12. Pequeña ...

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(Como siempre pido prestados las personificaciones

de los lindos, sexys hermosos personajes

de Nakamura para escribir una historia propia)

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[Kamijou...]

Sabía muy bien que estaba dejando atrás un tesoro

A un hombre que no tiene comparación

A alguien que invadió mi espacio personal y también me entrego su amor por completo

Sé que fui un idiota... y no merezco su perdón

>>- Hiroki, no sé qué hacer... -<< su voz estaba algo quebrada a pesar de que sonara serio algo malo pasaba para que se oyera así.

- Primero cálmate y dime ¿En serio dejaras al pobre chico? -

>>- Te necesito... -<< me quedé mudo en ese momento no fui capaz de responder e incluso me costó mucho soltar el teléfono.

- Hiro-san ¿Paso algo? - a mis espaldas sentí su calor envolviéndome en un abrazo ¿Cuándo entro a mi estudio? ¿Acaso ha escuchado mi conversación? - Te ves algo pálido - su gentil mano acariciando mi mejilla Izquierda.

Debería decirle dicho en ese momento que Akihiko me había llamado, pero... - No... - no pude decirle.

- ¿Enserio? Te noto como si estuvieras incomodo ¿Quién llamo? -

¿No lo sabe?

Me daba una oportunidad para confesar ese sentimiento de culpa que empezaba a invadirme pero... - Fue de parto del banco diciendo que... - me estaba inventado escusas ¿Por qué?

- Pensé que las notificaciones del banco eran antes de las 4 de la tarde y ya es muy tarde para eso, Hiro ¿Me intentas mentir? - giré de golpe alejándose de él, temía demasiado...

Como si yo fuera un criminal atrapado en pleno acto delictivo - Nowaki ¿Me acusas de mentiroso? - le rete al tratar de huir de mi cobardía.

¿Qué clase de hombre soy?

- ¡NO! Solo que... - sentí su arrepentimiento causándome una punzada en el pecho - Te note en duda - me abrazo con la usual fuerza que utiliza cuando no quiere dejarme ir - Lamento hacerte ese tipo de preguntas, no quise ofenderte -

Sentí la culpa golpeándome el corazón y la cabeza - Olvídalo no es nada importante -

- Me alegro ya tengo listo la cena -

- Adelántate hare una llamada e iré contigo - pedí viendo con recelo aquel teléfono fijo de color negro.

- ¡Bien! - me grito feliz dándome un suave beso para dejarme solo nuevamente en aquella habitación. No dude en pasar mis dedos por mis labios justamente donde Nowaki me había besado.

Fue una decisión difícil, sé que la culpa me perseguiría junto a la tristeza al dejar a este hombre, como si un demonio cruel se hubiera apoderado de mi para jugar con nuestro destino mi cuerpo tomo la bocina del teléfono y lo llame...

La Per*a de MisakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora