Capítulo Tres

11 1 0
                                    

El regreso al campus fue divertido, las chicas hacían bromas e historias sobre mí y Cameron, lo cual me avergonzaba un poco, sin embargo, sus actuaciones no dejaban de ser bastante entretenidas.

-Cameron, gracias por salvarme la vida- decía Hayley tratando de imitarme –Si tan solo hubiera alguna forma de pagarte- se llevó su mano a la frente con dramatismo.

-Tal vez haya alguna forma- Lily hizo una voz grave mientras aparcaba el auto en el estacionamiento.

-¿Cuál?

-Bésame Meg- Tomó la cara de Hayley alzando su trompa mientras hacía el sonido de un beso.

-¡Oh! Cameron, te amo- se dieron un abrazo y se separaron. No podía dejar de reír.

-Eso jamás pasará- dije entre risas mientras bajaba del convertible.

-¿Podrías dejar de romper nuestras ilusiones?

-Creo que se verían lindos juntos- Bajaron del auto. Me recargue en el auto mientras sacaban sus cosas del maletero; Hayley me tendió mi mochila y me la coloqué.

Los dormitorios se encuentran cerca del estacionamiento por lo que no tuvimos que caminar mucho. Los edificios de chicas y chicos, están intercalados, formados alrededor de una pequeña plaza donde hay una fuente en medio, unas bancas y algunas jardineras. En cada dormitorio se encuentra una sala de estar con una televisión, máquinas dispensadoras, sofás, sillas y juegos como futbolito o hockey; solo en la planta baja se encuentran sanitarios para ambos géneros, en los demás pisos se encuentran regaderas y sanitarios para el género de los chicos que viven en el edificio. La lista se pasa a las once de la noche por el jefe de piso del dormitorio, si no te encuentras en él, te retiran el permiso para salir en fin de semana; otra de las normas es que, no se permiten personas del sexo opuesto al que vive en el dormitorio después de las siete treinta de la tarde y se admite la entrada a las doce del día.

Cada edificio cuenta con 6 pisos contando la planta baja, y en cada cuarto viven tres personas. Nuestro cuarto está en el dormitorio dos, cuarta planta, número 415, tenemos la suerte de tener una ventana que da hacia el edificio de los hombres, desde ahí se pueden ver algunas recamaras y de vez en cuando se miran cosas interesantes (y sí, me refiero a chicos guapos sin playera). Alguna vez Lily empezó a salir con un chico el cual conoció por esa ventana, se escribían carteles al estilo Tylor Swift en el video de you belong with me y todo era bastante cursi (debo recalcar), hasta que un día él la engañó y Lily nos prohibió abrir las cortinas durante varias semanas.

Entramos en nuestra habitación y dejé mi mochila alado de mi cama, tuve la suerte de ganar la cama individual, Hayley dormía en el colchón de arriba de la litera y Lily en la de abajo. Compartimos varias cosas, entre esas un pequeño refrigerador, el armario, un escritorio con su respectiva silla, un tocador con un espejo amplio, un sofá con una pantalla enfrente y un librero donde se encuentran muchos de mis libros.

-Dúchate y ponte esto- Hayley tomó una bolsa de sus compras y la aventó sobre mi cama.

-¿Qué es esto?

-Una sorpresa para Cameron- Dijo Lily mientras dejaba sus cosas sobre la cama.

Tome la bolsa y saque una tela negra, lo extendí y vi que era una playera bastante escotada color negro que se ataba por la nuca y dejaba la espalda al descubierto.

-No gracias, tengo ropa- se la lance en la cara.

-No fue una sugerencia- se quitó la playera de la cara y la volvió a poner sobre la mesa.

-Es bastante escotada.

-Ay, por favor.- Dijo Hayley cruzándose de brazos fulminándome con la mirada.

-Nope.

-Está bien- Lily intervino antes de que pudiera decir otra cosa. –Pero eso no impedirá que tratemos de arrojarte a los brazos de Cameron.- Sacó una blusa de la bolsa que se encontraba en su cama y la extendió.

-Quizá podríamos persuadir a Cameron para que se te declare y hablarle de ti.

-Tal vez deberíamos contarle esa historia sobre el chocolate Lily, la amara.- Abrí los ojos y voltee a mirarlas, empezaron a reír. Un día había un importante partido, Rob, Hayley, Lily y yo fuimos a verlo, antes del medio tiempo decidí ir al baño, cuando me levanté y pasé frente a ellos empezaron a reírse, me había sentado en un chocolate y se había derretido en mi trasero. Tuve que correr a los dormitorios, cambiarme y ocultarme de la vergüenza que tenía.

-No lo harían.

-¿Quién nos lo va a impedir?- No quería retarlas, sabía perfectamente de lo que eran capaces y eso se encontraba en la lista.

-Dame eso- le arrebate la playera a Hayley y respire hondo. Soltaron unas risitas y chocaron las palmas en forma de victoria.

Tomamos nuestras toallas, las cosas para darnos una ducha y la ropa, aún faltaban tres horas para la fiesta. Recorrimos el pasillo hasta los vestidores, como era de tarde no había alguien, dejamos nuestras cosas en los casilleros y nos metimos cada quien en una regadera. Fui la segunda en salir, nos vestimos rápidamente y volvimos a la habitación. Un tocador con un espejo bastante amplio estaba en medio de mi cama y la litera, me sequé y planche mi cabello, coloqué un poco de mascara de pestañas y un labial mate color uva, no es por presumir, pero no me veía nada mal. Hayley y Lily aún no terminaban de arreglarse cuando Rob me llamó.

-¿Irás?

-Si

-¡Genial!, ¿ya te arreglaste?, recuerda que debes estar presentable para Cameron.

-¿Por qué tienen tanta obsesión con eso?

-Por qué ya necesitas un hombre.

-Te tengo a ti, bueno, tienes razón, no tengo.

-Ja Ja- rio con sarcasmo -sabes a lo que me refiero.

-No necesito nada de eso.

-Claro que...- se quedó mudo, revise mi teléfono, aún estaba la llamada.

-¿Rob?, ¿Estás ahí?

-¡Oh por dios!- me sobresalte al escuchar su grito -¡¿Te encuentras bien?!

-Sí, ¿por qué?, ¿qué sucede?

-¡Enciende el televisor!

Tomé el control remoto y prendí el televisor. En la pantalla aparecía el centro comercial y una foto de mi rostro en una esquina.

-No puede ser posible...


Paraíso en el InframundoWhere stories live. Discover now