un alma pura y con un pasado desastroso.

—Nunca volveré a estar sola contigo —promete ella mientras deja mostrar una preciosa hilera de dientes blancos—. Yo vencería monstruos por ti, Mike Wheeler.

Mike sabe que es ella. Y no quiere dejar de oler el guisado y de oír las risas de sus padres ya más viejos. No quiere dejar de sentir el calor de la mano de El sobre la suya.

Pero otra vez todo vuelve a la normalidad. El vaso a su lado, la vela con la luz mortecina...

Pero la figura de su amada a desparecido.

Nunca estuvo ahí.

Y nunca volverá a estarlo.

Little things written on paper scraps.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora