Capítulo Dos

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La tienda de enfrente era de electrónicos y pensé en comprar unos cascos, los últimos terminaron en la lavadora, no pregunten cómo.

Justo en la puerta, antes de entrar a la tienda sonó la alarma de robo y dos hombres salieron corriendo, chocando conmigo y haciéndome caer.

-¡Alto ahí, no se muevan!- Un oficial de policía apuntó su arma a los sujetos.

Uno de los ladrones me tomó rápidamente rodeándome el cuello y acercando una navaja por debajo de mi mandíbula - ¡Baje el arma!- El frío de la navaja me petrifico. Todo el mundo empezó a correr alterada hacia la salida del centro comercial, mientras otros tres policías llegaban a toda prisa y apuntaban a los dos sujetos. -¡Ah dicho que las bajen!- Gritó el segundo hombre con la pistola entre sus manos señalando a los policías.

Con la navaja pegada a mi garganta me puse rígida, un solo movimiento y me rebanaría el cuello, mis manos estaban sudorosas, apreté mis puños hasta marcar mis uñas en mis palmas mientras alzaba mi cuello intentando alejarlo del frío metal. No tenía miedo, estaba molesta, solo podía pensar: ¿Por qué a mí?, de tanta gente que hay en mundo, ¿Por qué tuve que acercarme a ésta maldita tienda?. Por un momento el pánico se apoderó de mí

Mi labio empezó a temblar, lo mordí y cerré los ojos tratando de contenerme, eso no podía estar pasándome, al abrir mis ojos estaría en mi cama o en algún otro lado, no ahí, pero todo estaba igual.

De repente, el sujeto que me sostenía se desvaneció y cayó al piso atontado, la oportunidad de huir estaba clara, me lance al piso del lado contrario al segundo tipo, alejándome rápidamente y recargándome en la pared de la tienda con las rodillas en mi pecho. Cuando levanté la vista los policías estaban esposando a ambos ladrones mientras ellos maldecían y batallaban.

-Meg, ¿te encuentras bien?- Cameron se acercó y agacho a mi lado poniendo su mano en mi hombro haciendo que me sobresaltara. Un par de ojos azules con toques de verde se cruzaron con los míos, debo admitir que son bastante atractivos.

-¿Cameron? ¿tú...?¿qué rayos.?- ¿de dónde había salido él?

-Tranquila, todo está bien ahora, estás a salvo- Su rostro reflejaba alivio, y preocupación al tiempo que se apartaba para dar paso a los paramédicos.

La ira desapareció cuando me estaban examinando en una ambulancia fuera de la plaza, no había sufrido ningún daño... físico no, psicológico tal vez.

-Bueno, parece que todo está bien por aquí- me comunicó una paramédico mientras guardaba sus cosas en el maletín.-Me imagino que debe ser terrible estar en esa posición-

-Irritante.- Soltó una risita.

-Creo que debes darle las gracias a ese chico- hizo un gesto con la cabeza señalando a Cameron que estaba hablando con un oficial.

-¿Por qué a él?

-¿No lo viste?- me quede muda y confusa, ¿De qué me perdí? -Él golpeó a los ladrones por la espalda, se encontraba dentro de la tienda y no lo vieron venir por detrás- me levante y baje de la ambulancia.

-Supongo que es mi héroe.

-Eso creo. Es todo, puedes irte.

-Gracias.

Me aleje de la ambulancia, para buscar a Cameron y agradecerle, pero ya no estaba, solo había una multitud y reporteros al rededor.

-¡Meg!- Gritaron Hayley y Lily-¿Estás bien?, casi morimos del susto- Me abrazaron fuerte.

-¿Pero qué sucedió? te dejamos treinta segundos y terminaste en brazos de un demente- me regañó Lily con las manos en la cintura.

-Quería entrar a la tienda cuando se tropezaron conmigo, llegó la policía y me usaron de rehén- Hayley tomó mi mano y la apretó con fuerza.

-Lo bueno es que tú estás bien, un poco más pálida que de costumbre, pero ya se te pasará- No pude evitar soltar una risita.

Un reportero llegó corriendo hasta mí con su camarógrafo pisándole los talones.

-Señorita, ¿cómo se sintió en ese trágico momento?-

-¿Es en serio?- gruñó Lily haciendo una mueca de disgusto al reportero -La tomaron de rehén, ¡¿cómo crees que se sentirá?!-

-¡Basta! Suficientes preguntas- Grito Hayley arrastrándonos -Vayámonos antes de que lleguen los demás reporteros-

-Demasiado tarde- Dijo Lily apuntando a los reporteros que se apresuraban hacia nosotras.

-¡Corran!- Chille. Salimos corriendo a toda prisa y reímos hasta llegar a donde aparcamos el convertible rojo, subimos y salimos del estacionamiento.

-Supongo que no iremos al boliche después de ésto-

-¿Por qué no?- voltearon a verme sorprendidas -Vamos, no es para tanto-

-¡Casi mueres!

-Pero no lo hice- me fulminaron con la mirada -Estoy bien, hace mucho que no salimos, merecemos algo de diversión-

-De acuerdo, tú lo has dicho.

-Qué difícil fue convencerte.

-Calla. Cambiando de tema, no queremos hacerte recordar esos trágicos momentos, pero ¿Cómo te soltaron?-

-Creí que ya estarían enteradas.

-Lo siento, con tanta gente y por supuesto, nuestra alta preocupación por ti, no nos enteramos de lo que sucedió al final-

-Alguien los golpeó por detrás- No pensaba decir que Cameron estaba ahí, casi muero hoy y si se enteran, entraré a la boca del lobo.

-¿En verdad?

-Sí.

-¿Pero cómo?

-Estábamos enfrente de la entrada de la tienda y al parecer él se encontraba dentro.

-Que valiente, espero que le hayas agradecido a tu salvador.

-No, se fue antes de poder darle las gracias.

-Un héroe misterioso, me gusta.- Hayley se giró para mirarme.-¿Lo viste?, ¿cómo era?-

-La verdad no, me enteré por la paramédico.

-Mientes, debió ser imposible no verlo, dinos- Lily me fulmino con la mirada por el espejo retrovisor.

-No, ¡Quiero vivir!.

-Vamos no puede ser tan malo.

-Si me siguen insistiendo gritaré.

-¡Dinos!

-¡Me secuestran! ¡Auxilio!- Agité los brazos y grité lo más fuerte que pude al auto que pasaba.

-¡Meg! detente o nos detendrá la policía como la ves pasada- pude tener algo de culpa por eso, pero ¿cómo iba a saber yo que había una patrulla detrás de nosotras?.

-De acuerdo, pero tienen que jurar que no reaccionaran neuróticamente.

-Escúpelo.

-Cameron me salvó- Apreté mis ojos y tapé mis oídos para no escucharlas gritar.

-¿¡Qué!?- Lily frenó bruscamente y el convertible se derrapó chirriando las llantas y haciéndome chocar con él asiento de enfrente.

El auto trasero nos esquivó e hizo tocar su bocina al tiempo que gritaba un insulto.

-¿¡Estás loca!?, dije que quería vivir.

-Lily quítate del volante, yo conduzco- Dijo Hayley molesta.

-Ya, lo siento, pero quiero los detalles- Lily puso en marcha de nuevo el carro.

-No los diré hasta estar de regreso en el campus o nos matarás.

Paraíso en el InframundoWhere stories live. Discover now