Capítulo Cuatro

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Rob llego a mi habitación agitado. Las chicas se habían terminado de arreglar y estaban escogiendo sus zapatos.

-¿Estás bien?- Tomo mi cara con sus manos y me examinó.

-Tranquilízate- me solté y alejé un poco. –Estoy bien.

-Dios, casi me muero del susto, por cierto, te vez bien.

-Te lo dije- Gritó Hayley, entorné los ojos.

-Pero ¿qué pasó?- Nos sentamos en el sofá y le conté lo sucedido.

-Vaya- dijo Rob con asombro –Esto es perfecto.

-¡Rob!- gritó Lily – ¿tacones o botines?- señalo sus pies, llevaba uno de cada uno, había decidido por su nuevo outfit y dejarse el cabello suelto y ondulado.

-¿Por qué perfecto?

-Botines- Dijo Rob señalando el pie izquierdo de Lily y después se volvió a mí -Porque es tu héroe y tendrás que agradecerle.- Se rodeó con los brazos y empezó a hacer como si besara a alguien invisible. –Gracias Cameron- Comentó tratando de imitar mi voz.

- Estás loco- No pude evitar reír.

Subimos al convertible solo nosotras tres, Rob iría en su auto con su novia. El boliche no estaba tan lejos del centro comercial, quedaba frente a la playa. Dejamos el auto estacionado a una calle de ahí. Le pedí a Heyley que guardara mi billetera ya que era la única que llevaría bolso, el celular lo guarde en la bolsa de mi short.

Las luces de colores parpadeaban, los zapatos, bolos, pines y carriles se iluminaban con colores fluorescentes, al igual que la alfombra. La música tenía un volumen bastante alto, aunque era bastante buena. No tarde mucho en acostumbrar mi visión a la oscuridad, había muchas personas bailando, otras jugando al boliche y otras en la barra pidiendo bebidas; muchas de ellas las había visto en el campus, pero no las conocía. Mis amigas y yo nos adentramos un poco más, Lily encontró a unos chicos tumbados en un sofá, quienes van en su clase de literatura.

-Chicas, ellos son Michael, Kile y Peter- Los presentó señalando a cada uno. Platicamos un rato de nada en particular sentados en el sillón, aunque pude notar que Kile no dejaba de mirar a Lily maravillado.

Empecé a buscar a Cameron con la mirada intentando ser discreta, pero no lo logré.

-¿Buscas a alguien?- Me preguntó Peter, era un chico un poco alto con una complexión delgada y el rostro anguloso.

-No, solo quería ir por una bebida- dije tratando de ocultar mi torpe intento de búsqueda.

-Puedo acompañarte si gustas.

-Am... sí, claro.

Nos levantamos y caminamos hacia la barra, pero a la mitad del camino recordé que Hayley tenía mi billetera.

-Oh, espera un momento- grité un poco para que pudiera escucharme- olvidé algo, en un momento te alcanzo- el chico se mostró algo decepcionado pero accedió, se giró y siguió caminando. Cuando giré choqué con alguien que llevaba un par de botellas.

-oh, lo siento, yo...- alce la mirada y reconocí el rostro.

-Hola- Dijo Cameron sonriendo, sus blancos dientes brillaban bajo esas luces, en realidad tenía una sonrisa muy bonita.

-¡Cameron!- dije con sorpresa. –Lo siento, no mire por donde iba.

-No te preocupes, ¿Quieres uno?- Me tendió una de las botellas.

-No gracias, yo no...

-Es refresco- me interrumpió. Tomé una botella que aún estaba cerrada y vi la etiqueta para comprobar.

-Gracias.

-¿Te gustaría platicar un poco?- Señalo unas escaleras que estaban cerca del último carril. Asentí con la cabeza. Cameron se movía abriéndose paso entre la gente mientras yo lo seguía. Llegamos a las escaleras alfombradas y nos sentamos en el cuarto escalón, la música ahí no estaba tan alta, por lo cual podíamos hablar con normalidad. Extendió su mano pidiendo mi botella y con ayuda del anillo que tenía en el dedo medio abrió ambas.

-¿Cómo te encuentras?- Dijo mientras me entregaba de nuevo el refresco. Tenía un hilo de preocupación en la voz, sin embargo, no dejaba de ser firme, segura y clara.

-Bien, gracias a ti aún tengo el cuello pegado al cuerpo- Sonrió un poco antes de darle un trago a su soda.- No tuve tiempo de decírtelo anteriormente- Apreté un poco la botella con las manos, estaba nerviosa así que miré al frente para disimularlo- Salvaste mi vida, te lo agradezco.

-No podía quedarme de brazos cruzados mientras te hacían daño.

-Te lo pagaré algún día- Dije sin pensarlo bien porque, ¿Cómo pagarle el que me haya salvado la vida? –Si alguna vez te encuentras en la misma situación te ayudaré.- ¿Enserio estaba diciendo eso?, que respuesta tan estúpida.

Formo una perfecta y amplia sonrisa y se limitó a decir:

-Gracias por tus buenos deseos.

-No me refería... yo...- reí con nerviosismo- te lo pagaré de alguna forma- Bebí un poco de refresco.

-¿Qué te parece si salimos un día?- Abrí mis ojos y me contuve para evitar escupir la bebida.

-¿Cómo en una...

-Sí, una cita- Término mi oración. Tenía sus ojos plantados en mí, agradecí a la oscuridad por evitar que pudiera notar el color rojizo que se expandía por mis mejillas. Empezó a acercarse lentamente a mi rostro entrecerrando sus ojos y yo empecé a alejarme hasta chocar con la pared.

Me levanté rápidamente para quitarlo de encima.

-Sí claro, cuando quieras.- Regresó a su posición normal y evadimos la mirada. –Gracias por el refresco, debo volver con mis amigas.- Di media vuelta y empecé a caminar entre la gente sin mirar atrás.

Decidí que quería tomar un poco de aire antes de regresar con ellas, así que me dirigí a la salida de emergencia trasera y salí. La noche era fresca, la salida daba a una calle desierta, se podía escuchar el sonido de las olas desde ahí. Había un par de basureros pegados a la pared.

Me recargue en la pared, cerré los ojos un momento, respire profundamente y suspiré.

-¿Un mal día?- Abrí los ojos de inmediato y voltee a mirar a todos lados en busca de la fuente de aquella voz. Un chico alto con el cabello aplastado color negro me miraba fijamente del otro lado del bote de basura.

-Hola- El chico devolvió la mirada al muro y agitó una botella de aerosol.

-Hola- Contesté extrañada.

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⏰ Last updated: Apr 27, 2017 ⏰

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