¿Qué pasó con Joe?

Una habitación desordenada con papeles rotos por todos lados, pedazos de un espejo que yacía en el suelo con gotas de color carmesí; olía a tabaco y gardenia, lo único que se escuchaba era la interferencia del televisor y una videocasetera VHS que acababa de expulsar un cassette además de la fuerte respiración que acompañaba unas cuantas lágrimas combinadas con gotas de sudor que escurrían por mis mejillas bajando por mi barbilla hasta llegar a mi cuello y pecho, haciendo que me viera como esos mecánicos que ponen en la TV. Respiré hondo hasta que mi respiración se normalizara, me levanté del suelo sacudiéndome todos los fragmentos del espejo y me dirigí al baño.

No me veía para nada bien, tenía fragmentos de espejo incrustados en la carne, mi cabello había terminado hecho un desastre, sólo se observaba una mata color negro. Opté por ir a la sala, tomar el teléfono y llamar a mi hermana; coloqué con cigarro entre mis labios y lo encendí llenando el ambiente de humo. Un tono, dos tonos, hasta que contestó, pude escuchar su respiración del otro lado.

-...¿Hola?- su voz era ronca, y fue cuando me di cuenta de que eran las cuatro y media de la mañana, buena hora para llamarla. Solté un resoplido profundo y hablé.

-Quiero ir a casa...

-¿Qué ha pasado, Zoe? Nos tenías preocupados, todos te estuvimos buscando...- La interrumpí sabiendo que me haría un sermón, pues después de todo me había desaparecido por meses y quizás me lo merecía.

-Sé lo que le pasó...

-¿Qué? ¿De qué demonios hablas? Ya habíamos hablado de eso, dijiste que dejarías las cosas en paz.

-Ya sé, pero no pude más, fue bastante tiempo... y bueno, ahora estoy un poco más tranquila, aún tengo preguntas, pero dejaré las cosas tranquilas, todo esto ha estado muy intenso...

-Entonces... ¿qué pasó con Joe?