1. Sin dueño

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(Como siempre pido prestados
las personificaciones
de los lindos , sexys hermosos personajes
de Nakamura para escribir
una historia propia)

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Se levantaba de la cama, por el molesto brillo del sol colándose por las ventanas y el suave canto de las aves cuando llegaba un nuevo día sus cabellos castaños caían en frente sus ojos y las puntas le hacían cosquillas en los hombros, estos eran más largos que los corrió con el dorso de su mano para apartarlas de su vista, sentía su propia desnudez cuando las sabanas resbalaron de sus hombros hasta la mitad de su espalda.

Topándose con un brazo rodeando su cintura, sus ojos de color esmeralda parpadeaban suavemente intentado ver con más claridad a su compañero en la cama y sonriendo al ver lo despeinado que estaba este debajo de las sabanas.

- Es hora de despertar - le pidió picando con gentileza su mejilla.

- Buen día, Misaki - le respondió una voz ronca atrayendo su cuerpo - Duerme un poco más - le abrazo hundiéndolo a la cama junto a él.

- Tienes que trabajar hoy - le hablo jugando con su rostro, dibujando garabatos invisibles por sus pómulos – El señor Fuyuhiko se enojara conmigo sí se entera que estás flojeando aquí conmigo -

- Lo sé y no me importa, quiero estar contigo - hablo bostezando.

- Yo también, pero quiero que trabajes si no acabaremos en la calle pidiendo limosnas-

- Si te tengo a mi lado, eso no me importaría - hablaba con pereza.

- Tonto - hablo tomando su rostro haciendo que este abriera sus ojos - Muéstrame hasta donde puedes escalar y pruébame que eres el mejor - hablo tan seriamente que el silencio entre ellos se hizo un pacto.

- Ok, pero dame 3 minutas más - con sus brazos cerros la pequeña distancia entre sus cuerpos, donde ambos rieron antes sus pequeñas actividades casi infantiles.

Poco después el castaño se apartó de aquellos brazos y se sentó al borde de la cama buscando sus ropas que estaban regadas en el suelo, aunque nadie era exactamente ordenado a la hora del sexo, opto primero por la ropa interior y salió al balcón aspirando el aire, estaba algo extrañado mirando hacia el gran patio, aun no podía acostumbrar a lo amplio que llegaba ser la casa Usami, que simplemente camino desnudo hasta el baño y por el eco se escuchó la ducha siendo utilizada por él castaño, se revisó en el espejo las marcas en su cuello, pecho y vientre quizá tendría más en la espalda pero no podía verlas, por la flojera no se había llevado ropa de cambio.

Con solo una bata camino hasta el comedor se acercó a su pareja sentándose en su regazo para compartir un beso y después sentarse en el asiento continuo a este, bajo la atenta mirada de la cabeza de los Usami quien se sentía molesto por esa clase de modales cuando apenas comenzarían a desayunar.

- Misaki cuantas veces te he di... -

- No se atreva a molestar a Misaki, por favor - le hablo tan serio como siempre, abrazando al castaño por los hombros en un acto de posesion.

- ¡Tsk! - no quiso discutir y prosiguió con su desayuno - Espero que por el día de hoy te que quedes en tu habitación -

- Si usted lo dice, pero si quiere puedo recibir a sus invitados - hablo mientras acercaba un pan tostado a su boca, hoy tocaba algo americano como desayuno.

- No te molestes, tenemos personal que se hará cargo, tu solo no salgas -

- Lo comprendo - una sonrisa se formó en sus labios de manera juguetona - Aun así, creo que sería algo descortés de mi parte no recibirlos si hoy voy a quedarme aquí -

La Per*a de MisakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora