Por Una Vez En La Vida

Nueve (continuación)

31 de Mayo del 2014

《Negro》

- Des -suspiré- no iré al cumpleaños de Sam, lo lamento -Aparque el auto y observé como una lágrima recorría su mejilla.

- Harry, se que Sam puede ser duro a veces, pero te ha invitado a su cumpleaños -hizo una pausa y tomó aire- Ademas, con los problemas que hay entre nosotros si tu estas conmigo se que seré fuerte, ambos somos fuertes juntos -En sus ojos había esperanza.

- Sabes que te quiero mucho Des, pero Sam es el hermano de Gina, es quien me culpa de su muerte, se que allí estarán sus padres también -tomé sus manos- Estará todo bien.

- No quiero ir si no vas tu -Apretó mi mano con fuerza.

Apoyo su cabeza en mi pecho y se largó a llorar, acaricie su cabeza suavemente. Se que es difícil que lidiar con Sam, el es el hermano de Gina, esto complica las cosas siendo Destiny mejor amiga de su hermana fallecida y mejor amiga del ex novio de esta, así como también se que muchas veces sus peleas han culminado en golpes que Destiny no merece.

- Iré -Dije en un suspiro.

- ¿De verdad? -sus ojos brillaban, de alegria y lagrimas- ¡Eres el mejor! -Besó mi mejilla.

-Se que si -Acaricié su mejilla, limpiando rastros de lagrima y maquillaje corrido.

Una vez que nos dignamos a entrar a su casa, las miradas se dirigieron a mi. Caroline y Steven Miller miraron de arriba a abajo mi silueta y siguieron hablando con familiares allí presentes.

-Ven -Destiny me llamó- coloca tu abrigo en mi cama, mientras te sirvo algo para beber.

Asentí y me dirigí hacia su habitación, para mi sorpresa la decoración de aquella habitación no era la habitual, habían cambiado los antiguos edredones por unos negros, al igual que las sábanas, las paredes eran grises con líneas en distintos tonos del mismo color, me sentí sofocado y malhumorado. Cuando Destiny me tendió mi bebida me dispuse a salir de la casa, necesitaba aire por lo tanto el patio trasero era mi mejor opción.
La casa de Sam era la antigua casa de la familia Miller, Caroline y Steven se mudaron a una mas pequeña cuando sus hijos crecieron, Sam se quedó con la casa y Gina vivía conmigo. Sam aún conserva el columpio de Gina, es una vieja tabla de madera con cuerdas rosas desgastadas, se la habia regalado su padre para su décimo cumpleaños, pero aun con 26 años Gina se columpiaba y reía como si tuviera 10 años otra vez.

Recuerdo un día de otoño, el sol relucía mientras caían hojas de color naranja, amarillo y marron de aquel enorme árbol en este jardín, tenías puesto un vestido negro con encaje en las mangas, zapatos de charol rojos y tu cabello suelto, jugando con el viento, te sentaste en el columpio y me pediste que te empuje, mientras tanto cantabas con tu melodiosa voz una dulce canción que en este momento no recuerdo. Cada tanto te hacía cosquillas, y tu risa retumbaba en cada rincón del verde jardín. Gritaste que me amabas, saltaste del columpio y corriste hacia mi, caí de espaldas al piso contigo sobre mi pecho, reímos a carcajadas y nos pasamos la tarde mirando las nubes.

- Yo también la extraño -Caroline me despertó de mi sueño- extraño a mi ángel.

-Yo al amor de mi vida -Giré y la mire.

Llevaba puesto el vestido de Gina, aquel del recuerdo, me dio rabia verla así vestida, si bien Caroline matenia su figura, ese vestido era de su hija, de su hija muerta.

- ¿Que miras tanto? -Sonrió.

- Nada, ya me voy -Me levanté del columpio.

- Harry -tomó mi mano- estas guapo, ¿Lo sabias?

- Me repugnas, ¿Lo sabias? -Me solté.

- Mataste a mi hija y me tratas de esa manera, ¿Qué clase de persona eres?, ¿Acaso me matarás a mi ahora?, seré la próxima víctima de Harry Parks -Se rió a carcajadas y bebió un largo trago de su bebida color rosa.

- Yo no la mate Caroline, tu sabes que no la mate -Apreté mis puños.

- La mataste tú, dices eso para calmar tu conciencia, cerdo asqueroso.

Mis lagrimas no tardaron en salir. Me fui de aquella casa para adentrarme en mi auto y llorar en silencio.